Cuenta la Leyenda que... Pocos conocían Cueva Fresca. Nadie en su sano juicio se aventuraba a entrar en las entrañas de aquella gruta. Decían los más viejos del lugar que allí moraban treinta y siete almas de moriscos quemados a manos de las tropas del Comendador de Castilla durante la rebelión de las Alpujarras. Pero empecemos por el principio... Habían pasado casi cuatro anos desde que acabo la contienda y, tras ella, la expulsión de los moriscos, dejando pueblos abandonados y cultivos desatendidos. Fue el rey Felipe II el que decidió repoblarlos con familias de Castilla, Galicia, Jaén o, en el casa que nos ocupa, con un italiano, Ángelo Napolitano, como se le conocía en el pueblo. Veterano soldado de los viejos tercios, se alistó en el ejército de su majestad para buscar fortuna en esta contienda y, una vez concluida, se quedó por estas tierras solicitando casa y tierra de cultivo para comenzar una nueva vida, otorgándole una de las suertes que se sorteaban entre los repobladores.
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