La Cueva del Ojo de la Bruja se encuentra a menos de un kilómetro de llegar al pueblo. Esta cueva da nombre al barranco adyacente. Estuvo habitada por familias pobres durante el siglo pasado. Es un lugar venerado y visitado tanto por los soportujanos como por los foráneos.
Según la tradición oral de Soportújar y la de las aldeas vecinas, trasmitida degeneración en generación, esta cueva asistió como testigo a supuestas prácticas de brujería por parte de los vecinos de la localidad. Existen muchas leyendas asociadas a las brujas, ánimas, duendes y sucesos ocurridos en ella. La más popular decía que la grieta del fondo de la cueva comunicaba con otros mundos. Se creía que por ella entraban y salían las ánimas, y era un pasadizo hacia el purgatorio para aquellas almas que todavía debían “pagar” su penitencia.
La consideración de esta cueva como lugar de rituales mágicos se debió posiblemente a la necesidad de asustar a los chiquillos del pueblo, para que no se alejasen. Por aquí pasa el Antiguo Camino Real de Pampaneira, lugar de paso de los caminantes que se adentraban en La Alpujarra. De este modo, atribuyendo a la cueva la existencia de brujas, los mayores lograban que sus hijos no se alejasen del pueblo.
En la Cueva del Ojo de la Bruja el visitante hace una petición a la hechicera, lanzando una moneda dentro de la cueva para pagar por sus favores. A la Bruja que preside la cueva no le falta detalle para poder crear sus hechizos. Cuenta con pociones, escobas, velas, libros de hechizos, fogones, huesos de animales, hasta un esqueleto de un pobre cautivo. Un jabalí, es lo más curioso que nos encontramos, representaría una de las formas que tenían las herejes de tener acceso carnal con el demonio, que se les aparecía en forma de cochino.
Si quieres pasar unos días llenos de magia y misterio, te aconsejamos visitar Soportújar durante la Feria del Embrujo, que se celebra en la segunda semana de agosto. Durante la Feria del Embrujo el pueblo, de apenas 300 habitantes, se vuelca en satisfacer a los más de 20.000 visitantes que llegan. Aparte de desfiles de brujas con sus escobas, durante la Feria, se evocan y recrean algunos de los rituales que supuestamente celebraban las brujas de la localidad. El día principal se realiza un aquelarre en la plaza del Ayuntamiento, que da paso a una queimada y la degustación de productos típicos alpujarreños.
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