Cuenta la leyenda que en el siglo XIV, el alcaide del castillo de Alcaudete, Fernando Alonso de Córdoba, tenía tres esclavas mulsumanas llamadas Maymona, Aixa y Zara. Era tal la hermosura y belleza de Aixa, que repetidamente Fernando Alonso requería sus amores sin ser estos correspondidos en ningún momento.
En el castillo existía un mulsumán alcaudetense llamado Zaide, que se enamoró de Aixa, escapándose ambos de Alcaudete el día de celebración del mercado de la villa. Zaide fue apresado y se le cortó la cabeza para exponerla en el lugar donde se encuentra la fuente, la cual pasó a llamarse Zaide.
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