Cuentan
que un castellano de Valdeprados fue preceptor de un príncipe que vivía con él
en el Torreón. Un día el joven príncipe conoció a la hija de los Señores de
Vegas y se enamoró de ella. La muchacha correspondía a aquel amor y, los
jóvenes pasaron días felices pero poco después, el príncipe, que llegaba a su
mayoría de edad, recibió el aviso de que debía prepararse para volver a la
corte. Ambos sabían que aquello sería el final de su amor juvenil… Un día se
reunieron en el Puente de los Enamorados y, cogidos de la mano, abandonaron el
puente, se dirigieron a la cumbrera de La Risca de Valdeprados y… se dejaron
caer por el precipicio…
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