Este
torreón está coronado por una veleta con una forma singular, un caballo. Esta
curiosidad hizo que Lorenzo García Huerta, escritor nacido en Valverde del
Majano se inspirase en ella para realizar un relato que tituló el Caballo del
Conde. Esta versión, comenta Santamaría, la oyó cantar a un vecino de
Valdeprados y muestra algunas diferencias con la que publicó García Huerta en
el periódico El Liberal Dinástico.
Dice
la leyenda que había un rey que quería premiar el valor del conde durante la
guerra y le ofreció todas las tierras que hubiese podido recorrer con su
caballo en un día. El conde valiente y ambicioso, montó su mejor corcel, lo
espoleó con furia y se lanzó al galope por los montes, valles y llanuras. A
punto de cerrarse el plazo, el caballo cayó reventado. El conde lamentó el
final de aquel “buen caballo” y, en señal de reconocimiento, levantó un castillo
en el mismo lugar donde murió el animal e hizo una veleta con su figura para
recordar este suceso.
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