La Cruz de la “Asomá”, ubicada a la salida de Baeza hacia el camino de Begíjar, se erguió en recuerdo a la legendaria “cruz milagrosa”.
Según la memoria popular, el asedio de Baeza produjo cortes en el abastecimiento de agua y breves ataques que se cobraban la vida de algunos y minaban el ánimo de los demás. Pocos eran ya los cristianos que resistían esperando una ayuda de Alfonso VII que no llegaba. Quedaron en la ciudad poco más de diez hombres y unas pocas mujeres, así que decidieron huir sigilosamente.
Pero para retrasar la caída de la ciudad pusieron las herraduras de sus caballos al revés, para que los moros pensaran que eran diez caballos los que entraban, no que salían. Así lo hicieron y los musulmanes cayeron en la trampa, ya que al imaginar que habían llegado refuerzos, no atacaron ese día.
Por su parte, los cristianos acamparon por la noche fuera de peligro. De repente el vigía dio la voz de alerta al ver la silueta de una cruz brillante. Todos la vieron y, creyendo que era una señal divina, volvieron a entrar en la ciudad.
Los moros pensaron de nuevo que recibían más refuerzos, y al ver que eran los cristianos, huyeron de Baeza. A partir de ese momento, la ciudad se declaró como cristiana. Además, se levantó la Cruz de la “Asomá”. Asimismo, dicha cruz milagrosa aparece en el escudo de Baeza.
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