Cuenta
la creencia popular que la imagen fue
ocultada para salvaguardarla de los árabes cuando se produjo la
conquista de la ciudad. En ese lugar permanecería durante 500 años hasta que
con la llegada de los cristianos fue descubierta. Lo hizo un pastor, que tras
realizar el hallazgo fue al pueblo a dar aviso. La gente acudió en masa a verla
y la llevó al pueblo.
Sin
embargo, a la mañana siguiente la Virgen
de Gracia había regresado milagrosamente al lugar en el que fue encontrada. Como
en otras leyendas similares, esto se interpretó como que la Virgen quería
quedarse para siempre en este lugar y aquí se le construyó su ermita. Hasta
este lugar se realiza una peregrinación cada mes de septiembre, con el
Simpecado. En Carmona se cita de forma expresa incluso el año en el que se
produjo el hallazgo: 1290. La imagen residió en el lugar de su aparición hasta
la Desamortización, cuando se trasladó a la iglesia mayor de la ciudad, Santa
María.
En
cualquier caso, la Virgen de Gracia es una talla gótica, muy interesante artísticamente. Si bien ha
sufrido diversas transformaciones respecto a la obra original. La imagen
inicial era sedente, según era habitual en la época de su hechura, pero en el
siglo XVI, llegó la moda de vestir
a las imágenes y la talla se adaptó para ello. Se le dio más altura para
que pareciera estar de pie, se le cortaron los brazos, se le hicieron nuevas
manos y se le añadió el Niño que lleva en sus brazos y que está fechado en el
siglo XV. Esta transformación dio origen a que la Virgen acumulara con los años
y el crecimiento de su devoción un extraordinario patrimonio en forma de
vestidos, joyas y ajuar que configuran un auténtico tesoro.
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