Cuenta la leyenda popular
que circula por Zarzuela del Monte que un cierto día un mendigo se acercó a un
pastor que estaba en la sierra con el ganado y que se disponía a tomar la
merienda que consistía en cuatro pequeños torreznos.
El mendigo hambriento le rogó que los compartiera con el, petición que al pastor no le hizo ninguna gracia y declinó pues después de estar todo el día bregando por el monte con el ganado también tenía bastante gazuza.
El pobre mendigo maldijo al pastor y los cuatro torreznos se convirtieron en piedra.
El mendigo hambriento le rogó que los compartiera con el, petición que al pastor no le hizo ninguna gracia y declinó pues después de estar todo el día bregando por el monte con el ganado también tenía bastante gazuza.
El pobre mendigo maldijo al pastor y los cuatro torreznos se convirtieron en piedra.
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