La
leyenda atribuye la construcción de este templo a los Jesuitas, que
buscaban un último refugio en Castaño del Robledo antes de que
los expulsaran.
Sin
embargo, la historia real y documentada es que, ante el crecimiento de
población que experimentaba el pueblo, se decidió hacer un templo mayor y más
suntuoso que la Iglesia de Santiago El Mayor, otra joyita con más
de 400 años de historia. Sin embargo, la construcción sólo duró 6 años y sólo
queda lo que se llegó a levantar y los trazos del arquitecto de lo que pudo
haber sido y nunca fue.
Desde
entonces, y hablamos de finales del siglo XVIII, la iglesia sólo ha tenido un
uso, y es que fue durante algunos años el cementerio de la localidad. Por eso,
también se la conoce como la Iglesia del Cementerio, hasta que a
mediados del siglo XX se construyó el nuevo y las capillas y nichos que había
dentro de la iglesia se trasladaron al nuevo camposanto.
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