De este lugar, situado a poco de salir de la ciudad jiennense de Arjona en dirección hacia Andújar, se contaban historias de brujas y hechicería. Arbustos que cambiaban su forma o tamaño, ojos invisibles que parecían observar al caminante, alaridos que helaban la sangre o susurros en lenguas ininteligibles, eran algunas de las cosas extraordinarias que según decían habían sucedido allí.
Primero el topónimo y, más tarde las leyendas alusivas al lugar me llamaron poderosamente la atención. Como todo “buscador” que se precie, soy de los que opinan que en cada leyenda existe, además de una parte condimentada por el folclore popular, un fragmento real (o histórico) que es el que le da el sentido al propio mito. Y evidentemente, “El Callejón de las Brujas” ubicado en Arjona, no podía ser menos…
Antes de conocer todos los pormenores sobre la leyenda y la historia acerca de este paraje, me dispuse a visitar el lugar. Lo recuerdo perfectamente. Como si fuese ayer. Tomé el camino que se bifurca a la izquierda, según sales de la ciudad de Arjona en dirección a Andújar. Al llegar al lugar, bajé del coche y caminé un buen trecho a lo largo del sendero. A medida que este comenzó a descender, empecé a tener una extraña sensación. La luz del sol se había vuelto plomiza, la vegetación se había tornado distinta a la existente medio centenar de metros más atrás. Y la impresión de “ser observado” se hizo presente por un momento, (no voy a negar que dirigí la vista a mí alrededor en varias ocasiones). A los márgenes del sendero unas paredes excavadas en la piedra a modo de pequeño desfiladero me hacía sentir “raro”. Saqué unas fotografías y tras mirar de nuevo a un lado u otro, me marché.
Quizá fuese predispuesto a causa del nombre que tenía el sitio. Pero el tiempo pareció no transcurrir en aquel lugar…
Quizá fuese predispuesto a causa del nombre que tenía el sitio. Pero el tiempo pareció no transcurrir en aquel lugar…
Mi interés se acrecentó aún más, tras mi visita al “Callejón”. Así que me puse manos a la obra, para tratar de llegar hasta el origen del asunto. Revisando la bibliografía y documentación histórica, no tardé en darme cuenta que Arjona estaba vinculada directamente con el Santo Oficio. En pleno corazón de la ciudad, existía una Casa de la Inquisición, situada en la calle “Cruz Verde” (que en la actualidad se corresponde con C/ Teniente Médico Jiménez Torres), lugar donde se formaba causa o se sentenciaba en algunos casos, a personas acusadas por hechicería. Además, Arjona había sido cuna de conocidos inquisidores, como por ejemplo D. Juan de Jabalera (Familiar del Santo Oficio a mediados del s. XVII) o su propio hijo D. Melchor de Jabalera de la Peñuela, entre otros.
En aquellos tiempos por esta región, las prácticas brujeriles se encontraban bastante extendidas. Y eran parajes como el mencionado “Callejón de las Brujas” en Arjona, y otros situados en términos como Andújar, La Higuera o Arjonilla, lugares en los que parece ser se reunían, brujas, hechiceras y curanderas, para celebrar sus aquelarres. Es por ello por lo que muy probablemente le venga el nombre a este lugar.
Y es precisamente hacia la Arjona de mitad del siglo XVII, donde nos traslada una curiosa historia sobre brujas e Inquisición. Revisando algunos expedientes, nos encontramos que hacia el mes de mayo de 1655, una mujer vecina de Arjona (aunque natural de la localidad cordobesa de Baena), llamada María Santiago Rabadán, fue acusada por práctica de brujería. Ante el acoso de los vecinos y autoridades del Santo Oficio que fueron en su busca, la “bruja” se cobijó en su casa. Y viendo que no iban a cesar los acosadores en su empeño trató de huir sin ser vista. Cuando pasado el tiempo, se dieron cuenta de que la mujer había escapado, formaron una partida para dar caza a la bruja. Probablemente valiéndose de las defensas y equipo que eran costumbre entre los “cazadores de brujas”; antorchas, agua bendita, crucifijos o sal.
Según cuentan, consiguieron dar con ella en las inmediaciones del sendero, hoy llamado “Callejón de las Brujas”. La leyenda dice que los arbustos cambiaban de forma y de tamaño como si quisieran ocultar a la “hechicera”, que fue finalmente atrapada entre maldiciones y palabras ininteligibles hacia sus captores.
María Santiago Rabadán de 34 años, fue juzgada en el año 1655 en un Auto de Fe, donde fue hallada culpable de hechicería. Siendo condenada a salir con insignias de tal y al destierro de las ciudades de Arjona y de Madrid, no pudiendo acercarse a menos de seis leguas de dichos lugares durante un periodo de cuatro años.
Una vez más la leyenda, la cultura popular y los hechos históricos, nos brindan la oportunidad de poder recomponer la historia de un “lugar mágico” como es “El Callejón de las Brujas” en Arjona, (Jaén), antaño frecuentado por curanderas, hechiceros y brujas. Algo que hace más fascinante la investigación de lo desconocido, mediante la que tratamos de desentrañar la parte real de cada leyenda. De cada enigma; de esa “historia ignorada” de la que casi nunca se habla.
Y en ello estamos…
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