martes, 7 de agosto de 2018

Origen (Moguer, Huelva)


Los orígenes del poblamiento humano en Moguer se pierden en la lejanía de los tiempos y están rodeados de legendarias leyendas, como ocurre en toda la zona de la desembocadura del Tinto. Moguer, la antigua Urium de Ptolomeo y la Mogauar o Moquer árabe, es reconquistado por la Orden de Santiago en torno a 1240, pasando a la jurisdicción de dicha orden hasta que poco después pasase a depender del Concejo de Niebla (Huelva).
En 1333, la aldea de Moguer se convierte en el primer señorío de la zona, al ser donado por Alfonso XI a Alonso Jofré Tenorio, Almirante Mayor de Castilla. Bajo este señor, Moguer pasa de ser una aldea a una próspera villa, puesto que al existente castillo almohade se unen como edificios notables el Convento de clarisas de Santa Clara y el de Franciscanos del Corpus Christi. Por uniones matrimoniales pasa la villa moguereña a depender de la casa de los Portocarrero, los cuales engrandecen la villa con la construcción del Convento de San Francisco en el siglo XV y la transformación del antiguo convento del Corpus en Hospital para Pobres.
Sería en torno a estas fechas cuando Moguer, convertida ya en una populosa villa marinera de cinco mil habitantes, participase de forma activa en el Descubrimiento de América, aportando parte de la marinería del viaje descubridor y una de las carabelas, la Niña, construida en los astilleros del puerto moguereño. Varias fueron las ocasiones en que las calles de Moguer vieron pasar por ellas al Almirante Cristóbal Colón, en busca de ayuda en el convento de Santa Clara, cuya abadesa Inés Enríquez, era la tía de Fernando el Católico. En su iglesia al regreso de América tuvo lugar el Voto colombino.
Durante el siglo XVI, la villa atravesó una época de prosperidad comercial con América, y serían numerosos los moguereños que participaron en el descubrimiento y evangelización de las nuevas tierras, tales como Bartolomé Ruiz, descubridor del Perú, o fray Antonio de Olivares, fundador de la ciudad de San Antonio de Texas.
El siglo XVII fue una época de penurias para la Monarquía Católica, y no pudo escapar de esta situación la villa moguereña, disminuyendo notablemente su población. No obstante, sería en 1642 cuando la trayectoria ascendente seguida por Moguer fue consagrada por la concesión del título de Ciudad otorgado por Felipe IV.

No hay comentarios:

Publicar un comentario