Dicen que una mañana, cuando se levantó el cura en lugar de maitines tocó a rebato, porque asombrado observó, que en el altar mayor no estaba el Cristo. Pero he aquí que cuando abrió las puertas y entraron los lugareños alarmados, el Cristo estaba en su lugar, aunque tenía las faldas húmedas sobre el altar, y sobre éste había restos de arena.
Se celebraron misas y rogativas, pero nadie se explicaba lo sucedido. Nadie. Hasta que pasado un tiempo vinieron unos niveros a cumplir promesa. A falta de trabajo embarcaron como marineros en Motril , y cuando una tormenta daba por perdidas las esperanzas de salvación, invocaron al Cristo; los mares se calmaron y la nave, aunque maltrecha, pudo llegar a puerto.
Y comprobando fechas y momentos, pudo averiguarse que esto ocurría mientras el Cristo se ausentó de la parroquia.
Nívar es un pueblo situado al norte se la ciudad de Granada, entre la Vega y la montaña. Sus habitantes y los de los pueblos vecinos se han dedicado desde siempre al cultivo del olivar, de los cereales y de sus pequeñas huertas, donde siembran las hortalizas para el consumo propio.
He aquí que en el siglo XIX, hubo una plaga de langosta que afectó a la zona, sobre todo al municipio de Cogollos Vega, no siendo así en Nívar, que se vió libre de esta plaga. Los cogolleros (gentilicio de los habitantes de Cogollos Vega) atribuyeron el hecho a un milagro del Santo Cristo de la Salud.
Con el fin de alcanzar la protección del Santo Cristo, se trasladó a Nívar un grupo de personas, dispuestas a llevarse la imagen a su pueblo; y se presentaron en Nívar, tomando la imagen de la parroquia.
Este grupo de hombres fuertes y acostumbrados a las duras tareas agrícolas, con la imagen a hombros emprendieron camino de regreso a Cogollos , pero cual fue su sorpresa , cuando empezaron a comprobar que según la imagen se alejaba de Nívar, ésta pesaba cada vez más. De tal modo que al llegar al paraje denominado Cerro de Tío Frasco (aquí es donde el camino se desvía un poco y ya no se vislumbra Nívar) fue imposible continuar.
Tras un rato de discusiones y ante la imposibilidad de continuar hacia delante, decidieron dar media vuelta y devolver la imagen a su templo.
Pero como buenos vecinos se llegó a este acuerdo: de que siempre que la imagen del Santo Cristo procesione por las calles del pueblo, para así proteger y bendecir a sus habitantes con el don de su advocación (“de la Salud”) ésta sea puesta unos minutos mirando a Cogollos Vega para compartir y recibir la protección del Cristo de la Salud.
Esta tradición se ha mantenido desde entonces, y el segundo domingo del mes de septiembre, estos dos pueblos en señal de buena vecindad y más hermandad que el resto del año, comparten la protección y la bendición del Cristo de la Salud.
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