A 22 km de la capital, elevado sobre la cima de un cerro, se erige la impresionante fortaleza de Almodóvar del Río. Durante siglos fue conocida como "el bastión de Andalucía", hasta que en el siglo XI los almorávides asediaron nuestra ciudad. Por aquel entonces, el príncipe Fath-Al-Mamum envió allí a su esposa Zaida, en la creencia de que la pondría a salvo. Pero nada pudo detener el avance de esta tribu bárbara, que el 28 de marzo de 1091 se hizo con el poder de Córdoba. Según las crónicas, esa misma noche fue asaltado el Alcázar, y una espada atravesó el corazón del príncipe Al-Mamum mientras luchaba en la calle a lomos de un caballo blanco. En ese preciso instante, su esposa Zaida se despertaba sobresaltada y, vestida con la misma túnica blanca con la que dormía, se asomó al balcón de la torre del homenaje del castillo de Almodóvar y se quedó mirando fijamente hacia el Guadalquivir. Presentía que algo terrible acababa de ocurrirle a su amado. Minutos después, vio a lo lejos cómo se aproximaba por la orilla del río un hermoso corcel blanco sin jinete, entendiendo al instante el porqué de su mal augurio. Al día siguiente los almorávides avanzaron hasta las inmediaciones del castillo y no tardaron en conquistarlo. La princesa Zaida fue encerrada en sus mazmorras, y cuenta la leyenda que era tal la tristeza que le causaba la muerte de su amado, que dejó de comer, muriendo por inanición al cabo de pocas semanas.
Luego, el castillo caería en el olvido y sufriría continuos saqueos hasta que a principios del siglo XX el duodécimo Conde de Torralva se propusiera reconstruirlo por completo. Durante dichas obras, las cuadrillas de albañiles se negaban a trabajar de noche, ya que decían que se escuchaban quejidos y lamentos, y afirmaban que una dama vestida de blanco surgía entre las sombras. Nacería así la leyenda de la Encantá . Hace un par de años tuve la oportunidad de conocer al personal que trabaja en el castillo, y parece ser algo más que una simple leyenda para asustar a los niños. Por lo que me contaron los trabajadores, son muchos los turistas que aseguran haber visto a una mujer salir al balcón de la torre del homenaje y, acto seguido, arrojarse al vacío. Algunos se han alarmado bastante, pero al asomarse han comprobado con asombro que en la ladera de la montaña no había ningún cuerpo. ¿Acaso se trata del alma errante de la princesa mora, que aún aguarda el regreso de su amado para despedirse de él?
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