Cuenta la leyenda que el Cristo procesionaba en otra población, pero que al pasar por la villa de Arahal la carreta que lo transportaba quedó inmovilizada, lo que hizo creer a los lugareños que esta imagen quería quedarse allí, estableciéndose por tanto en esta localidad desde entonces, recibiendo gran veneración y culto. La bajada por la calle Juan Leonardo es uno de los lugares más interesantes para ver a esta hermandad.
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