miércoles, 19 de septiembre de 2018

La verdadera historia de Curro Jiménez (Cantillana, Sevilla)


Su nombre completo fue el de Francisco Antonio Jiménez Ledesma (o Andrés López Muñoz para otros autores) y nació hacia el año 1820 en el municipio de Cantillana (Sevilla). Era el único hijo de una familia que se sustentaba de los dineros que el padre obtenía en su profesión de barquero, transportando mercancías y pasajeros en una barca que atravesaba el Guadalquivir desde Cantillana hasta Sevilla.
 Aunque Curro ayudaba a su padre en el oficio, la débil salud de éste forzó que Don Antonio, el alcalde, pusiera a otra persona a cargo de los remos. El muchacho, un zagal de diecisiete años, se convirtió entonces en el único sostén de la familia, dedicándose a todo tipo de labores en el campo.
 Sus andanzas comienzan, leyenda o realidad no se sabe a ciencia cierta, cuando muere su padre y Curroreclama el puesto de barquero. El alcalde amaña la subasta (ahora creo que le llaman concurso público, pero parece que en lo esencial la corrupción no ha variado mucho en 200 años) y curiosamente el puesto se lo adjudica el propio hijo del edil, Enrique.
 Para acabar de rematar el asunto, Curro se enamora de María, la joven prometida de Enrique. Esta nueva temeridad le costó una tremenda paliza, con el resultado de varios huesos rotos, a cargo del mentado Enrique y dos de sus primos. A pesar de que se abrió un proceso por la agresión, la influencia del alcalde hizo que los acusados fueran absueltos de sus cargos (insisto, en lo esencial, poco hemos evolucionado en temas de corrupción). La venganza no se haría de esperar. Una mañana de domingo Curro se dirigió a casa del regidor donde, y al mas puro estilo ¨Puerto Hurraco¨, de mortales navajazos, acabó con las vidas de Enrique y sus dos primos. Después huyó y se escondió en la sierra. Había nacido un bandolero.
La primera aparición de la banda de Curro Jiménez fue en Cantillana, a la muerte de la madre de Curro. El bandido, considerando a Don Antonio responsable del fallecimiento, prendió fuego al cortijo donde éste almacenaba la cosecha anual. El edil consiguió que los alcaldes de varios municipios de la comarca solicitaran ayuda al gobernador de Sevilla, quien organizó diversas partidas de Escopeteros para capturarle. Ninguna tuvo éxito. En pocos meses la banda del “Barquero de Cantillana” se hacía famosa. Entre sus miembros destacaban “el Mochuelo”, “el Malos Pelos”, “el Guindilla”, “el Zurdo” o “el Algarrobo”, entre otros.
 Curiosamente de María, la primera pretendida de Curro y personaje principal en el comienzo de la vida delincuencial del mismo, nunca más se supo. Así el corazón del bandolero quedaba libre para ser ocupado por Amparo, sobrina del alcalde de La Algaba y uno de los más encarnizados perseguidores de Curro.
 La pareja se estuvo viendo hasta que el tío de la joven se enteró. Entonces ofreció una espectacular recompensa para quien presentase al bandolero vivo o muerto. Esta situación sólo sirvió para que la mujer se marchara con Curro al cortijo de Las Cañas, guarida de la banda. Pasado un tiempo, y temiendo por la seguridad de la dama en el cortijo, ésta se ocultó en Burguillos, en casa de Dolores Muro, una parienta del padrino de Amparo.
Pero lo que “el Barquero” ni Amparo podían prever era que Dolores se enamorara del proscrito. Y pasaron los días y las visitas del hombre a su amada hasta que una noche Dolores le declaró su amor.Curro la rechazó y en venganza la resentida mujer envenenó a la joven. Si el amor por Amparo estuvo a punto de regenerar al bandolero, la muerte de ésta forzó que su agresividad se duplicara. “El Barquero de Cantillana” se convirtió entonces en uno de los criminales más sanguinarios de Andalucía y durante mucho tiempo todos los intentos de capturarle por parte de las autoridades municipales y de la propia Guardia Civíl fueron infructuosos.
 La mañana del día 1 de noviembre de 1849, y tras más de tres meses de ocultación en la Sierra de Cazalla, “el Barquero” decide hacer una visita a la venta de su compadre Juan Galindo. Allí, un buhonero atraído por la fuerte recompensa que daban por Curro, delató su presencia a la Guardia Civil. Poco después numerosos agentes rodeaban el cortijo esperando la salida del bandolero. Al romper el día y a lomos de “Pantalones”, el caballo que tantas veces le había salvado la vida, el bandolero salía de la venta.
 En esta ocasión el galope de su montura no fue lo suficientemente veloz. El animal sería el primero en caer al suelo mortalmente herido. Parapetado detrás de un árbol, y tras una brava resistencia en la que provocó algunas de las primeras bajas en el recién creado Cuerpo de la Benemérita, “el Barquero de Cantillana” y popularmente conocido en la actualidad como “Curro Jiménez”, moría tras el enfrentamiento con la Guardia Civil.
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