El pueblo de Baeza, para conmemorar la victoria de los ejércitos de Julio César contra los pompeyanos al mando de Tito Labieno en la batalla de Munda (año 45 a.C.), construyeron unos toros de piedra que se colocaron en la jurisdicción de Baeza junto a las orillas del río Guadalimar. Éstos permanecieron en dicho lugar durante unos 1300 años, hasta que en la dominación árabe, el Emir Abén Jucef, al vencer a los cristianos en la batalla de Alarcos, dispuso el traslado de estas esculturas a el cerro de Guisando, en el término municipal de El Tiemblo, en la provincia de Ávila, de ahí el nombre de los toros.
Casualmente, en los últimos años ha aparecido un toro idéntico a los de Guisando en el yacimiento arqueológico Gil de Olid ubicado en la terraza de un meandro del río Guadalquivir, próximo al núcleo de Puente del Obispo, población cercana a Baeza.
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