Una
de las mejores leyendas es la del renegado. Cuentan que un obrero del
monasterio, creyendo en los rumores de que el rey no podría sufragar los gastos
de tan magna obra, se hizo con una bolsa llena de monedas y huyó al monte con
tan mala suerte que cayó en una ciénaga y se hundió allí con todo el dinero que
había robado, de ahí que se diga que en el pecado llevó la penitencia.
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