La leyenda cuenta que en esta cueva habitaba un centauro, monstruo de la mitología griega que era mitad hombre y mitad caballo.
Como su parte inferior era animal, quedaban pocas posibilidades para sus tendencias humanas. De ahí, su afán por devorar carne cruda, su desmedida afición al vino, las pasiones sexuales y el placer en atemorizar a los humanos a los que le lanzaba grandes piedras. Su sola presencia bastaba para poner en fuga a cualquiera.
La leyenda de esta cueva se originó por la preocupación de los mayores y como medida para que los niños no frecuentaran este lugar peligroso; convirtiéndose en Gerena en una tradición oral que se transmitió de padres a hijos.
Hubiese tomado varias fotografías si no fuese porque se me olvidó la cámara (mea culpa) aunque la hora en la que descubrimos ese pequeño hito ya arruinaba cualquier posibilidad de sacar una buena toma.
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