martes, 10 de julio de 2018

El pueblo maldito (Ayamonte, Huelva)


La historia trata sobre el cabalgar de un jinete por las calles estrechas de Ayamonte. Muchos aseguran a ver vislumbrado en noches de luna llena en la zona más alta del pueblo, a éste jinete con su caballo.
Si buscamos y nos adentramos un poco más en la antigüedad de Ayamonte, comprobaremos como una civilización que habitaba la zona del Pérgamo, en el oeste de Asia Menor, los Lidios (Etruscos) tuvieron que emigrar para seguir subsistiendo. Y una parte de la civilización se establecido en la parte más elevada de Ayamonte y dieron origen al pueblo actual.
Pero no queda hay la historia trágica de Ayamonte. En el año 1640 Don Francisco Manuel Silvestre de Guzman y Zuñiga, sexto marques de Ayamonte, fue acusado por supuestamente instigar una conjura separatista en Ayamonte, apoyando la secesión de Andalucía y de entregar unos documentos que hicieron abortar la reintegración de la corona portuguesa a España.
El fin de conquistar lo que pudiese de sus Estados y hacerse con Sevilla. Por tales acontecimientos que al final fueron fallidos, en Diciembre se condenaba al marqués de Ayamonte a”...pena de muerte a cuchillo y que sea cortada la cabeza por detrás...”. Y así sucedió.
El aún Palacio del Marqués de Ayamonte, situado en la Plaza de San Francisco. Fue testigo de tal acontecimiento.
Ahora esta habitado por un pintor que asegura haber escuchado pasos e incluso cuenta que una noche pudo distinguir una sombra entre los pasillos.
Y siguiendo el recorrido paranormal del pueblo, subimos hasta las ruinas del castillo en la zona más alta de la ciudad, dónde muchas parejas confirman haber escuchado gritos desgarradores, voces y pisadas de caballos en el lugar.
En otro sector alto del pueblo, donde se ubica el cementerio, también suceden extraños hechos. La mayoría son ruidos de caballos cabalgando o batallas de jinetes. Y por el testimonio del enterrador no sólo se trata de supuestos ruidos. Que comenta que durante un atardecer se encontró a varios espectros vagando por el cementerio, seres de antaño, que cortaban cabezas, otros llevaban cabezas cortadas sujetadas por las greñas. Sus ropas antiguas le hicieron pensar en la época de la Inquisición.


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