En
la mañana de San Juan, fue una mujer a por agua, y cuando metió su cántaro en
el pozo, cuando lo sacó vio que en el asa del cubo había un fino hilo dorado.
Cuando fue a tirar del hilo, rápidamente empezó a hacer el ovillo con ese hilo,
pero al ver que tenía un ovillo tan grande entonces lo corto. Rápidamente se
rompió el encanto y del agua emergió un duende lanzando gritos y maldiciones.
La
mujer salió corriendo despavorida, y al llegar hasta un punto se salvó y desde
entonces las mujeres no se atreven a venir la mañana de San Juan a buscar agua
al pozo.
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