Corría la primavera de 1907, más concretamente el mes de abril, cuando muy cerquita de Talbania, en la vecina localidad de La Rambla (muy antiguo pueblo que en tiempos de los moros llamose Al-Ramla y en época romana Murgis) ocurrió un horripilante hecho que conmocionó a toda la comarca y a la población rambleña en especial. Se llamaba Concepción, era soltera y tuerta de un ojo, vivía en la calle Carreteros, era conocida por la gente como “La Vinculera” o “María Tolón” y según parece era criticada por sus vecinos por asuntos que no vienen ahora a cuento. De aquellas críticas nació en ella un gran rencor, sobre todo hacia dos vecinas de su misma calle y en las cuales ejecutó una desalmada e injusta venganza que hizo temblar a todo el pueblo como si hubiese ocurrido un terremoto. La tarde del día 17 de abril se desencadenaron los fatídicos acontecimientos; en un arrebato, ciega de ira, “María Tolón” entró a la casa de una de esas vecinas y, aprovechando que no estaba la madre, cogió de la cuna a la hija de ésta, que apenas contaba nueve meses, y la arrojó al pozo de la casa número 19 de la calle Carreteros, acto seguido salió a la calle de nuevo y vio a un hijo de la otra vecina, se lo llevó en volandas y lo arrojó también al mismo pozo. Según se cuenta, el niño que era de corta edad, tenía la suficiente como para comprender lo que pasaba, tanto es así que en el momento que lo iba a arrojar al pozo lloró suplicándole que no lo hiciera, pero “María Tolón” no tuvo piedad, todo lo contrario, tras echar al niño arrojó al pozo varias tablas de planchar la ropa, una máquina de coser y una pequeña mesa de cocina, todo esto para asegurarse de que los cuerpos de los niños se hundían al fondo del agua. Pasó un día entero de angustiosa búsqueda, padres, familiares, vecinos y autoridades peinaban el pueblo y el campo, y los niños no aparecían, hasta que las sospechas les hicieron mirar en el pozo en cuestión y allí hallaron los dos cuerpecitos sin vida de Ana y Antonio, que así se llamaban los angelitos. La reacción popular fue automática, tras conocerse la noticia por el pueblo el gentío abarrotó la calle Carreteros en poquísimo tiempo, familiares de los niños y vecinos querían matar a “María Tolón” allí mismo con sus propias manos, sin embargo la Guardia Civil y los Guardias Municipales actuaron profesionalmente y evitaron el linchamiento sacando a la asesina por detrás de la casa saltando las tapias del corral que en aquella época daba al campo. A oscuras para no levantar sospechas la llevaron hasta la cárcel, pero la gente ya se había olido la jugada y se apresuró hasta allí, a los agentes les costó Dios y ayuda meter a “María Tolón” sana y salva entre rejas. Los niños fueron enterrados juntos en el cementerio viejo y su lápida fue grabada con sus nombres y la forma en que murieron. En febrero de 1909 Concepción T. J. alias “La Vinculera” o “María Tolón” fue condenada en la Audiencia de Córdoba a cadena perpetua por el asesinato de los niños Antonio P. B. y Ana L. J., sin embargo, inexplicablemente, no cumplió la pena íntegra, porque en 1927 fue vista pidiendo limosna en la Plaza de las Tendillas de la capital cordobesa. Siempre que paso por la calle Carreteros me acuerdo de aquellas dos inocentes criaturas que tan horrible final tuvieron y no puedo evitar sentir un escalofrío al recordar este macabro y tristísimo episodio de la historia de La Rambla, nuestro eterno pueblo vecino, al que tantos lazos nos unen.
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