Cuenta
la tradición oral que fue en la festividad de Santa Marina, 17 de junio, cuando
un grupo de bejaranos cristianos cubrieron sus ropas con musgo y ramas para
deslizarse entre la maleza y sorprender a los musulmanes. Llamaron a una de las
puertas de la muralla y al verlos, los guardianes huyeron. Entonces, los
cristianos aprovecharon para acceder al interior de la ciudad para liberarla
del dominio musulmán.
Al
anochecer, escondidos detrás de la muralla, los hombres de musgo aguardaron su
turno para atemorizar a los musulmanes y recuperar la tradición cristiana para
Béjar, que vive este domingo una de sus fiestas más arraigadas con muy buenas
perspectivas para el turismo.
Además,
como novedad, los figurantes serán 'refrigerados' para paliar en lo posible el
intenso calor que reina en la ciudad y en toda la sierra durante los últimos
días. Así, este domingo, antes de comenzar la procesión, han sido 'rociados'
con agua para refrescarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario