En
Gibraleón son muchos los que, alguna vez, han escuchado hablar de la existencia
de un misterioso túnel que surcaría el subsuelo de la localidad y que
comunicaría las tres iglesias existentes o bien el Convento de Santo Domingo,
ya extinto, con el Palacio del Marqués, es decir el Castillo, cuyas ruinas aún
siguen en pie. También algunos han creído que dicho pasadizo fue utilizado como
escondite en tiempos de guerra.
Sin
embargo, se trata de un relato transmitido de mayores a niños que, lejos de
tener credibilidad, es fruto de la fantasía. Al menos, así lo cree el profesor
José Marín, estudioso de la historia de la localidad, y que se muestra
convencido de que tal pasadizo subterráneo ni existe ni ha existido nunca.
El
docente, ya jubilado, explica que, en realidad, lo que sí está confirmado es la
existencia de un antiguo cementerio bajo el suelo de la iglesia de Santiago
Apóstol, cuya puerta de acceso, en el corral del templo, ha podido llevar a
pensar a algunos que se trataba de la entrada del hipotético túnel.
También
cuenta este conocedor de la historia olontense que, hasta la fecha, sólo
existen datos que prueban la existencia de un conducto de agua subterráneo que
parte desde la conocida como ‘Caja del Agua’, aunque se desconoce su recorrido
concreto.
En
cualquier caso, descarta que dicho canal tuviese dimensiones como para que
pudiese ser transitado por personas o, como antaño se ha llegado a apuntar, por
el marqués en carruaje tirado por caballos.
Marín
comenta que este tipo de “leyendas” suele ser muy frecuente. “Pasa en Gibraleón
como en cada pueblo”, explicó, al tiempo que reitera que, hasta la fecha, no se
ha encontrado dato alguno que demuestre la existencia del citado túnel.
La
leyenda, en sus múltiples versiones, señala también por un lado que el Marqués
de Gibraleón habría utilizado dicho túnel para sus escarceos amorosos y, por
otro, que a través del mismo se comunicaría con sus hijas, que habrían
ingresado en el desaparecido Convento de Santo Domingo como monjas de clausura.
Además,
en la mayoría de las hipótesis que han circulado sobre el supuesto túnel se
relaciona a éste con el castillo de la localidad, cuya construcción se remonta
a época musulmana, concretamente a una población almohade del siglo XI. En el
siglo XII, fue invadido por las tropas portuguesas que tomaron como esclavos a
parte de la población árabe.
En
el año 1282 fue reconquistado por Castilla, reinando Alfonso X el Sabio.
Posteriormente pasó a manos de Alfonso de la Cerda, quien lo perdió por falta
de pago al rey. Fue también escenario de las luchas que mantuvieron los
Medinacelli y los Guzmán.
El
castillo fue atacado en numerosas ocasiones a lo largo de su historia,
destacando el saqueo que en el siglo X protagonizaron los normandos. Para hacer
frente a estos ataques, los árabes reconstruyeron las murallas y mandaron
construir fortalezas por toda la zona.
También
en la vecina localidad de Trigueros existe una creencia muy similar que habla
de la presuntas galerías o túneles que comunicarían las iglesias de la
localidad. Sin embargo, algunos vecinos, que toman como referencia el Libro XIV
de Defunciones del Archivo Parroquial, aseguran que en el subsuelo de dichos
templos lo único que existen son criptas, es decir, simples cementerios bajo
tierra, entre los cuales no existe ninguna comunicación.