En
el siglo XVI un campesino de la aldea de Batres llevó a casa unos troncos de
leña que había recogido en sus campos. Era una noche fría de febrero y se puso
a encender un fuego pero no tenía yesca por lo que no podía. Estaba ya
desesperado cuando de pronto se hizo un resplandor de fuego y luz, en el centro
de éste había una cruz hecha con la madera que él había recogido. Éste hecho
milagroso se entendió por las aldeas de los alrededores, hasta llegar a Toledo,
donde los aldeanos de Añover de Tajo reclamaban la milagrosa cruz diciendo que
la había perdido durante la invasión musulmana. Para resolver la disputa
celebraron un juicio entre Batres y Añover de Tajo, ganando el pueblo
madrileño. Este asombroso milagro llegó a oídos del papa Pío V, quién parecer
ser que participó en el pleito y admirado por la fe de Batres regaló al pueblo
sus propias sandalias, que desaparecieron durante la guerra civil.
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