sábado, 28 de noviembre de 2020

Santuario Virgen de la Esperanza (Calasparra, Murcia)

 Cuenta la leyenda que fue un pastor que buscaba refugio quien halló la pequeña imagen en el interior de la cueva. Cuando la autoridades eclesiásticas de Calasparra quisieron trasladar la talla a alguna iglesia de la ciudad, la imagen adquirió un peso desproporcionado en relación a su pequeño tamaño. Así se interpretó que la Virgen deseaba ser venerada en su gruta. A esta imagen, un pequeño busto de María tallado en madera, conocido como "La Pequeñica", se le adosó una escultura de mayor tamaño, propia del Barroco murciano. Según documentos encontrados, ambas se veneran juntas, la pequeña a los pies de la grande, desde 1786.


El porqué y cuándo se colocó junto a la Virgen de la Esperanza (La Grande), la “Pequeñica” (La Aparecida), no se sabe con exactitud, pero sí se conoce que en el año 1786 ya se veneraban juntas, y que en 1840, fue nombrada la primera patrona de Calasparra.
Personajes
A principios del siglo XVII Dña. Juana Sánchez, viuda adinerada de Mula, donó la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, la Virgen grande, concretamente en el año 1617. Esta imagen es la que actualmente se venera en la ermita y que, junto con la de "La Pequeñica", atrae al Santuario a multitud de personas. 

domingo, 22 de noviembre de 2020

La Bajada de la Mora (Bullas, Murcia)

 La leyenda cuenta como en una noche tormentosa la princesa bajó desde el monte Castellar para ver a su amado y el príncipe no apareció. Imaginándose lo peor se sumergió en el agua y desapareció. Desde entonces se dice que su alma baja en la noche de San Juan buscando a su amado.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

La Cruz del Ope (Archena, Murcia)

 El Ope, situado al norte del término municipal, es el mas alto (276 metros) y el mas representativo y emblemático de los cerros que rodean a Archena. Su airoso pico, coronado por la Cruz es perfectamente identificable desde cualquier punto del término

Las piedras calizas blancas de que está formado no facilitan precisamente la vegetación, aunque los mayores recuerdan perfectamente tiempos más húmedos en los que sus faldas albergaban un escaso arbolado de eucaliptos y pinos. Entonces la caza de conejos era muy abundante y se veían también numerosas zorras.
La palabra OPE no aparece actualmente ni en enciclopedias ni en diccionarios tan prestigiosos como el de Mª Moliner, pero al parecer designa una piedra semipreciosa. La voz Ope aparece transcrita en dos papiros egipcios conservados en el Museo Británico; uno de ellos es un libro de horas en el que junto a la invocación constante de los nombres del dios Osiris se mencionan estrellas, montañas y otros elementos topográficos, ganado y todo aquello que podía ejercer una influencia favorable sobre Egipto y sus habitantes.
En la mitología griega la diosa preolímpica Rea, hija de Urano y de Gea, es decir del cielo y la tierra y por tanto una de las Titánides, tiene como segundo y poco conocido nombre el de Ope. Convertida en la esposa de Crono, supo que este devoraba a sus hijos y consiguió salvar al más pequeño, Zeus, entregando a Crono una piedra envuelta en pañales en lugar del niño. Es pues la abuela de los mas conocidos dioses del Olimpo. En Grecia el culto a Rea implicaba un tributo a las madres. Es frecuente la asimilación de Rea con la diosa frigia Cibeles por lo que tanto REA/OPE (Ops, en algunos casos)/CIBELES serían la misma divinidad, la diosa de la abundancia que conduce un carro tirado por dos leones y comparte con su hija Démeter/Ceres el cuerno de la abundancia
Pascual Madoz en su célebre diccionario publicado a mediados del siglo XIX, habla de: «la montaña o cabezo que se denomina el Ope, voz degenerada sin duda y que aludiera acaso a riqueza». En ocasiones aparece escrito como Lope o L/Ope, pero esta forma es sin duda un apócope utilizado con mucha menos frecuencia.
La Cruz del Ope existe, al menos, desde finales del siglo XVII, ya que desde esa fecha tenemos documentada su presencia gracias a los primeros documentos que se conservan en el Archivo Municipal: unos libros de contabilidad que se llamaban del gasto menudo. En estos libros se reflejaba el gasto que, según nos indica en su «Historia de Archena» Manuel Medina Tornero, se realizaba para festejar la Pascua Florida de Resurrección y colocar una cruz de madera envuelta en un lienzo. En el libro de 1725, por ejemplo, hay un asiento del mayordomo de propios: «mas ocho reales que pagué a el Sr. Cura de esta villa por la misa y prozesión de la Cruz del Lope». Este gasto se repite con carácter anual.
La Orden de San Juan se repartía con el Concejo el producto de la subasta anual de las yerbas del término municipal. El del Ope y los otros cuatro cerros que rodean Archena eran propiedad de la Orden y de los bienes de propios del pueblo a partes iguales. Con las desamortizaciones del siglo XIX estos cerros pasaron a ser propiedad privada.
Las cruces a la entrada de las ciudades fueron construidas con el fin de proteger a la población de los males exteriores: epidemia, enfermedades o incluso de la presencia demoníaca. Son un símbolo cristiano protector de tremenda austeridad. Sin aspecto decorativo alguno, responden a un viejo canon de arte popular.
La leyenda del Ope puede ayudar a explicar la necesidad de protección.
Cuentan que una lluviosa tarde de invierno un pastor fue al monte Ope a recoger caracoles y se encontró un corderillo pequeño. Se lo echó a los hombros, pero su peso iba aumentando paulatinamente y, en consecuencia fatigándolo cada vez más. El cordero se había transformado en borrego y de pronto emitió una voz grave, cono de ultratumba que le dijo al pastor:»cuanto mas lejos me lleves mas te pesaré»
El pastor soltó horrorizado al enorme borrego de pelo negro que resultó ser la figura del demonio en forma de fauno. Galopó ladera arriba, dejando tras de sí una estela maloliente y azufrosa a la vez que emitía unas espeluznantes carcajadas.
Según otra versión de la leyenda
El monstruoso ser extendió unas cartilaginosas alas y lanzando una terrible risotada, echó a volar.
Siguiendo la leyenda, tras este suceso el cerro fue purificado con exorcismos y coronado con una cruz en su punto mas alto, para librarse de la presencia demoníaca.
El primer cementerio con el que contó Archena, construido de forma provisional, tras la epidemia de fiebre amarilla de 1811, se situó en la falda del Ope .
La cruz del Ope continúa permaneciendo en lo alto del cerro, aunque ahora ya no es de madera, sino de hierro. La reposición de la Cruz y su cambio de material tuvo lugar después de la guerra, entre 1940 y 1941 y fue iniciativa de don Pedro Martínez López, conocido como Rojico Foña que había hecho la promesa de reponer la Cruz si conseguía volver a su pueblo después de haber sido encarcelado durante la guerra; La Cruz actual lleva grabadas en los dos extremos de la viga las iniciales del nombre de su patrocinador. En el taller de su garaje, situado en la carretera de Villanueva, construyó la cruz a partir de una larga viga de hierro, con la ayuda de Manuel el Polero y Joaquín (hijo de Jesús Prosa). En la colocación participaron los José Pones, constructores, que ayudaron en los anclajes. Estando también presentes María Luna y Antonio, marido de Antonia, la tuerta. Desde entonces y gracias a la perdurabilidad del hierro, no hace falta la reposición de la cruz.