Cuenta la leyenda, que un mendigo que en realidad era un artista, talló la cadena de la capilla y tal fue la belleza de esta, que el Marqués de los Vélez al verla y cegado por el egoísmo y los celos de que otro pudiese tener una pieza tan bonita en su colección, decidió sacarle los ojos al mendigo y cortarle las manos. Por ello, cuenta la leyenda que aquel que toque la cadena con sus manos, verá como sus dedos caen de las manos como un fruto maduro al caer del árbol que lo sujeta.
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