Cuenta
la leyenda que un triste día, la terrible peste quiso entrar en la ciudad, pero
el ángel guardián situado en lo alto del acceso principal la detuvo con su
espada. “Tengo permiso de Dios para matar a siete”, dijo la peste y el ángel la
dejó entrar…
En
aquella peste murieron siete mil toledanos.
Cuando
la peste abandonaba la ciudad por la misma puerta, el ángel le reprochó: “Me
dijiste que sólo matarías a siete y has matado a siete mil”, a lo que la peste
respondió:
“Yo
sólo maté a siete, a los otros los mató el terror”.
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