Según la leyenda, hace muchos años existió en Lebrija una monja llamada Teresa de Rivero que vivía en el convento con las demás. Se dice que esta monja murió al pasar por la llamada calle de las monjas y caerle encima unos pinchos provenientes de una ventana situada en lo más alto de aquella calle.
Hoy en día en aquella calle existe un pequeño azulejo de piedra en el suelo donde aparece dicha calle grabada, pues bien, la leyenda cuenta que si ese azulejo es pisado en cualquier momento, ese mismo día si se vuelve al mismo lugar a medianoche, aparecerá la monja Teresa llorando al lado de la ventana dónde murió a la vez que los pinchos de dicha ventana caerán al suelo.
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