La leyenda del tesoro de los molinos de harina se sitúa en el trazado que el río Turvilla hace por Árchez, donde se encuentran escalonados los restos de tres antiguos molinos de harina, prácticamente derruidos; pues bien, al poco tiempo de ser abandonado el último de ellos a comienzo del siglo pasado, lo compró un vecino y al levantar un canto rodado de grandes proporciones que estaba en la pared se topó con una pequeña orza llena de monedas de oro y plata. Este hallazgo animó a algunos de los vecinos en momentos de carestía a bajar al río y, en torno a los derruidos molinos, dedicarse a levantar y mover las piedras de gran tamaño que pudieran haber formado parte de la estructura de los antiguos molinos, con el afán de encontrarse con nuevos tesoros.
En las cercanías de un barranco próximo al Arroyo Luis, hay un pozo junto a su cauce, casi oculto entrelas peñas, al que se le atribuye la siguiente leyenda: Cuando en Árchez se procedió a la expulsión de los moriscos, una mora, burlando todos los controles,logró escaparse y esconderse en las profundidades de un pozo, por lo que se le dio por desaparecida. Varios años vivió la desdichada mora dentro del pozo en unasdurísimas condiciones, llegando a sumergirse, para no ser descubierta, en las aguas oscuras de tan angosto espacio cada vez que presentía la cercanía de alguienen su brocal.
Pero una noche, en el momento que la desventurada muchacha aprovechaba para buscar alimentos con los que mantenerse, entre los que recurría a hierbas,frutas e incluso raíces, fue descubierta y llevada a la plaza del pueblo donde delante de la iglesia y del cura,entre llantos y lamentos, la desdichada mujer suplicó clemencia y piedad jurando fidelidad a la fe cristiana.La mujer, debilitada y maltrecha debido a su larga reclusión en un lugar tan inhóspito, sentía acercarse el final de su vida y pedía que le dejaran acabar sus días en el lugar donde había nacido para poder seren terrada junto a sus antepasados. El pueblo entero,compadecido por la terrible historia, pidió el perdón para la desdichada y los vecinos se ofrecieron acuidarla hasta cumplir su último deseo.
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