Cuenta la leyenda que por abril de 1.569, llegó un morisco camino de Canillas de Aceituno, a rescatar a su mujer, esclava de un cristiano viejo. En Cómpeta informó del éxito del levantamiento en las Alpujarras y de la ayuda que esperaban del exterior, se levantaron en rebelión animados por el competeño Martín Alguacil, a los que se le unieron los moriscos de la sierra de Bentomiz. Aparentemente, Martin Alguacil manifestaba ser leal a la corona y excelente converso, por lo que gozaba de buena reputación ante las autoridades de Vélez.
Por ello el Corregidor Arévalo de Zuazo le mandó llamar para pedirle mantuviera en calma a los pueblos de Bentomiz. Pero aquél, pensando que era para prenderle y luego matarle, se negó a ir. Reunió en la Plaza de Cómpeta a los sublevados de la Sierra de Bentomiz y les animó a luchar con una emocionante arenga en torno a la libertad y al amor a la tierra. Animados por ella, nombraron soberano de Bentomiz, a Martín Alguacil.
Había en Cómpeta por esas fechas 143 vecinos moriscos (unos 572 habitantes) y 3 cristianos viejos. Estos últimos se habían refugiado en la torre de la Iglesia al ver entrar en el pueblo a gente forastera armada. Martin Alguacil hizo desfilar a la gente ante la torre varias veces seguidas a cada uno, pero con ropas y armas diferentes cada vez, a fin de hacer creer a los refugiados que el número de los sublevados era muy superior al real.
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