Existen muchas leyendas sobre los castillos de Giribaile, pero aquí contaremos la más popular. La cuentan nuestros abuelos y sigue cautivando como la pastora al moro.
En términos de Vilches, entre los ríos Guadalén y Guadalimar, se ubica la meseta que conserva unas ruinas del Castillo de Giribaile. Éstas guardan historias y leyendas de gran belleza. El acceso a éstos castillos es por la carretera de Linares - Arquillos, después de la desviación de Guadalén.
Cuenta la leyenda que un poderoso rey moro tenía una gran pena que le abatía, su corazón era preso de una bella joven que vivía con sus padres y hermanos cuidando de su rebaño. Por ser de religión diferente no querían saber nada.
Paseaba con su caballo orgulloso, mientras entonaba un verso.
De río a río,
Todo es mío,
Y nunca moriré,
De hambre, de sed y de frío.
Pero el amor que sentía por aquella joven, el corazón le oprimía y, cautivo de sus sentimientos, abusó del poder que sus riquezas ofrecían.
Un día acechó a la pastora, que iba al río a lavar, la cogió y la llevó entre gritos y alaridos, y sin piedad ninguna, hasta su castillo.
El padre y el hermano de la muchacha, al enterarse, sólo vivían para acechar al rey moro, que seguía paseando por sus tierras confiado. Un buen día, al rey moro lo atraparon, encerrándolo en una piedra hueca de la que nunca saldría.
Allí murió el rey moro, por su orgullo castigado, de aquello que presumía de sus riscas asomado. Aún se oyen los ecos de los versos entonados:
De río a río,
todo es mío,
Y nunca moriré,
de sed y de hambre y de frío.
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