Dice
la leyenda que un día se escapó un toro bravo por la ciudad de Salamanca,
todo el mundo fue contagiándose por el pánico que creaba el animal. El
Santo Juan de Sahagun,
patrón de Salamanca, al encontrárselo de frente le dijo “Tente, necio”. El
animal se quedó hipnotizado y volvió manso, volviendo los transeúnte a la
tranquilidad y apacibilidad de Salamanca.
Otra
calle relacionada con el santo es la de Pozo Amarillo, donde en el año 1475 rescató a un niño que había
caído a dicho pozo. Al no llegar a alcanzarlo San Juan hizo subir el
nivel de agua hasta que el crío, llorando logró llegar a la boca del pozo y
salir mojado y asustado. Hoy San Juan de Sahagún es el patrón de la
ciudad.
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