viernes, 29 de marzo de 2019
La calle Abrazamoras (Córdoba)
La que ahora es la calle de Valdés Leal fue un tiempo conocida como la Calle Abrazamozas, y cuenta la leyenda que esto se debió porque una noche, una muchacha pasaba por ella y un muchacho la siguió, hasta impedirle continuar su paso, le indicó que la dejaría pasar si le dejaba abrazarla. La muchacha le dijo que corría así peligro pero él insistió y cuando la abrazó encontró el tacto de unos huesos fríos bajo la vestimenta. Fue tal la impresión que cayó desmayado.
La estrella de los deseos (Córdoba)
Junto a la Calle Torrijos, en la Mezquita de Córdoba se encuentra una estrella en la pared, un fósil, que todos los que la tocan creen impregnarse de una magia especial, le piden un deseo que se supone se cumplirá. Leyendas que hacen aún más especial y mágica a nuestra ciudad.
Túnel entre la Mezquita y Medina Azahara (Córdoba)
Cuenta la leyenda que existe un túnel subterráneo entre la Mezquita y Medina Azahara, por el cual pasaba el califa a caballo para ir desde Medina Azahara a la Mezquita a sus rezos diarios. También se sabe en la actualidad que es poco probable que exista dicho túnel, pero tal ha sido la repercusión que muchos cordobeses lo cuentan a visitantes como si fuera cierto.
La leyenda del Castillo (Carcabuey, Córdoba)
"Corría el año de 1.282, el monarca conocido por el sabio alcanzaba cansado, y en lucha con su hijo Sancho, la última etapa de su vida. Alfonso X, casi reducido a la ciudadela de Sevilla, desheredo al infante rebelde y busco la ayuda del Rey de los Benimerines. Mientras todo esto acaecía, el castillo de Carcabuey era gobernado por un viejo y fiel vasallo del monarca, Don Nuño Tello. Un hombre leal, agudo y barbudo cuya divisa era “antes que nada el Rey”.
Varios fueron los intentos de Sancho el Bravo por apoderarse de la plaza ante la voluntad inquebrantable del situado de no caer en la deslealtad. Solo quedaba al infante la provocación de una salida de los defensores de la fortaleza para guerrear a campo abierto.
Un día una noticia llego al campamento de Sancho el Bravo, cuando su lugarteniente tuvo noticias de que un caballero que acompañaba a sus tropas era correspondido en su amor por la hija de Nuño Tello. Su nombre era Alvaro Lara, y si los anchos muros del castillo eran insalvables para los sitiadores, no lo eran para el amor, que no conoce atalaya a la que no sepa trepar ni camino tortuoso que no cubra de rosas. Así los enamorados encontraban el camino a través de un mendigo, el único quizás que cruzaba la frontera de piedras tras las que Don Nuño resistía.
Confabulado Don Alvaro con el lugar teniente, y sabedores ambos de amor que la joven procuraba al caballero, le hicieron llegar un mensaje a la novia “O huir con él o no volverlo a ver.” Antes de renunciar al amor, la hija de Don Nuño optó por el sí.
Una noche oscura y tormentosa, y con la ayuda del mendigo, la dama descolgó su silueta desde los altos torreones del castillo de Carcabuey. Entre los riscos aguardaba Álvaro sobre su caballo silencioso e paciente. Pero apenas se acomodó a la grupa, el silencio se rompió, el vigía dio la voz de alarma y se desataron las iras del señor del castillo.
Fue primero la orden de bajar el puente y luego la contraorden. Nuño Tello recordó las palabras de su Rey “Todo antes que salir de la fortaleza”. Allí quedo el gobernador del que cuentan que nunca volvió a conocer el sosiego en su eterna defensa de la lealtad.
Muerto el Rey Sabio, en 1.284, Sancho el Bravo se convirtió en Rey de Castilla, quiso entonces premiar a los leales a su padre y recordó en primer lugar al viejo personaje de nuestra leyenda. Le mando comparecer a la corte de Sevilla, pero Don Nuño se negó, en su papel de varón desairado a pesar de la tan humilde como amistosa propuesta de Sancho. Al fin, la mañana que habría de salir de Carcabuey hacia Sevilla, sus escuderos encuentran a Nuño Tello ahorcado de una viga en sus aposentos. En una nota, escrita a su puño y letra, pide que su cuerpo sea llevado ante el rey, pues como con el espíritu no podía serle leal, le envió su humanidad, única parte de sí que nunca supo rebelarse”.
Vado Moro (Cabra, Córdoba)
En la villa de Cabra hay un lugar llamado el Vado del Moro, del que se cuenta una curiosa leyenda. Se encuentra situado a un kilómetro de la población, en el río Cabra, que riega aquellas tierras convirtiéndolas en un lugar pintoresco y riquísimo en frutos y hortalizas. Aunque este río no es caudaloso, en determinadas épocas del año sus avenidas son peligrosas; se puede vadear por distintos lugares pero el más conocido es el Vado del Moro.
En el mes de abril del año 1482 los moros, envalentonados por la derrota que pocos días antes habían causado al ejército cristiano en la Arjaquía, se iban extendiendo por todas partes y saqueaban lugares y pueblos. Aliatar, célebre por su valor y atrevimiento, era el terror de las comarcas cristianas que rodeaban a Loja.
Vivía por entonces en Cabra un noble caballero llamado don Pedro Gómez de Aguilar, dotado de grandes riquezas y de un extraordinario valor. Se hallaba descansando en una casa de campo de su propiedad, cuando una mañana, al amanecer, vio entrar a sus criados, locos de pánico, en su habitación. Supo que un pelotón de moros se había acercado a la quinta y les tenían sitiados. Gómez de Aguilar trató de huir por una puerta trasera; pero no consiguió su intento y cayó en poder del enemigo. Aliatar, el sanguinario alcaide de Loja, era el jefe de aquella expedición.
Todos los cristianos fueron hechos prisioneros y conducidos por los moros hacia sus territorios. El camino era áspero y escabroso; marchaban de uno en uno. Aliatar abría la marcha con Gómez de Aguilar. Como el camino era largo, pronto entablaron conversación y el moro usó de la mayor cortesía para el caballero cristiano. La noche se echó encima y pronto la oscuridad lo invadió todo. Sin caer en la cuenta, los dos jefes, el cristiano y el moro, fueron separándose de la comitiva. Cuando Gómez de Aguilar vio que se hallaba solo con Aliatar, le dio un fuerte empellón, que le hizo rodar hasta el fondo de un barranco, arrojándose él detrás. Una vez abajo, lucharon un rato; pero el cristiano logró dominarle y quitarle su espada, y caminaron un buen trecho hacia un lugar de espesura, para poder ocultarse mejor.
A las pesar de las pesquisas de los moros, que trataron de buscar por todos los medios a su señor, no lograron encontrarle.
Mientras tanto, el conde de Cabra, enterado de este desastre cristiano, marchó al encuentro de los moros, y pronto logró dar con ellos, entablándose entre los dos bandos una lucha a muerte. Luego que los hubo vencido, libertó a los cautivos que llevaban y se puso en marcha hacia Cabra. Por el camino encontraron a don Pedro Gómez de Aguilar y al moro Aliatar, que se incorporaron a la comitiva.
Cuando fueron a pasar el río Cabra, éste había crecido mucho a causa de las lluvias y no podía ser vadeado por ninguna parte. Detúvose el escuadrón, sin saber qué partido tomar, cuando Aliatar le dijo al Conde que él conocía un lugar por donde vadearían el río sin dificultad. En sus correrías lo había cruzado por allí muchas veces. Caminaron como unos trescientos pasos junto a la orilla del río, y al llegar a un sitio se paró el moro y dijo:
-Seguidme.
Hincó los acicates al caballo y en tres saltos se plantó en la otra orilla. Los cristianos hicieron lo mismo, y todos se encontraron en el otro lado sin novedad en un momento. El Conde mandó que entrasen en Cabra cada uno con un cautivo delante y después se dirigieron a la iglesia mayor para dar gracias a Dios por aquella victoria. Aliatar fue puesto en libertad, ya que era un moro caballeroso y valiente.
Desde entonces, aquel lugar por donde pasaron se llamó el Vado del Moro. Hoy, a pesar de haber transcurrido cuatro siglos de este hecho, conserva aquel nombre y seguirá conservándolo probablemente para siempre.
En el mes de abril del año 1482 los moros, envalentonados por la derrota que pocos días antes habían causado al ejército cristiano en la Arjaquía, se iban extendiendo por todas partes y saqueaban lugares y pueblos. Aliatar, célebre por su valor y atrevimiento, era el terror de las comarcas cristianas que rodeaban a Loja.
Vivía por entonces en Cabra un noble caballero llamado don Pedro Gómez de Aguilar, dotado de grandes riquezas y de un extraordinario valor. Se hallaba descansando en una casa de campo de su propiedad, cuando una mañana, al amanecer, vio entrar a sus criados, locos de pánico, en su habitación. Supo que un pelotón de moros se había acercado a la quinta y les tenían sitiados. Gómez de Aguilar trató de huir por una puerta trasera; pero no consiguió su intento y cayó en poder del enemigo. Aliatar, el sanguinario alcaide de Loja, era el jefe de aquella expedición.
Todos los cristianos fueron hechos prisioneros y conducidos por los moros hacia sus territorios. El camino era áspero y escabroso; marchaban de uno en uno. Aliatar abría la marcha con Gómez de Aguilar. Como el camino era largo, pronto entablaron conversación y el moro usó de la mayor cortesía para el caballero cristiano. La noche se echó encima y pronto la oscuridad lo invadió todo. Sin caer en la cuenta, los dos jefes, el cristiano y el moro, fueron separándose de la comitiva. Cuando Gómez de Aguilar vio que se hallaba solo con Aliatar, le dio un fuerte empellón, que le hizo rodar hasta el fondo de un barranco, arrojándose él detrás. Una vez abajo, lucharon un rato; pero el cristiano logró dominarle y quitarle su espada, y caminaron un buen trecho hacia un lugar de espesura, para poder ocultarse mejor.
A las pesar de las pesquisas de los moros, que trataron de buscar por todos los medios a su señor, no lograron encontrarle.
Mientras tanto, el conde de Cabra, enterado de este desastre cristiano, marchó al encuentro de los moros, y pronto logró dar con ellos, entablándose entre los dos bandos una lucha a muerte. Luego que los hubo vencido, libertó a los cautivos que llevaban y se puso en marcha hacia Cabra. Por el camino encontraron a don Pedro Gómez de Aguilar y al moro Aliatar, que se incorporaron a la comitiva.
Cuando fueron a pasar el río Cabra, éste había crecido mucho a causa de las lluvias y no podía ser vadeado por ninguna parte. Detúvose el escuadrón, sin saber qué partido tomar, cuando Aliatar le dijo al Conde que él conocía un lugar por donde vadearían el río sin dificultad. En sus correrías lo había cruzado por allí muchas veces. Caminaron como unos trescientos pasos junto a la orilla del río, y al llegar a un sitio se paró el moro y dijo:
-Seguidme.
Hincó los acicates al caballo y en tres saltos se plantó en la otra orilla. Los cristianos hicieron lo mismo, y todos se encontraron en el otro lado sin novedad en un momento. El Conde mandó que entrasen en Cabra cada uno con un cautivo delante y después se dirigieron a la iglesia mayor para dar gracias a Dios por aquella victoria. Aliatar fue puesto en libertad, ya que era un moro caballeroso y valiente.
Desde entonces, aquel lugar por donde pasaron se llamó el Vado del Moro. Hoy, a pesar de haber transcurrido cuatro siglos de este hecho, conserva aquel nombre y seguirá conservándolo probablemente para siempre.
La leyenda de la sima (Cabra, Córdoba)
H oy en día nos cuesta entender el deshonor provocado por doña Catalina cuando rechazó al noble con quien le había prometido su familia. Esta cordobesa de alta alcurnia tampoco imaginaba entonces las terribles consecuencias que tendría su decisión, pues su familia, para la que el honor era lo principal, planeó como venganza arrojarla al pozo más profundo que se conocía entonces: la Sima de Cabra. Esta fosa, situada en la falda del Picacho de la Sierra de Cabra y en el entorno del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, posee una anchura de sólo 20 metros y una profundidad de casi 120, lo que la convierte en uno de los accidentes orográficos más peculiares de toda la península. Además, en el siglo XVII se convertiría en escenario cervantino, al aparecer tanto en la segunda parte del Quijote como en otra obra anterior de don Miguel. Para consumar su venganza, el hermano de doña Catalina ideó un viaje familiar urgente a Málaga. Y tres días después, la caravana de coches de caballos paraba a descansar en las Sierras Subbéticas. Con la excusa de observar desde arriba la curiosa fosa, los familiares y criados que acompañaban a la desobediente señora se aproximaron al borde de la sima, y cuando ella hizo lo propio, su hermano la precipitó al abismo de un fuerte empujón. La venganza estaba consumada, pues sabían que allí nadie la encontraría jamás. Los pastores de la zona creían que se trataba de una «boca» del infierno, por lo que si alguien escuchaba gritos provenir de su interior, pronto huiría pensando que los emitían los mismísimos demonios del averno.
Los familiares recogieron el campamento y regresaron a Córdoba, sin sospechar que doña Catalina había sobrevivido a la caída. Enganchada entre las ramas de los arbustos trató de pedir auxilio sin éxito. Pero cuando los rayos del sol comenzaban a pintar el Picacho de tonos anaranjados, pasó por allí un caballero cordobés llamado Sebastián de Alcudia. Se trataba de un forajido que varios días antes, durante una borrachera, acabó atravesando al criado de otro noble con su espada, por lo que se vio obligado a huir sobre su caballo. Y tras varias jornadas de viaje, decidió pasar la noche al raso donde las autoridades no pudieran encontrarle. Al reconocer el mítico paraje donde se encontraba, el fugitivo no pudo resistir la tentación de asomarse a la popular sima, y fue entonces cuando divisó unos extraños ropajes entre los matorrales. Tras convencer a varios vecinos de que era una persona y no un demonio lo que yacía entre los matojos, pronto se movilizaron y lograron rescatar a la noble caída en desgracia. Tras recuperarse en el hospital, la mujer agradeció a don Sebastián su tremenda valentía, y compartieron enamorados sus vidas.
jueves, 28 de marzo de 2019
La Cueva de la Mora (Belalcázar, Córdoba)
En el pueblo cordobés de Belalcázar, es conocida entre sus habitantes esa leyenda que nos cuenta que, allá por el siglo VIII, cuando el territorio fue ocupado por los musulmanes, se forjó una historia de amor que bien podríamos comparar con aquella vivida por dos de los personajes más conocidos del gran William Shakespeare.
Pues bien, los amantes que ocupan nuestra leyenda, al igual que Montesco y Capuleto, debían mantener su amor en secreto ya que ella era musulmana y su amado, cristiano, algo totalmente imposible, debido al odio existente entre las dos religiones.
Los jóvenes, cuya pasión mutua era lo único que daba sentido a sus días, quisieron al igual que hicieran Romeo y Julieta y a pesar de todos los intentos del padre de ella por destruir aquello que entre ellos había nacido, mantener su romance oculto ante los ojos de todos los que los rodeaban y así, a escondidas y con la complicidad de la luna, cada noche se refugiaban cada uno en brazos del otro.
Su felicidad no duraría mucho ya que, el padre de nuestra dama, descubrió el gran secreto que su hija guardaba y, la obligó a mantenerse recluida en casa y a casarse con alguien de su misma religión, a lo que ella se opuso aún a riesgo de encender la ira de su padre.
El joven cristiano, ante la situación, decidió marchar a la guerra y jamás se supo de él, pero ella nunca dejó de amarlo por lo que su padre, cansado de la cabezonería de su hija, decidió imponerle el peor de los castigos para así alejar de sus pensamientos a su amante cristiano, y ordenó encerrarla en una cueva donde nadie pudiera encontrarla.
Los días pasaban y ella, con la esperanza de que su amado fuera capaz de encontrarla, cantaba durante horas pero su amor, nunca halló el camino que lo llevara hasta ella.
La dulce dama, murió en aquella fría cueva víctima de la tristeza, pero hay quien afirma que, cada año, coincidiendo con la fecha de la partida de su caballero, su alma sube hasta la colina a esperar el regreso de su amado. Otros cuentan que, cada noche de año nuevo, tal vez coincidiendo con la fecha de su muerte, junto a la cueva, se oye la preciosa voz de una muchacha que entona una bella canción, esperando a que de su cautiverio la salve su gran amor.
Un pueblo de pelirrojos (Añora, Córdoba)
Un pelirrojo en Andalucía es como un moreno en Escandinavia. Los hay, pero no son tan fáciles de encontrar. Eso sí, siempre hay excepciones, y una de ellas está en Añora. Esta localidad del Valle de los Pedroches es una de las que tienen en España un mayor índice de personas con este color de pelo, asociado también a la piel.
Según el alcalde, Bartolomé Madrid, alrededor de un 15 por ciento de los noriegos son pelirrojos, lo cual no sólo se asocia al pelo, sino también a la piel, que suele ser blanca y pecosa. Es decir, más de 200 en una población con 1.500 habitantes.
Tal y como cuentan muchos vecinos en un reportaje para Cuatro TV, existen muchas leyendas para intepretar lo que sucede, aunque lo más probable es que se deba a una cuestión genética y a que en las continuas generaciones siguen apareciendo estas características. Toda una excepción en una tierra siempre asociada a la piel tostada, el pelo moreno y los ojos negros. Para los habitantes del pueblo es un asunto que llevan a orgullo, y muchos apuntan quienes de sus antepasados, incluso sus bisabuelos, tuvieron el pelo naranja y la piel blanca. Otros incluso tuvieron apodos, como «los cangrejos», en alusión precisamente a esta característica. No parará, porque siguen naciendo niños que bien podrían confundirse con escoceses.
La Encanta (Almodóvar del Río, Córdoba)
A 22 km de la capital, elevado sobre la cima de un cerro, se erige la impresionante fortaleza de Almodóvar del Río. Durante siglos fue conocida como "el bastión de Andalucía", hasta que en el siglo XI los almorávides asediaron nuestra ciudad. Por aquel entonces, el príncipe Fath-Al-Mamum envió allí a su esposa Zaida, en la creencia de que la pondría a salvo. Pero nada pudo detener el avance de esta tribu bárbara, que el 28 de marzo de 1091 se hizo con el poder de Córdoba. Según las crónicas, esa misma noche fue asaltado el Alcázar, y una espada atravesó el corazón del príncipe Al-Mamum mientras luchaba en la calle a lomos de un caballo blanco. En ese preciso instante, su esposa Zaida se despertaba sobresaltada y, vestida con la misma túnica blanca con la que dormía, se asomó al balcón de la torre del homenaje del castillo de Almodóvar y se quedó mirando fijamente hacia el Guadalquivir. Presentía que algo terrible acababa de ocurrirle a su amado. Minutos después, vio a lo lejos cómo se aproximaba por la orilla del río un hermoso corcel blanco sin jinete, entendiendo al instante el porqué de su mal augurio. Al día siguiente los almorávides avanzaron hasta las inmediaciones del castillo y no tardaron en conquistarlo. La princesa Zaida fue encerrada en sus mazmorras, y cuenta la leyenda que era tal la tristeza que le causaba la muerte de su amado, que dejó de comer, muriendo por inanición al cabo de pocas semanas.
Luego, el castillo caería en el olvido y sufriría continuos saqueos hasta que a principios del siglo XX el duodécimo Conde de Torralva se propusiera reconstruirlo por completo. Durante dichas obras, las cuadrillas de albañiles se negaban a trabajar de noche, ya que decían que se escuchaban quejidos y lamentos, y afirmaban que una dama vestida de blanco surgía entre las sombras. Nacería así la leyenda de la Encantá . Hace un par de años tuve la oportunidad de conocer al personal que trabaja en el castillo, y parece ser algo más que una simple leyenda para asustar a los niños. Por lo que me contaron los trabajadores, son muchos los turistas que aseguran haber visto a una mujer salir al balcón de la torre del homenaje y, acto seguido, arrojarse al vacío. Algunos se han alarmado bastante, pero al asomarse han comprobado con asombro que en la ladera de la montaña no había ningún cuerpo. ¿Acaso se trata del alma errante de la princesa mora, que aún aguarda el regreso de su amado para despedirse de él?
miércoles, 27 de marzo de 2019
La Encanta (Almedinilla, Córdoba)
Según se cuenta, "cada año en la noche de San Juan a la orilla del río Caicena se aparece el espíritu de una joven mora que busca desesperadamente a su amado. Todo comienza cuando en la bética árabe era imposible el amor entre una mora y un cristiano. Una bella joven acostumbraba a bajar al río a lavar cada día, uno de éstos se encontró con un joven cristiano que al verla se enamoró de ella, surgiendo entre ellos un bello romance el cual pudieron mantener en secreto tan sólo unos cuantos días, ya que los hermanos de ellos no tardaron en descubrirlo y dar muerte al joven cristiano. Cuando ella descubrió el cadáver de su amado, enloqueció y se refugió en un cueva cercana dónde pasó sus últimos días. Desde entonces, los habitantes del lugar comentan que en la madruga de San Juan se ve a la joven mora en la orilla esperando encontrarse con a su amado".
La Maranga (Pedroche, Córdoba)
Ocurrió el 1 de noviembre de 2002, día de Todos los Santos, sobre las seis y cuarto de la mañana. Aún no había amanecido cuando Alejandro se montó en el vehículo junto a su hija y una estudiante irlandesa. Se trataba de un trayecto corto, solo tenía que acercar a las chicas hasta la vecina localidad de Alcaracejos, donde tomarían un autocar para ir de excursión con el instituto. A la salida de su pueblo, el coche se dispuso a incorporarse a la carretera que une Hinojosa del Duque y Pozoblanco, y al detenerse ante la señal de stop, el poeta se percató de algo inusual: a unos cien metros, una gigantesca sombra se acercaba hacia ellos. Era la silueta de un encapuchado, que flotaba unos veinte centímetros sobre el suelo. Alejandro no dijo nada, no quería asustar a las niñas, pero no fue necesario. Su hija rompió el tenso silencio: «Papá, ¿estás viendo lo mismo que yo?», preguntó nerviosa. «¿Qué es lo que ves tú? », respondió él para no condicionarla. «¿Pero no lo ves? ¡Una enorme silueta que viene para nosotros!», exclamó ella con el rostro desencajado. Mientras padre e hija intercambiaban sus percepciones, la estudiante irlandesa, que no entendía una sola palabra de castellano, sufría un ataque de pánico observando por la ventanilla como algo terrorífico se aproximaba pausadamente.
Alejandro trató de mantener la calma y esperó a que la figura pasara de largo. Pero cinco interminables minutos después, cuando el ser desencarnado se encontraba a tan solo diez metros del vehículo, el escritor pisó de forma instintiva el acelerador. Mientras se alejaba, por el retrovisor aún tuvo tiempo de observar que aquello medía unos dos metros y medio, llevaba una sotana como la de un monje, y lo más espeluznante de todo: no tenía rostro.
Cinco años después, en 2007, cuatro jóvenes del Higuerón pincharon una rueda cuando regresaban de noche a su pueblo. Se detuvieron en el arcén, llamaron a una grúa, y como tenían que facilitar al servicio de asistencia el kilómetro exacto donde se encontraban, comenzaron a caminar en busca de alguna señal que lo indicara. Después de unos minutos, en la distancia vieron emerger un bulto oscuro que avanzaba hacia ellos. Segundos después, los cuatro higueronenses se quedaron paralizados al comprobar que aquella figura se desplazaba sin pisar el suelo. A pocos metros de ellos, el ser desencarnado se detuvo, se quedó estático, flotando sobre la grava, ajeno a las preguntas de los testigos. Uno de ellos le alumbró la cara con la linterna de su móvil, y entonces descubrieron... que no tenía rostro. De súbito, los cuatro jóvenes salieron despavoridos. Al llegar al vehículo, arrancaron y huyeron a duras penas, con la rueda pinchada, observando aterrorizados por el espejo retrovisor que aquel encapuchado todavía les perseguía durante varios cientos de metros antes de desvanecerse en las tinieblas de la noche. ¿Por qué se le apareció a estos cuatro chicos? ¿Por qué eligió a Alejandro? Y lo más inquietante de todo, ¿quién será el próximo testigo de una nueva aparición de la Maranga? ¿Seré yo? ¿Será usted?
Moriana (Aguilar de la Frontera, Córdoba)
<<Hace mucho tiempo vivió una joven muy hermosa llamada Moriana. Era tan hermosa que todo el que la veía se quedaba prendado de su belleza al instante.
Un día el rey, que había oído hablar de la gran belleza de la muchacha, acertó a pasar por allí. Al ver a la hermosa joven, decidió al instante que habría de ser suya y sólo suya. Trató de llevársela por la fuerza, pero Moriana se resistió. El rey resentido pensó que si aquella joven no era suya, no sería de nadie más: desenvainó su espada y le atravesó el corazón lanzándola después por un acantilado.
Los genios del agua al ver a una joven tan hermosa muerta y lanzada al fondo del mar se sintieron furiosos. Nada pudieron hacer por la vida de la joven, pero de la sangre que manaba de su herida hicieron el coral rojo. Las sirenas por su parte cantaron la historia de la muerte de Moriana por todo el mundo. El rey la escuchaba cada vez que se acercaba al mar, así que jamás pudo volver a navegar, ni permanecer a la orilla por mucho tiempo sin enloquecer.
Un día el rey, que había oído hablar de la gran belleza de la muchacha, acertó a pasar por allí. Al ver a la hermosa joven, decidió al instante que habría de ser suya y sólo suya. Trató de llevársela por la fuerza, pero Moriana se resistió. El rey resentido pensó que si aquella joven no era suya, no sería de nadie más: desenvainó su espada y le atravesó el corazón lanzándola después por un acantilado.
Los genios del agua al ver a una joven tan hermosa muerta y lanzada al fondo del mar se sintieron furiosos. Nada pudieron hacer por la vida de la joven, pero de la sangre que manaba de su herida hicieron el coral rojo. Las sirenas por su parte cantaron la historia de la muerte de Moriana por todo el mundo. El rey la escuchaba cada vez que se acercaba al mar, así que jamás pudo volver a navegar, ni permanecer a la orilla por mucho tiempo sin enloquecer.
Si uno escucha el sonido de las olas atentamente, puede escuchar esta historia cantada por las sirenas.>>
martes, 26 de marzo de 2019
Virgen del Soterraño (Aguilar de la Frontera, Córdoba)
Según cuenta la leyenda, en 1532, con motivo de las obras de ampliación de la Iglesia Mayor, apareció soterrada en una bóveda una imagen mariana. Con toda la pompa del momento, la imagen pasó por muchas ermitas e iglesias de la villa hasta que, hacia 1611, fray Diego de Mardones -a la sazón, obispo de Córdoba- decretó su entronización en la Parroquial denominándola, desde ese momento, Nuestra Señora del Soterraño.
En la festividad de la Natividad de la Virgen María se le realiza una Solemne Función, precedida por un Septenario en días anteriores. A continuación, efectúa su salida procesional precedida por todas las Hermandades y Cofradías.
Virgen del Sol (Adamuz, Córdoba)
Cuentan que la Virgen se le aparece a un pastor encima de una encina en el momento de despuntar el nuevo día. El resplandor del sol rodeaba a Ntra. Sra. El árbol aún se conserva y los frutos que produce llevan marcadas en su cáscara a la efigie de la Virgen. La imagen es de gran belleza y posee fama de protectora. Tiene a sus pies un sol sobre una media Luna. La Virgen porta un cetro y el Niño sentado en el brazo izquierdo de su Madre una pequeña bola del mundo.
La Vispera de Todos los Santos (Salares, Málaga)
Otra tradición se celebra la víspera de Todos los Santos. En Salares se mantiene una costumbre antiquísima llamada del “santo mortero”, noche de espíritus y duendes en la que los niños visitaban las casas de los vecinos pidiendo que los obsequiaran con frutos de la temporada. La recolecta les serviría para reunirse en pandillas y celebrar la jornada comiendo los deliciosos frutos recogidos. Hoy se mantiene la tradición con algunas variantes debidas a las influencias americanas. A pesar de estas modernidades, los niños continúan visitando a sus vecinos, y la noche sigue envuelta en el fuego fatuo de los cementerios y en las leyendas y ritos propios de las historias de las ánimas, ya sean en pena o en el reposo final.
lunes, 25 de marzo de 2019
La fuente de Albarrá (Salares, Málaga)
La fuente de Albarrá, situada al sur de la población tras la unión de los ríos Salares y Sedella, pronto se transformó en leyenda por la singular característica de que en invierno sus aguas manan calientes y en verano con un frescor estimulante. Esta particularidad hizo concentrar durante el verano a gran parte de los jóvenes que acudían bien a beber sus aguas o a repostar sus cántaros y botijos, lo que propició que se convirtiera en el lugar ideal para iniciar los cortejos.
Entre sus tradiciones se recuerda una de las más ancestrales, que consistía en el sortilegio de la noche de San Juan. La acción requería acudir a las fuentes, especialmente a la de Albarrá ya citada, ríos o arroyos, y antes de que fueran sorprendidos por la salida del sol, lavarse la cara y una vez realizado el rito, las mujeres debían coger una rama de mastranzo planta medicinal y aromática que crece junto a las corrientes de agua y prenderla en su pecho. En consecuencia, el amor y la felicidad estarían protegidos para todo el año. Esta tradición aún sigue siendo practicada por buena parte de la población aficionada a los ritos y costumbres de la mágica noche de San Juan.
La leyenda de la Rosa (Benadalid, Málaga)
Cuenta una leyenda, que en Benadalid una muchacha cristiana, Fátima, se enamoró de un joven musulmán, aunque esta relación era imposible en esa época.
Tan grande era su amor, y tan grande el dolor por no estar juntos, que decidieron poner fin a sus vidas. Lo hicieron una noche, en busca de la rosa silvestre, que era una planta que tenía la propiedad de que su pinchazo producía efluvios tan pasionales, que quien se pinchaba moría desangrado.
El misterio de las momias (Alpandeire, Málaga)
El misterio se encuentra en cada rinconcito de la provincia de Málaga y como buena malagueña y amante del misterio la historia de las momias de Alpandeire llamó muchísimo mi atención.
En la Iglesia de San Antonio de Padua (se mando a construir en 1525 por el Arzobispo de Sevilla, Don Diego de Deza y se reconstruyó en el siglo XVIII), se hallaron dos momias de unos 300 años de antigüedad, según afirmó Gaspar Mena, maestro jubilado del municipio y de las que no se sabe quiénes fueron, por qué fueron embalsamados, por quién, etc. Lo que si se sabe a ciencia cierta es que son los cuerpos de un hombre y una mujer y que a pesar de los años están en muy buen estado de conservación. Se baraja la posibilidad de que fueran matrimonio.
Este municipio no es solo conocido por las misteriosas momias, aquí nació Fray Leopoldo una figura muy conocida por ser “el humilde limosnero de las tres Ave Marías”.
Los cuerpos fueron hallados en un nicho más grande y separado del resto que existen en el sótano de la iglesia, hace más de 5 décadas, se cree que fue el primer cementerio del municipio y que se conoce como “El Panteón“.
Durante un tiempo estas momias generaron un gran respeto; entre los niños del municipio se conocía el habitáculo donde se encontraban estas momias como la “habitación prohibida”, los cuerpos estaban recostados sobre una pared y la puerta exterior al estar dañada dejaba entrar como Pedro por su casa a los niños. Para los críos era como un reto.
En los años 70, el obispo de Málaga, el cardenal Herrera Oria, cuando tuvo conocimiento de estoscuerpos y que eran accesibles a los ciudadanos ordenó su enterramiento. Pero en la década de los 80 fueron desenterrados otra vez y los colocaron en una cripta con ventanas de cristal, en el sótano de la iglesia, que permite poder observar las momias.
Algo que ha llamado la atención de estas misteriosas momias es la técnica que se utilizó para la momificación, que ha conservado en muy buen estado los cuerpos teniendo en cuenta las condiciones climatológicas a las que han podido estar expuestas como puede ser el frío extremo, la intensa sequedad, el aislamiento de microorganismos, etc; llegándose a conservar partes tan delicadas como los genitales. Se piensa que la técnica utilizada es propia del Antiguo Egipto, el Doctor en medicina y gran conocedor de las técnicas de embalsamamiento Miguel Ángel Pertierra quedó asombrado cuando pudo analizar in situ los cuerpos. Según Pertierra la momificación no se produjo de manera natural y que se aplicó un proceso de embalsamamiento desconocido. Por lo visto las momificaciones naturales se producen en lugares secos o templados, nunca en ambientes húmedos.
sábado, 23 de marzo de 2019
Iglesia (Parauta, Málaga)
Por el pueblo corre una leyenda, transmitida de generación en generación, que explicaría la razón por la que la patrona de Parauta es la Virgen del Rosario y la iglesia recibe el nombre de la Inmaculada Concepción. Cuenta la historia que en el último tercio del siglo XIX un vendedor de pescado fue a cargar la mula en la playa de Estepona para después acudir a los pueblos a venderlo cuando un fuerte oleaje lo sorprendió y estuvo a punto de ahogar tanto al pescadero como al animal si no es porque, de pronto, apareció una señora que socorrió al hombre y le ayudó a salvar también a la mula.
Días después, cuando el vendedor llegó a Parauta vio que la puerta de la iglesia estaba abierta y, al acceder al templo, observó que la cara de la Virgen que allí se encontraba le resultaba muy familiar.
Al subir al camarín, para verla más de cerca, observó con gran sorpresa que tanto los pies de la imagen como el suelo de alrededor estaban llenos de arena, por lo que creyó que su salvación había sido fruto de un milagro realizado por la Virgen. Desde entonces se le puso al templo el nombre de Iglesia de la Inmaculada Concepción.
Al subir al camarín, para verla más de cerca, observó con gran sorpresa que tanto los pies de la imagen como el suelo de alrededor estaban llenos de arena, por lo que creyó que su salvación había sido fruto de un milagro realizado por la Virgen. Desde entonces se le puso al templo el nombre de Iglesia de la Inmaculada Concepción.
Rey Wamba (Pujerra, Málaga)
Narra una hermosa leyenda, que todos los pujerreños conocemos, que cuando quedó vacante el trono a la Monarquía goda, fue elegido para ocuparlo un vecino de nuestro pueblo, llamado Wamba, dedicado al pastoreo de su ganado y a labrar sus tierras.
Una comitiva de nobles y eclesiásticos recibió el encargo de buscarlo para ungirlo y coronarlo como Rey de España.
Cuando ésta lo encontró, se hallaba en el molino, en el "Río Capilla", como decimos aquí.
A pesar de la insistencia de la comitiva, Wamba se resistió a ocupar tal puesto, alegando su avanzada edad y su poca cultura.
Finalmente, dejó la cuestión a la voluntad divina, diciendo:
"Cuando este aguijado que tengo en la mano florezca seré yo Rey de España"
Acto seguido, clavó la vara en la tierra e inmediatamente después, reverdeció cubriéndose de verdes hojas y blancas flores.
Así se convirtió en uno de los últimos reyes godos de España.
Una comitiva de nobles y eclesiásticos recibió el encargo de buscarlo para ungirlo y coronarlo como Rey de España.
Cuando ésta lo encontró, se hallaba en el molino, en el "Río Capilla", como decimos aquí.
A pesar de la insistencia de la comitiva, Wamba se resistió a ocupar tal puesto, alegando su avanzada edad y su poca cultura.
Finalmente, dejó la cuestión a la voluntad divina, diciendo:
"Cuando este aguijado que tengo en la mano florezca seré yo Rey de España"
Acto seguido, clavó la vara en la tierra e inmediatamente después, reverdeció cubriéndose de verdes hojas y blancas flores.
Así se convirtió en uno de los últimos reyes godos de España.
Origen (Jimena de Líbar, Málaga)
Los datos más antiguos de la localidad se remontan al siglo diecisiete. Sin embargo, como forma de asentamiento, datan de edades mucho más remotas. En la finca conocida como El Tesoro, distante unos 4 kilómetros de la población, se han encontrado vestigios de cerámica y restos de un poblado así como su necrópolis en la que había una sepultura con joyas y otros utensilios que debieron constituir el ajuar del difunto allí enterrado. Estas formas de enterramiento eran propias del pueblo fenicio, siendo después utilizadas también por los indígenas con los que convivió dicho pueblo. También se han encontrado hachas de piedra, ánforas de barro y otros restos de la cultura del Bronce.
De la dominación árabe, tan sólo queda una torre, adosada a la iglesia parroquial de la Virgen de la Salud, que se supone fue el alminar de la mezquita. Su nombre árabe fue Inz-Almaraz, que se cambió por Ximera de Líbar después de la conquista cristiana, nombre que aparece en una piedra de la fuente pública y fechada en 1789. Paseando por el pueblo también encontramos otros vestigios, como las ruinas de Cima Honda , los Castillejos o la plaza de toros, una singular obra de la naturaleza.
Este municipio se considera como el pionero en turismo rural, actividad que comenzó allá por los años 50 del pasado siglo, cuando el antiguo Hotel Bellavista acogía para el descanso a gentes de Tánger, Ceuta y Tetuán. Muchos de esos visitantes eran árabes o militares de alto rango que tenían privilegios en esas antiguas colonias. En cualquier caso, todo eso cambió y desapareció.
El tesoro (Árchez, Málaga)
La leyenda del tesoro de los molinos de harina se sitúa en el trazado que el río Turvilla hace por Árchez, donde se encuentran escalonados los restos de tres antiguos molinos de harina, prácticamente derruidos; pues bien, al poco tiempo de ser abandonado el último de ellos a comienzo del siglo pasado, lo compró un vecino y al levantar un canto rodado de grandes proporciones que estaba en la pared se topó con una pequeña orza llena de monedas de oro y plata. Este hallazgo animó a algunos de los vecinos en momentos de carestía a bajar al río y, en torno a los derruidos molinos, dedicarse a levantar y mover las piedras de gran tamaño que pudieran haber formado parte de la estructura de los antiguos molinos, con el afán de encontrarse con nuevos tesoros.
En las cercanías de un barranco próximo al Arroyo Luis, hay un pozo junto a su cauce, casi oculto entrelas peñas, al que se le atribuye la siguiente leyenda: Cuando en Árchez se procedió a la expulsión de los moriscos, una mora, burlando todos los controles,logró escaparse y esconderse en las profundidades de un pozo, por lo que se le dio por desaparecida. Varios años vivió la desdichada mora dentro del pozo en unasdurísimas condiciones, llegando a sumergirse, para no ser descubierta, en las aguas oscuras de tan angosto espacio cada vez que presentía la cercanía de alguienen su brocal.
Pero una noche, en el momento que la desventurada muchacha aprovechaba para buscar alimentos con los que mantenerse, entre los que recurría a hierbas,frutas e incluso raíces, fue descubierta y llevada a la plaza del pueblo donde delante de la iglesia y del cura,entre llantos y lamentos, la desdichada mujer suplicó clemencia y piedad jurando fidelidad a la fe cristiana.La mujer, debilitada y maltrecha debido a su larga reclusión en un lugar tan inhóspito, sentía acercarse el final de su vida y pedía que le dejaran acabar sus días en el lugar donde había nacido para poder seren terrada junto a sus antepasados. El pueblo entero,compadecido por la terrible historia, pidió el perdón para la desdichada y los vecinos se ofrecieron acuidarla hasta cumplir su último deseo.
La lagartija (Árchez, Málaga)
Una leyenda se basa en el relieve que una lagartija dejó al caer en plena fundición de una de las campanas que iría destinada al campanario mudéjar. Esta campana lleva inscrita la siguiente leyenda: “Me hizo don Ramón Rivas, siendo cura propio don Ildefonso Tomé y García, y alcalde, don Antonio García Azuaya. Año 1.876.”
La imagen de la lagartija, prisionera en el metal y en consecuencia inmortalizada por el bronce, dio paso a la leyenda que acompaña a la campana. Se dice que todo mozo que no encuentre pareja puede liberarse de su estado de soltería si accede hasta la campana y besa el inquietante reptil. En algunos casos será suficiente con una vez y en otros habrá que repetirlo hasta que suceda lo deseado.
Origen (Alfarnatejo, Málaga)
Una leyenda apunta a que el origen de los apodos de Alfarnate (palancos) y Alfarnatejo (tejones) tenga más de leyenda que de base histórica. Según la tradición, enel único camino que unía las dos localidades cayó una piedra de considerable tamaño como consecuenciade unas fuertes lluvias, de modo que el paso quedó interceptado, y para dejarlo expedito la gente de Alfarnate decidió llevar hierros y palos para utilizarlos a modo de palancas, en tanto que los de Alfarnatejo aportaron picos y palas con la intención de socavar el terreno y hacer que la piedra rodara monte abajo,método éste que al final resultó ser el más efectivo,porque la piedra, efectivamente, cayó por su propio peso hasta el valle, donde todavía permanece, segúnse dice.
Cuenta una tradición que cuando un mozo pretendía iniciar relaciones con una muchacha casadera, loque popularmente se conocía como hablarle a unamoza, tenía que buscar una porra o bastón tosco y encaminarse con él durante la noche hasta la puerta de la casa de la chica que pretendía en noviar. La moza conocía, por supuesto, al muchacho que le había dejado durante la noche el bastón a las puertas de su casa; ahora tenía ella que decidir qué hacer con la porra. Si el chico no era del total agrado de la moza o no eraun buen partido, la chica dejaba la porra fuera; pero por el contrario, si se consideraba una buena boda y la muchacha estaba enamorada de él, cogía el bastón y lo introducía dentro de la casa, con lo que se manifestaba la aprobación familiar al inicio de las relaciones.
Una vez que la primera fase de porra dentro, porra fuera había finalizado con éxito y cumplido un plazo de relaciones, la novia confirmaba la fecha de laboda, compraba los vellones de lana necesarios para confeccionar el colchón e iniciar otra tradición, el desmontao, un rito seguido por toda la comunidad.
Los vellones debían ser lavados para quitarles el olor y la suciedad, siendo la costumbre que por la mañana temprano la muchacha casadera se acercaba a la Fuente del Conejo para fregotearlos, y, una vez secos,se reunían todos los solteros y solteras en casa de la novia para proceder a lo que llamaban el desmontao (quitarle las impurezas, pinchos, etc.). Esta operación que duraba de diez a quince días, se convertía en reuniones festivas a las que los chicos y chicas jóvenesno podían asistir porque los mayores contaban historias y chistes subidos de tono.
Alfarnatejo tiene su leyenda del tesoro escondido, como ocurre con la generalidad de los pueblos depasado árabe. Esta leyenda ha sido recientementere frescada con la llegada de extranjeros venidos delnorte de África que buscaban un tesoro siguiendo un plano que hablaba del Tajo de la Gomera (Tajo deGómer) con las medidas referenciadas en varas apartir de una piedra que tenía clavada una herradura.
La familia Galvez (Macharaviaya, Málaga)
Una leyenda se cuenta sobre la solería de la iglesia, que tiene que ver con la acaudalada familia Gálvez. El poder político y económico de esta saga familiar acabó por generar algunas exageraciones que con el tiempo devinieron en leyendas, como, por ejemplo, la que cuenta cómo la hidalga familia, llegada la hora deponerle la solería a la iglesia quiso hacerlo con monedas en lugar de con las habituales losetas. Enterado Carlos III de la iniciativa, se negó a ello, simplemente porque no quería que los fieles pisaran su imagen ya que si se colocaban de cara, sería su regia efigie pisada y si por el contrario se ponían las monedas al reverso, sería el escudo de España el pisoteado. Para dar gusto a la petición y resolver el conflicto ofreció la alternativa de que fueran colocadas de canto, pero parece ser que el presupuesto no alcanzaba.
Otra leyenda relacionada con la fortuna de la benefactora familia asegura que en algún lugar de la iglesia hay un tesoro escondido, a modo de remanente para poder reconstruir el templo en el caso de que por cualquier circunstancia fuera derribado. Hasta el momento, el tesoro no ha aparecido.
Es de resaltar el hecho curioso de la creación en Macharaviaya de la Real Fábrica de Naipes, casi un siglo antes de que Heraclio Fournier creara su afamada fábrica en Vitoria en 1868. Este fue uno de tantos de los privilegios que la familia Gálvez concedió a su tierra natal. Esta fábrica fundada en 1.775 llegó a una producción de 30.000 mazos anuales. En consecuencia, todos los naipes que llegaron a América con anterioridad a 1.815 procedían de Macharaviaya debido al contrato de exclusividad firmado por su propietario con las Indias y así constaba en el palo dos de oros de la baraja.
Origen (Benarrabá, Málaga)
La denominación Benarrabá se deriva de los Banu Rabbah, los hijos descendientes de los Rabbah, tribu de los benimerines que poblaron el Valle del Genal en la época de los moriscos. Tras la reconquista, el término pasó a manos de la Casa de Medina Sidonia.
En la cima de Benarrabá existió un importante castillo que sirvió de atalaya para divisar y defender a otros pueblos de la misma serranía; e incluso hay historiadores que hablan de una comunicación subterránea existente entre el castillo de este pueblo y los de Gaucín y Casares.
Existe una leyenda que se sitúa en la época de los asentamientos de los benimerines. Según cuentan, existía una familia de tintoreros que vivían en las riberas del río Genal y que elaboraban unos tintes exquisitos, especialmente el de color carmesí. La leyenda atribuye las propiedades del brillo y belleza a las propiedades mágicas de las aguas puras del Genal, de donde se abastecían sus pozos. La producción era enviada a Córdoba, Granada y Málaga. Pero las propiedades mágicas estaban en las manos del tintorero Abdesalam ben Arrabat que era un gran alquimista y elaboraba efectivas fórmulas, con elementos como ácido sulfúrico o el nítrico, hoy habituales, pero una rareza en aquella época.
El núcleo del pueblo se asienta sobre la ladera del monte Porón, lo que hace que sus calles alcancen pendientes inverosímiles, con una media del 43 por ciento. Pero a los lugareños esto les da igual ya que todos los días las suben y bajan varias veces, especialmente los que viven en la parte más alta, más o menos en donde se sitúa la plaza del Santo Cristo de la Veracruz, único lugar llano de la localidad.
La singularidad de este urbanismo ha logrado que Benarrabá sea uno de los pueblos más respetuosos con el urbanismo original: callejuelas enrevesadas, empinadas y angulosas, aún empedradas. La mayor parte de las viviendas están construidas de mampostería, madera y teja. La plaza, totalmente remodelada, se encuentra perfectamente integrada, ennobleciendo y embelleciendo al pueblo. La vida cotidiana se desarrolla entorno al Ayuntamiento, en la parte baja, ubicado en la calle Real.
Desde los diversos miradores del pueblo es posible contemplar gran parte del Valle Genal, donde la Naturaleza hechiza. Y es que Benarrabá está escondida en ella: hay que abrirse paso entre las montañas para llegar al municipio el cual cuenta con un bosque que supone más del 70 por ciento de su término municipal.