La olla enterrada con monedas de oro que aparece en la película Sempre Xonxa de Chano Piñeiro tiene un referente mítico en la tradición oral de Forcarei. Los castros de Terra de Montes están envueltos en historias mágicas que el cineasta local versionó en su obra cinematográfica. La de la ninfa Loureiriña, recogida por el historiador y escritor forcaricense Francisco Rozados Rochi en su estudio global sobre la comarca de Terra de Montes, es una de ellas. La historia habla de una hermosa ninfa rubia que bajó del castro de Loureiro para ir a mirarse en las cristalinas aguas del Lérez a su paso por Ponte do crego. Hechizada por la belleza de la frondosa robleda, se quedó dormida en ella. De cuando en cuando se despertaba y se aparecía a los caminantes. Un día de San Juan, un mozo habló con Loureiriña y ella lo condujo hasta una cueva colmada de oro, que tenía la puerta a flor de agua. Allí había llaves, vasijas, cucharas y platos, todo de oro. Incluso una gallina que ponía huevos del preciado metal. No obstante, Loureiriña advirtió también al hombre de que en su dorado hogar tenía una puerta con una llave de brea que quemaría a quien se aproximase al tesoro sin permiso. La leyenda es similar a la de la olla de oro que Chano Piñeiro inmortaliza en su mítico filme, pero no es la única que han dado los montes de la zona. Otra muy sonada y que aún permanece en el acervo folclórico de la parroquia es la de la maldición de la sangre, que relata el establecimiento de las primeras poblaciones en Montes. Según cuenta, cuando los primeros pobladores de los castros, que se asentaron en las Rías Baixas, comenzaron a colonizar el interior, se originaron enfrentamientos entre los habitantes de los distintos castros, en los que se producían robos de ganado y raptos de mujeres. Se dio la circunstancia además de que determinadas mujeres, después de haber tenido un primer hijo sin trabas, presentaban anomalías en el segundo parto que provocaban la muerte del niño o su nacimiento con taras físicas. La superstición llevó a los pobladores a interpretar que las mujeres estaban hechizadas y, para evitar esta plaga, resolvieron enviarlas bien lejos junto con su prole y con algunos hombres conflictivos. El destino de los proscritos fue precisamente Terra de Montes, dónde se esperaba que la ruda naturaleza acabase con los apestados. Sin embargo, la caza de los montes y la copiosa pesca de los ríos hizo prosperar a la comunidad. Conscientes de la tara que los había obligado a abandonar sus primeras moradas, los pobladores praticaron una endogamia terapéutica que prohibía los emparejamientos con habitantes de otros lugares para evitar problemas con la descendencia. Según la leyenda, siempre que no se respetó esta prohibición, el segundo hijo no llegaba a nacer o lo hacía con defectos, manifestándose así la maldición que pesaba sobre ellos. La leyenda enlaza con la realidad. Parece ser que aún hoy en Terra de Montes hay prevalencia respecto a otras zonas de habitantes con RH negativo y la ciencia actual dice que una mujer con este grupo sanguíneo puede tener sin dificultades su primer hijo con un varón con RH positivo. Sin embargo, si el bebé tiene el mismo factor sanguíneo que el padre, generará anticuerpos en la sangre materna que más tarde impedirían el desarrollo normal de un segundo hijo con RH positivo. Leyenda y probabilidad científica confluyen.
domingo, 10 de agosto de 2025
domingo, 3 de agosto de 2025
La huella templaria (Dozón, Pontevedra)
Tanto para los propios vecinos de Dozón como para el resto de la comarca, el mito más famoso de este municipio es el del chupacabras, un extraño animal que se alimenta de la sangre de estos rumiantes tras perforarles, una sola vez, el cráneo. Dozón comparte esta leyenda con otras zonas ganaderas de América del Sur y de Estados Unidos y, exista o no el animal, éste ya cuenta con un colectivo de fans en Facebook.
Más argumento tienen las leyendas de mouros que tanto se encargaron de difundir los templarios durante la Edad Media para que los vecinos se armasen contra la invasión árabe. Y qué mejor que estos mitos se asentasen sobre los enclaves por antonomasia de la fe, que en el caso de Dozón se centran en la Virxe da Pena de Francia, en la cumbre del mismo nombre. En el libro La huella de los templarios: ritos y mitos de la Orden del Temple, de Rafael Alarcón, se recoge la leyenda de tres vírgenes hermanas que residían en la cumbre de la Serra da Martiñá, separación natural de las provincias de Ourense y Lugo. Esta cadena montañosa se ubicaba, por entonces, entre la encomienda templaria del municipio ourensano de Amoeiro y el monasterio cisterciense de Oseira. De ahí que fuese un lugar privilegiado para sustentar el mito de que en la Martiñá vivían tres jóvenes que sanaban a los vecinos con las aguas de las fuentes de Pozas de Martiñá, Rouquea o Fenteira.
La paz de ese paraíso se vio interrumpida con la llegada de las meigas, que generaron discusiones entre los vecinos y peleas entre los animales, de forma que las tres hermanas decidieron mudar su residencia "a donde se no se escuchase cantar a los gallos ni a la gente reñir". El revuelo que causaron las meigas fue tal que incluso en su Liber Sancti Iacobi, el francés Aymeric Picaud dice de los gallegos que "se acomodan a nuestro pueblo galo, pero son iracundos y muy litigiosos".
Por ello, las tres hermanas decidieron instalarse, cada una en una aldea, pero con tales panorámicas que pudiese ver a las otras dos. De este modo, la virgen conocida como La Morena se instaló en la Pena de Francia, mientras que la del Monte Faro escogió la localidad de Requeixo y la de A Magdalena en el lugar del mismo nombre, en Forcarei y bañada por el río Rodeiro.
Pero los mitos de Dozón no terminan aquí. Una vivienda en la parroquia de Santa María de Dozón conserva aún un escudo cuya leyenda asegura que en la casa nació el rey Wamba, monarca visigodo que fue coronado en Toledo en el año 672 y que, además de reconstruir las murallas romanas de esta ciudad, tuvo que encargarse de sofocar luchas internas entre la nobleza y la monarquía, así como entre los católicos y los arrianos. Dozón se disputa el nacimiento de este monarca con otras localidades como Egitânia, un pueblo al noreste de Castelo Branco, en Portugal, o en Pujarra, en la provincia de Málaga.