El origen del nombre de Cuevas del Becerro no está aún muy claro y existen varias teorías sobre el mismo. Una de ellas afirma que en los alrededores del término había muchas cuevas y que en el interior de una de ellas se encontró una figura de oro con forma de Becerro. Otra leyenda señala que el origen del nombre estuvo en la pérdida de un becerro que quedó atrapado en una cueva donde fue descubierto gracias a sus mugidos.
Lo que sí está claro es el pasado romano del pueblo. Prueba de ello son los vestigios de los hornos del Alfar romano. De todos modos también se han encontrado restos del Neolítico en lugares como las laderas occidental y norte del Cerro del Castillón, en las proximidades de la Fuente del Zorro y en el borde nororiental del Cerro de las Palomas.
Este pueblo está asentado en la finca "El Mayorazgo" y construido en torno al camino real de Ronda a Cañete. Y es en el núcleo urbano donde encontramos la arquitectura tradicional. Sin embargo, actualmente se están construyendo nuevos edificios en el extrarradio, mucho más modernos y tipo chalet. La distorsión arquitectónica la provocan los zócalos de mármol y cerámica con los que fueron recubiertos las edificaciones de corte arábigo, aquellas que escoltan el camino real, formando una calle central y casi única del pueblo, dividida por la iglesia que venera a San Antonio Abad, patrono de la localidad por un hecho curioso. Y es que, durante la invasión napoleónica, se decía que los soldados violaban a las mujeres; pero éstos pasaron de largo, por lo que, en agradecimiento, tomaron como patrono el santo de aquel día.
En cuanto a esa finca de "El Mayorazgo", su primera titular fue la marquesa de Benamejí, para pasar luego a mano de los colonos al estar consideradas como aptas para la producción agraria. Sin embargo, y según los expertos, este fue el origen de la decadencia de la "cultura rural" de los cueveños.
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