Alonso Fajardo, «el bravo» para unos y «el malo» para otros, que logró contra los musulmanes granadinos la célebre victoria en los campos de los Alporchones el día de San Patricio de 1452, es también recordado por una carta que en 1461 envió a Enrique IV de Castilla mientras se encontraba sitiado en Caravaca, que denota fuerte personalidad y elevada cultura, como señala el historiador Torres Fontes. «O Rey muy virtuoso, soy en toda desesperación por ser así desechado de vuestra Alteza. Soez cosa es un clavo, y por él se pierde una herradura, y por una herradura un caballo, y por un caballo un caballero, y por un caballero una hueste, y por una hueste una ciudad y un reino».
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