Se
relatan las leyendas que cuando los ejércitos enemigos veían sus altísimos
muros continuaban camino sin pensarse dos veces si asaltarlo o no, pues lo
descartaban por imposible: primero, subir la ladera hasta los pies del
castillo… luego ver por donde penetrar en semejante fortaleza carente de
todo hueco vulnerable… la artillería tendría que verselas con paredes de 4
metros de espesor… y, desde luego, nada de pensar en escalas capaces de salvar
los 20 metros de altura de sus muros.
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