Un milagro en forma de leyenda cuentan los mayores. Se dice que posiblemente a fines del siglo XVIII o comienzo del XIX, se declaró una epidemia de cólera en la región y al poco la enfermedad entró en el pueblo extendiéndose entre sus vecinos. Los esfuerzos humanos no eran suficientes para frenar la terrible epidemia y se determinó ir a Torre del Mar para traer la imagen de un Cristo que tenía fama de milagroso. Así se hizo y una vez trasladado el Cristo al pueblo, lo llevaron por sus calles en procesión, mientras que a su paso se abrían ventanas y puertas para purificar las casas.
Al día siguiente, sacaron la imagen del templo y comenzaron su viaje de vuelta, pero al pasar los límites del pueblo, la imagen se hizo tan pesada que era imposible avanzar. Aquello se interpretó como un milagro y designio divino, pues la imagen se hacía liviana si se retrocedía hacia el pueblo.
La epidemia remitió repentinamente y el Cristo que había manifestado su deseo de quedarse en
Benamocarra recibió el sobrenombre de la Salud, siendo unánimemente aclamado como patrono, y para que su milagro permaneciera en la memoria, se levantó en el lugar donde fue imposible seguir portando al Cristo una pequeña capilla que hoy se conoce como El Santo Chiquito.
Benamocarra recibió el sobrenombre de la Salud, siendo unánimemente aclamado como patrono, y para que su milagro permaneciera en la memoria, se levantó en el lugar donde fue imposible seguir portando al Cristo una pequeña capilla que hoy se conoce como El Santo Chiquito.
Es conocida en la localidad la leyenda del tesoro que los moros enterraron en la alquería de Luchena, cuyos escasos restos se encuentran casi a la entrada de la villa, aunque en el término de Vélez-Málaga. Se cree que fue en el momento de la huida al rendirse la ciudad y los pueblos cercanos cuando los musulmanes decidieron esconder los tesoros, que por supuesto siguen ocultos.
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