sábado, 30 de diciembre de 2023

La doncella de Moratalla (Moratalla, Murcia)

 Lo cierto es que el periodista identifica a Ordelinda con una joven condesa, mientras que nuestra leyenda –según Alfredo Rubio Heredia– era, precisamente, la “Encantada” de la historia.

Coinciden ambos autores al escribir que Ordelinda estaba prometida al noble Sigiberto, pero casó con Hilderico. Sin embargo, Carlos Evia señala que el padre de Ordelinda, siendo ésta niña, la había prometido al citado Sigiberto, pero fallecido repentinamente el padre poco antes de la boda, Ordelinda rompió el compromiso…casando con Hilderico. Alfredo Rubio escribe que Ordelinda había jurado por la salvación de su alma ser la esposa del noble Sigiberto y olvidando después su juramento, trató de desposarse con Hilderico, falleciendo la misma noche del desposorio, en la madrugada de San Juan del año 600, víctima de la justicia divina. El cadáver –sigue escribiendo A. Rubio– quedó en la tierra y el alma no pudo entrar en la Gloria al encontrarse manchada con el pecado de perjurio por lo cual, se encontraba en pena desde entonces. Su espíritu encantado se encontraba encerrado en la roca existente junto al viejo camino de Benámor, permitiéndole salir solamente una vez al año: la noche de San Juan.

El periodista Carlos Evia escribe que el alma encantada de la doncella, fue llevada al paraje de Benámor donde fue encerrada en una caverna ubicada junto a una fuente. (Que nosotros sepamos, en el lugar –si es el mismo– nunca hubo una caverna, pero sí una fuente) y que el fantasma de Ordelinda, al que se le permitía salir una vez al año, en la noche de San Juan y en forma humana,  era custodiado por el fantasma de un enorme esclavo negro. Desde entonces –continua escribiendo el periodista– (…) siguieron viendo a la condesa en el citado día, aterrorizando a los pobladores.

Aunque de una forma ligeramente diferente ambos autores, nombran a Doña Castellana Fajardo como inductora de que Pedro López de Víllora debería obtener de Ordelinda el collar de perlas que solía lucir en la noche de San Juan y como consecuencia de la lucha que éste mantuvo con el negro guardián, el joven murió.

Carlos Evia escribe finalmente:  En la mañana siguiente unos pastores descubrieron el cadáver de Pedro cerca de la cueva de la doncella y lo llevaron a Moratalla. Cuando lo supo Castellana, consciente de su culpa, quedó muda para siempre.

            Alfredo Rubio, por su parte, señala que: A la mañana siguiente, fue cuando los vecinos de Moratalla, que se dirigían al campo, encontraron el cadáver del noble y valiente Pero López en el espacio que existe entre la piedra y el camino, sin señal alguna de violencia ni lucha. (…); y que Dª Castellana Fajardo, enterada de la muerte del joven, exclamó ¡Yo, yo sola he sido! ¡yo soy la responsable! ¡yo he tenido la culpa..! (…). ¡Dona Castellana de Fajardo había perdido la razón, estaba loca!. ..

            Muy literariamente, Alfredo remata el texto escribiendo: Ordelinda permaneció todavía encantada, sin poder dejar aquella piedra fatal, por espacio de 400 años hasta que murió el feroz negro en la forma que tenía profetizada; o sea, a impulso de una terrible estocada de espada, pero de una espada que, sin tener punta ni filo, ha causado muchas muertes parecidas, y se llama civilización del siglo XIX. Desde entonces, esa piedra, como ya no alberga encantadas, negros, ni almas en pena, no produce temor ni espanto en los transeúntes, que la consideran sólo como una enorme mole de prosaico carbonato de cal.

            Y nosotros añadimos: Urbanizado el paraje, el enorme peñón ha quedado arrinconado, olvidado, sin que el Ayuntamiento  haya colocado un cartel informativo para que generaciones futuras o visitantes puedan conocer la leyenda con lo cual, el transcurrir del tiempo, podría dejar en el olvido este cuento, mito, fábula, ficción o superstición, en la página correspondiente de  la Historia de Moratalla.

sábado, 23 de diciembre de 2023

Nuestra señora de la Consolación (Molina de Segura, Murcia)

  La fábula nos dice que unos labradores, o bañistas, ¿quién sabe?, la encontraron apoyada en la piedra que hay en medio del río. Sacáronla y la depositaron, con toda devoción, en el viejo templo parroquial, aquel que se edificó sobre la Mezquita a un lado de la plaza central del hisn Mulina mora, (nunca hins Mola) lugar desde donde la duma o reunión de ancianos, gobernaba la fortaleza. Mas, a la mañana siguiente cuando fueron a verla las buenas gentes de la villa se encontraron con que había desaparecido. Desconcertados volvieron al río, y en su ribera estaba la imagen.

   Pensaron en una broma de mal gusto. Volvieron a trasladarla al templo donde fue contemplada, con una cierta admiración, por los molinenses. Unos con yelmo, espada, lanza y ballesta, otros con azada, arado y perro pastor. Las mujeres con sus tocas y refajos de colores. Los niños con sus pies descalzos. Pasó la noche y al día siguiente la imagen había vuelto a desaparecer y a encontrarse en las riberas del río. Justo en el mismo sitio. El párroco y los feligreses entendieron que aquello significaba que la Virgen quería allí una ermita para su devoción. Aquellas buenas gentes, se pusieron manos a la obra  nunca mejor dicho  y levantaron la que podemos considerar primera ermita.

   En cuanto a la aparición de la imagen la leyenda puede apoyarse y hasta sostenerse, con una cierta credibilidad si tenemos en cuenta que a lo largo del siglo XV el enfrentamiento con los musulmanes fue frecuente, y además, Molina participo en ellos de una manera intensa, tanto con don Juan Manuel, como después y por más tiempo, con los Fajardo. Lo cierto es que no hay rastro de la posible antigüedad de la imagen, excepción de su talla, que, desgraciadamente para el arte, más que para la religión, fue quemada en 1936. Las fotografías que quedan, así como la hechura que Bernabé Gil imitó y que restauró, en 1993, José Hernández Navarro, hablan de los siglos XIV y XV.

domingo, 17 de diciembre de 2023

Virgen del Milagro (Mazarrón, Murcia)

 En las nueve declaraciones que bajo juramento hicieron varios vecinos del pueblo, al amanecer del 17 de Noviembre de 1585 vino un vigía de la Cueva de los Lobos dando la alarma porque había oído ruidos extraños. Se tocó a arrebato la campana del Castillo de los Vélez y la gente fue a pie y a caballo hasta el mar donde vieron siete galeotas que se dirigían hacia Cabo Cope. A la vuelta siguieron el rastro de las huellas de los piratas que, de junto al Bol de Piedra Mala, se dirigía por la falda de la sierra pasando por el Cabo de la Leonera hasta la Cueva del Plomo, llegando al caserío de las Moreras y desde allí se dirigían al Bol de Susaña y a las tierras de Andrés Sepúlveda y desde ese lugar a la cañada de Antonia Ruíz hasta llegar a la Cruz de los Caminos en el arrabal del pueblo, volviéndose de nuevo por el Camino Real al pozo del ladrillar y desde allí de nuevo por la Rambla hasta las Pedreras Viejas y otra vez a Piedra Mala, dejando en su huida aparente municiones y otras pertenecías, entre ellas la Bandera llamada 'de los Moros' hoy restaurada y que se custodia en el Santuario de la Purísima en Mazarrón, como un testimonio histórico de aquel acontecimiento.

Vueltos al pueblo, admirados y asombrados de que aquellos piratas en número de unos quinientos hubieran llegado hasta cincuenta metros de la villa sin ser notados por nadie y que se fueran huyendo inexplicablemente sin que tampoco nadie los notara, entraron en la iglesia para oír la Santa Misa, volviéndose luego a sus casas para comer. En la Iglesia de San Antonio estaba erigida la Cofradía de Nuestras Señora del Rosario a cuyo rezo se interpretó la victoria de la Batalla de Lepanto contra los turcos en 1571.

El mediodía es la hora crucial en que se despejarán las inquietudes e interrogantes que no habían conseguido antes: al amanecer el sacristán y encargado del Hospital, Gaspar Martínez, visitó la iglesia de la Purísima y ha visto apagada, como era natural, la lámpara de aceite que hay en la capilla de Nuestra Señora de la Concepción, y en la cual había echado en la noche anterior una cuarta de aceite cerrando entonces la verja de la capilla con llave, y se fue a sus asuntos.

Al mediodía, cuando la gente salía de misa, la hija de la sacristana ha visto encendida la lámpara de la capilla de la Virgen y se lo ha dicho a su madre. Esta mujer, llamada Patricia Lara, asombrada de que eso ocurriera, pues era materialmente imposible, ella y otros vecinos que estaban en el Hospital contiguo oyeron un gran golpe en la iglesia y ante tal señal entraron y vieron la referida lámpara encendida y goteando aceite sobre el plato donde en poco tiempo hubo más de dos libras. Llamó a su marido y ante tal prodigio tocó insistentemente la campana de la iglesia de tal modo que el pueblo se inquietó y acudió a ver qué pasaba, unos pensando que algún anciano se había muerto, otros pensando que había llegado en libertad algún cautivo y otros sin más motivo que responder al sonido de la campana que tañía. Llegó el mayordomo de la Cofradía y Hospital, Ginés Pérez Monzón, pensando entonces que se había muerto algún asilado y vino también Clemente García, sacristán de la iglesia de San Antonio, junco con el escribano Jorge Escobar. Cuando llegó el cura de San Antonio, don Ginés Cifuentes, el Mayordomo abrió con la llave la puerta de la capilla y pudieron contemplar los cuatro de cerca cómo la lámpara goteaba desbordándose el aceite sobre el plato. Dirigiendo el sacristán de San Antonio la mirada a la imagen de la Virgen vio cómo ésta tenía sobre la frente unas pequeñas gotas de agua y otras más grandes que se formaron en la mejilla derecha y en el lagrimal y caían sobre su pecho. El cura se arrodilló admirando y lleno de fervor empezó a dar voces alabando a Dios y a su Bendita Madre y se dirigió al pueblo diciendo: "No veis cómo suda la imagen de Nuestra Señora".

Por este motivo el 17 de noviembre fue proclamado día de Mazarrón. Este es el motivo por el que su Municipio tiene elegida como Patrona a la Santísima Virgen Inmaculada y la razón de que cambiase el día de su fiesta patronal que, hasta esa fecha, era celebrado anualmente el ocho de septiembre, festividad del Nacimiento de Santa María.

martes, 5 de diciembre de 2023

El rey caníbal murciano (Lorqui, Murcia)

 En el verano de 1961 tres aventureros españoles se adentraron en la selva amazónica en busca de oro. La expedición les llevó a vivir una intensa aventura entre tribus que practicaban la antropofagia, en la que a punto estuvieron de perder la vida. Uno de ellos, Ángel Valero García, natural de la localidad de Lorquí (Murcia), llegó a convertirse en “El Gran Cacique Blanco de la Luna” de una de esas tribus. Su historia es digna de la más trepidante e intensa novela de aventuras entre los peligros de la selva, en medio de fieros guerreros caníbales y reductores de cabezas. Vamos a conocer la historia del “Rey Caníbal Murciano”.

Contamos con la participación de Francisco García (Historiador y Cronista oficial de Lorquí), Ignacio García (Pintor y profesor), Carmelo Martínez (Director de “Lorquí en la historia del mundo”), Juan Ruiz (investigador de la figura del Rey Caníbal Murciano) y Ángel Tomás Valero (Hijo del Rey Caníbal Murciano). Además escuchamos un documento sonoro con declaraciones del propio

Brazo de mar bajo San Patricio (Lorca, Murcia)

 Otra de las historias que cuentan los viejos del lugar es que bajo el altar mayor de la antigua colegiata de San Patricio hay un «brazo de mar» que se oye si prestas atención. La realidad es que bajo el altar mayor está la cripta del deán Sebastián Clavijo, primer abad de la Insigne Colegial. Así, en el subsuelo del templo hay pozos y depósitos comunicados entre sí para usos o aprovechamientos hidráulicos.

viernes, 24 de noviembre de 2023

Túnel del castillo (Lorca, Murcia)

 En muchas poblaciones se cuenta que hay un túnel que va de un lugar a otro que era utilizado para escapar en caso de peligro. Pues bien, en Lorca dicen que hay un túnel que va desde el castillo hasta el Santuario de la Virgen de las Huertas, sin duda un largo trecho, e incluso hay gente que apunta que conoce a alguien que lo ha recorrido. La existencia de albollones o conductos de desagüe en las poblaciones ha alimentado estas historias o leyendas sobre misteriosos pasadizos subterráneos.

jueves, 16 de noviembre de 2023

Las Terreras (Lorca, Murcia)

 Una leyenda cuenta que los niños no podían acercarse a una mina cercana a este paraje pues había allí una dama encantada. Si hablabas con esa mujer, cambiaba su espíritu y la persona quedaba atrapada en el de ella. Estas leyendas de encantos y hechizos son comunes en otros muchos lugares. Por ejemplo, en la pedanía de Coy, cerca de Las Terreras, se narra que de una cueva sale una mujer rubia, de cabello largo y muy bella para peinarse con su peine de oro en la Fuente de Coy, y cuando miraba a alguna persona la dejaba encantada.

La Paca, doña Inés y don Gonzálo (Lorca, Murcia)

 Se dice que el origen del nombre de estos lugares proviene de la relación que D. Gonzalo Musso, hombre de familia nobiliaria casado con doña Inés García de Alcaraz, también de alta alcurnia, mantuvo fuera del matrimonio con una mujer de nombre Paca, una modesta posadera que vivía en las tierras altas de Lorca. Quiso este señor dar a su amante casa y tierras, pero con la prudencia oportuna para que no se airearan sus escarceos amorosos. Según esta historia o leyenda son estos tres personajes los que dieron nombre a las pedanías septentrionales de La Paca y Doña Inés, así como al paraje de D. Gonzalo. La historia, aunque ingeniosa, no es veraz, como revelan rigurosos estudios sobre la toponimia de estos lugares: ni doña Inés casó con don Gonzalo Musso, ni la Paca fue amante de este.

sábado, 4 de noviembre de 2023

El Cristo del Carbón (Lorca, Murcia)

 En 1578 dos mercedarios que caminaban por la calle encontraron a un hombre desmayado sobre el suelo y lo llevaron al convento. Se llamaba Juan Redón, un soldado que se había alistado en el tercio viejo o roto de Lorca (llamado así por el desgaste de las vestimentas de los soldados como consecuencia de las largas campañas) con el que marchó a Flandes, y que, hasta entonces, pasaba los días en la portería del convento pintando con carbón un crucificado dolorido y triste. Estando en Madrid, se vio envuelto en una pelea y su atacante resultó muerto. Desde entonces, el rostro de aquel infeliz se le aparecía continuamente, y cuando pintaba reproducía su cara una y otra vez.

Juan volvió a Lorca e ingresó como lego en el convento de la Merced para redimir su pecado. Una noche que estaba encendiendo las lámparas de las hornacinas y retablos, al llegar a la portería donde estaba el Cristo que había pintado, escuchó: ¡asesino! Se giró para verlo y la cara no era la que él había pintado tiempo atrás, sino la de su víctima, el joven madrileño. El lego pidió perdón, pero el Cristo le volvía a decir: ¡asesino! Con un tizón del brasero borraba una y otra vez la cara de Cristo, pero el rostro de aquel muchacho volvía a aparecer. El hermano Juan se desplomó y murió. Desde aquella tarde vaga por el claustro del convento de la Merced un fraile loco, pero tranquilo y afable.

Carta de Alonso Fajardo a Enrique IV (Lorca, Murcia)

 Alonso Fajardo, «el bravo» para unos y «el malo» para otros, que logró contra los musulmanes granadinos la célebre victoria en los campos de los Alporchones el día de San Patricio de 1452, es también recordado por una carta que en 1461 envió a Enrique IV de Castilla mientras se encontraba sitiado en Caravaca, que denota fuerte personalidad y elevada cultura, como señala el historiador Torres Fontes. «O Rey muy virtuoso, soy en toda desesperación por ser así desechado de vuestra Alteza. Soez cosa es un clavo, y por él se pierde una herradura, y por una herradura un caballo, y por un caballo un caballero, y por un caballero una hueste, y por una hueste una ciudad y un reino».

Privilegio de los homicianos (Lorca, Murcia)

 El castillo de Xiquena, de origen islámico, situado sobre un risco en el valle del río Corneros, fue tomado en 1433 por las tropas castellanas. Era tan difícil vivir en la vanguardia de la frontera que Enrique IV de Castilla dictó un privilegio de homicianos que permitía redimir sus delitos a los criminales que poblaran villas y fortalezas expuestas al peligro. Esto fue origen y causa del popular dicho «mata al Rey y vete a Lorca». Si eras noble y lograbas sobrevivir seis meses y un día, quedabas libre de cualquier pena; si no eras noble, la pena ascendía a un año y un día.

Boabdil (Lorca, Murcia)

 Boabdil «el chico» se vio obligado a huir de Granada junto a su madre Aixa, pues su tío «el Zagal» quería hacerse con el poder del Reino Nazarí. Los engañaron para que marcharan a Almería, pero Boabdil había sido advertido de la trampa. Huyó hasta Vera desde donde envió emisarios a Lorca para solicitar ayuda y hospedaje al alcaide del castillo, quien accedió alojando en la torre Alfonsina al último rey de Granada.

domingo, 29 de octubre de 2023

La balsa de la reina mora (Lorca, Murcia)

 Cuando los lurqíes habitaban la alcazaba lorquina se refería la historia de la princesa Celina, hija del rey Eliza, que desapareció misteriosamente y aún no ha aparecido. Cuentan que Alaor, capitán de la guardia del rey, estaba muy enamorado de la princesa y que todas las noches la rondaba; ella, que también estaba muy enamorada del capitán, esperaba todos los días la caída de la noche. Huzén, un brujo muy atractivo y enamorado de la princesa, comido por los celos, hechizó a Celina mientras se bañaba en la balsa. Ella desapareció y el mago le dijo a Alaor y Eliza que solo podría ser desencantada transcurridos 100 años y siempre que una persona comiera una granada, grano a grano, lanzándola hacia arriba y cogiéndola con la boca sin que un solo grano cayera al suelo.

Predicación de San Vicente Ferrer (Lorca, Murcia)

 En 1411 el dominico valenciano Vicente Ferrer vino a predicar a Lorca, pues era frontera entre dos reinos de diferente religión. Se dice que los lorquinos prestaron escasa atención a su elocuente oratoria, por lo que se marchó muy enfadado, y cogiendo sus alpargatas y sacudiéndolas, exclamó: «de Lorca ni el polvo». En la calle Corredera, en el lugar donde según la tradición predicó el santo, a mediados del siglo XVII se colocó su estatua sobre un miliario romano de la vía Augusta adosado al esquinazo de la casa solariega de los Marín Ponce de León, donde más polvo se levantaba de toda la ciudad, imagen que aún podemos ver junto a la plaza que lleva su nombre.

jueves, 19 de octubre de 2023

La conquista (Lorca, Murcia)

 Cuenta la leyenda que el infante Alfonso de Castilla, que luego reinaría como Alfonso X el Sabio, vino a conquistar Lorca en noviembre de 1244, tras acampar en los reales de la huerta y rezar a la Virgen María, de la que era muy devoto. La toma de la ciudad tuvo lugar el 23 de noviembre, día de su cumpleaños y festividad de San Clemente, por lo que este santo se convirtió en patrón de la ciudad, y Nuestra Señora la Real de las Huertas, cuya protección y ayuda permitió a las tropas cristianas la conquista, fue nombrada patrona.

El apóstol Santiago (Lorca, Murcia)

 Cuenta la tradición que el apóstol Santiago llegó a España por el Portus Magnus (Portmán) y desde ahí viajó a Lorca por la vía Augusta camino hacia Granada. Paró en Lorca y predicó donde hoy se encuentra la iglesia levantada con su advocación, que había sido primero una pequeña ermita extramuros de la ciudad.

El olivo maravilloso (Lorca, Murcia)

 La leyenda en torno a un olivo maravilloso, muy difundida en Al-Ándalus, está impregnada del ambiente sobrenatural de los viajeros árabes. Dice así: «Un hecho extraordinario lo constituye un olivo que se encuentra en una iglesia en los alrededores de Lorca, junto a un castillo, conocido por Mirabayt. Durante la oración de la tarde del día que precedía a la primera noche del mes de mayo, el olivo floreció y no había entrado aún la noche cuando sus frutos cuajaron. A la mañana siguiente, el olivo había madurado y alcanzado su punto de sazón. La gente tuvo conocimiento de lo sucedido y lo difundió. Los emires enviaron personas expertas para comprobarlo. Los habitantes de aquella comarca cortaron el olivo por la mucha gente que allí acudía y permaneció cortado durante algún tiempo. A pesar de esto el olivo volvió a crecer y hasta hoy se halla así».

La langosta de oro (Lorca, Murcia)

 Esta leyenda de época medieval, que recogen textos árabes, refiere que con frecuencia aparecían en los campos de cereales de Lorca plagas que arruinaban las cosechas a su paso. Los habitantes de la ciudad cuentan que había en el interior de una iglesia una langosta de oro, a modo de talismán, y no habían conocido estas plagas, hasta que fue robada. A partir de aquel año no han dejado de aparecer estas plagas en los campos de Lorca, con los consiguientes perjuicios para la economía lorquina.

domingo, 15 de octubre de 2023

El Cejo de los Enamorados (Lorca, Murcia)

 No hay más que desplazarse a la parte más baja del Castillo, bajo los muros en la zona este de la fortaleza, para hallar una balsa cuadrada. Cuenta la leyenda que se encuentra encantada por una bella princesa mora. Dicen, que al nacer la madrugada de San Juan, la joven aparece sentada al borde de la balsa y narra su historia al mortal que se aproxima.

Esta joven princesa no es otra que Halewa, «que muestra la hermosura de las hadas», la misma que cautivó con sus ojos negros al noble caballero Meruan. Así lo recoge el relato del libro «Escritos y estudios de un cronista de Lorca», del presbítero José María Campoy García, quien además asegura que fue la propia princesa quien, en una noche de San Juan, le relató la «triste historia».

Ella, hija del rey Abu Muhamad. Él, protagonista de numerosas hazañas contra las tropas del Rey Alfonso y del Cid, pero quiso el destino que un día se separaran, por las batallas que entonces se libraban.

Según el relato, Meruan consiguió ganar todas batallas que disputaba. Tal fueron sus hazañas, que el rey le nombró capitán de caballería, pero otro hombre se disputaba el amor de la bella princesa, Abu Hassam ben Elisa, que poseía el afecto y la confianza del padre.

La muerte del rey lorquino no tardó en llegar en una batalla en Almería, y fue cuando Hassam vio más cerca que nunca su oportunidad de casarse con la princesa. Su único obstáculo era Meruan al que una noche citó haciéndose pasar por la enamorada y, en mitad del camino, a la altura del Cejo de los Enamorados, le prepararon una emboscada. La lucha fue encarnizada y Meruan, estando a punto de morir, decidió arrojarse por el precipicio. A lo lejos llegaba la joven, que oyó su último grito. Allí, sólo quedaba Hassam que le pidió amor, pero la princesa se negó, lo que provocó la ira de Hassam y la amenazó con convertirla en esclava. Justo en ese instante, Halewa vio al borde del precipicio un objeto de su amado cubierto de sangre y se arrojó junto a él.

Un mago que acompañaba a Hassam, queriendo adular a su amo, evocó con un conjuro a las furias infernales y pidió que la joven vagara errante por el Castillo, permaneciendo encantado hasta la muerte del último de los descendientes de Hassam.

domingo, 23 de julio de 2023

Villa Rosalía (Librilla, Murcia)

 La conocida popularmente como Villa Rosalía –no confundir con la casa donde un padre asesinó a su mujer delante de su hija pequeña en 1977, en la ciudad Alicantina de Elda– es una de las mansiones más impactantes de la Región de Murcia por su consagrado estilo modernista. Residencia del Andrés Méndez Ruiz, éste la dejó en herencia a su hijo José, pintor y profesor de dibujo muy conocido y arraigado en Librilla. El nombre de Villa Rosalía le viene porque en 1933 era un hotel de con esta denominación. Se trata de una construcción de principios del siglo XX -1920– con clara inspiración neoclásica que alberga en su interior un reguero de historias relacionadas con el más allá, encontrándose dentro de los itinerarios relacionados con el misterio y la investigación paranormal.

En su interior los vecinos hablan de que se escuchan ruidos, portazos, y gritos. Además, lo que más ha practicado en su interior ha sido la ouija: sesiones y sesiones de este instrumento que supuestamente nos conecta con el lado oculto de la existencia y del que perdemos el control del mismo desde el momento en el que se inicia la sesión.

Uno de los casos que hemos podido documentar está protagonizado por tres niñas que en los años 90 realizaron una sesión de la que nunca se van a olvidar. Al parecer, contactaron con un antepasado de una de ellas y tuvieron que dejar la sesión a medias porque esta entidad estaba jugando con ellas. Las insultaba y les mandaba mensajes obscenos que ni ellas mismas llegaban a comprender, pero que desde luego les transmitían auténtico temor. A los pocos días una de ellas tuvo un accidente en el coche de su padre, otra entró en pánico sin motivo aparente, dejando lo que estuviera haciendo y quedándose petrificada por las voces que escuchaba en su mente. La tercera niña llegó a afirmar que estuvo varios días sin dormir porque le daba miedo entrar en sus sueños, ya que veía una sombra que constantemente la perseguía, despertándose justo en el momento en el que esa sombra estaba a punto de cogerla. Por suerte y tras ayuda psicológica pudieron enfrentarse a sus miedos y superarlos.

El barranco del infierno (Librilla, Murcia)

 Cuenta una de sus leyendas que un pastor iba con un cordero recién nacido en sus hombros y que, al pasar por él, sus sonidos cambiaron, sus patas se volvieron negras y de pezuñas profundas, y el pastor soltó el cordero y marchó corriendo”.

No en vano la Casa Méndez, el cauce del río Orón (o Lymbralla para los antiguos musulmanes)  conocido como el barranco de los espectros y el antiguo cementerio de Librilla, que data de mediados del siglo XVII, forman una tríada perfecta desde el punto de vista sobrenatural. Cientos de apariciones, muertos que son vistos por ese barranco, niñas vestidas de comunión, cientos de suicidios y asesinatos en la zona son los testimonios que podemos traer en una zona donde esta construcción es testigo de excepción tanto del paso del tiempo como del acceso abierto entre nuestro mundo y el más allá.

No en vano este barranco es conocido por los fantasmas que campan a sus anchas en noches de luna llena. Al parecer todo comienza con una leyenda recogida en el siglo XVI, según la cual un pastor iba por ese desfiladero con su grupo de oveja cuando de repente una de ellas se lastima y no puede seguir caminando. Este hombre se percata de lo sucedido gracias a su perro, que se mostraba muy intranquilo, y no se explica cómo el animal tenía las patas traseras tan ensangrentadas, como si hubiera sido atacada por otro animal. Se acercaba la noche y se podían apreciar ya los primeros rayos de luna llena por lo que decide cogerla y llevarla en sus hombros hasta su casa. De repente empezaron a escuchar unos alaridos y a ver sombras que se movían de un lado a otro de la rambla; con mucho miedo comenzó a acelerar el paso con el deseo de llegar pronto a su granja y encerrarse allí, pues tenía la sensación que esas sombras le estaban persiguiendo. En esa carrera contrarreloj se percató de que las patas de la oveja que portaba sobre sí mismo se habían vuelto totalmente oscuras, prácticamente negras.

Asustado soltó al animal y en ese momento se dio cuenta de que esa oveja herida se había convertido en un macho cabrío y estaba intentando morderle. Recordado como el símbolo del diablo, el pastor salió corriendo dejando a ese ser a su suerte. Al parecer, este hecho hizo que brujas y hadas hicieran de este lugar su fortín, en donde según la tradición se realizaban aquelarres invocando a duendes y diablos. 

Desde entonces esta rambla es conocida por la cantidad de suicidios documentados a lo largo de toda su historia, amén de ser un lugar donde los ajustadores de cuentas o los sanitarios se deshacían de cadáveres, los primeros a consecuencia de no cumplir los pactos acordados con los señores de la ciudad y los segundos debido a las enfermedades que azotaron a Librilla en el siglo XIX como el brote de cólera de 1830 a 1835 conocido como la peste amarilla o cólera-morbo-asiática, que llevó al colapso de los lugares de enterramiento como los antiguos camposantos. Desde entonces en Librilla se eligió la antigua ermita de San Sebastián para ubicar allí un cementerio por su tradición de lugar santo y salubridad, según José Antonio Rubio en su libro Mencionando Librilla. Referencias Histórico-Religiosas (SS. XV-XIX).

La cueva del fraile (Jumilla, Murcia)

 Este monasterio jumillano encierra varias leyendas como la de fray Bernardo. Este joven fraile se enamoró de una muchacha del pueblo a la que confesó una vez. Empiezan a verse a escondidas, pero nunca mantuvieron relaciones íntimas. Su amor era casto y puro. Al verse descubierto por el abad del monasterio, fray Bernardo fue expulsado del santo lugar.

Cuenta la leyenda que años después de su partida, un pastor que buscaba cobijo en las cuevas de la sierra, encontró el cuerpo incorrupto de fray Bernardo y junto a él, una carta que explicaba su historia de amor. Desde entonces esta gruta es conocida como la cueva del fraile.