domingo, 29 de octubre de 2023

La balsa de la reina mora (Lorca, Murcia)

 Cuando los lurqíes habitaban la alcazaba lorquina se refería la historia de la princesa Celina, hija del rey Eliza, que desapareció misteriosamente y aún no ha aparecido. Cuentan que Alaor, capitán de la guardia del rey, estaba muy enamorado de la princesa y que todas las noches la rondaba; ella, que también estaba muy enamorada del capitán, esperaba todos los días la caída de la noche. Huzén, un brujo muy atractivo y enamorado de la princesa, comido por los celos, hechizó a Celina mientras se bañaba en la balsa. Ella desapareció y el mago le dijo a Alaor y Eliza que solo podría ser desencantada transcurridos 100 años y siempre que una persona comiera una granada, grano a grano, lanzándola hacia arriba y cogiéndola con la boca sin que un solo grano cayera al suelo.

Predicación de San Vicente Ferrer (Lorca, Murcia)

 En 1411 el dominico valenciano Vicente Ferrer vino a predicar a Lorca, pues era frontera entre dos reinos de diferente religión. Se dice que los lorquinos prestaron escasa atención a su elocuente oratoria, por lo que se marchó muy enfadado, y cogiendo sus alpargatas y sacudiéndolas, exclamó: «de Lorca ni el polvo». En la calle Corredera, en el lugar donde según la tradición predicó el santo, a mediados del siglo XVII se colocó su estatua sobre un miliario romano de la vía Augusta adosado al esquinazo de la casa solariega de los Marín Ponce de León, donde más polvo se levantaba de toda la ciudad, imagen que aún podemos ver junto a la plaza que lleva su nombre.

jueves, 19 de octubre de 2023

La conquista (Lorca, Murcia)

 Cuenta la leyenda que el infante Alfonso de Castilla, que luego reinaría como Alfonso X el Sabio, vino a conquistar Lorca en noviembre de 1244, tras acampar en los reales de la huerta y rezar a la Virgen María, de la que era muy devoto. La toma de la ciudad tuvo lugar el 23 de noviembre, día de su cumpleaños y festividad de San Clemente, por lo que este santo se convirtió en patrón de la ciudad, y Nuestra Señora la Real de las Huertas, cuya protección y ayuda permitió a las tropas cristianas la conquista, fue nombrada patrona.

El apóstol Santiago (Lorca, Murcia)

 Cuenta la tradición que el apóstol Santiago llegó a España por el Portus Magnus (Portmán) y desde ahí viajó a Lorca por la vía Augusta camino hacia Granada. Paró en Lorca y predicó donde hoy se encuentra la iglesia levantada con su advocación, que había sido primero una pequeña ermita extramuros de la ciudad.

El olivo maravilloso (Lorca, Murcia)

 La leyenda en torno a un olivo maravilloso, muy difundida en Al-Ándalus, está impregnada del ambiente sobrenatural de los viajeros árabes. Dice así: «Un hecho extraordinario lo constituye un olivo que se encuentra en una iglesia en los alrededores de Lorca, junto a un castillo, conocido por Mirabayt. Durante la oración de la tarde del día que precedía a la primera noche del mes de mayo, el olivo floreció y no había entrado aún la noche cuando sus frutos cuajaron. A la mañana siguiente, el olivo había madurado y alcanzado su punto de sazón. La gente tuvo conocimiento de lo sucedido y lo difundió. Los emires enviaron personas expertas para comprobarlo. Los habitantes de aquella comarca cortaron el olivo por la mucha gente que allí acudía y permaneció cortado durante algún tiempo. A pesar de esto el olivo volvió a crecer y hasta hoy se halla así».

La langosta de oro (Lorca, Murcia)

 Esta leyenda de época medieval, que recogen textos árabes, refiere que con frecuencia aparecían en los campos de cereales de Lorca plagas que arruinaban las cosechas a su paso. Los habitantes de la ciudad cuentan que había en el interior de una iglesia una langosta de oro, a modo de talismán, y no habían conocido estas plagas, hasta que fue robada. A partir de aquel año no han dejado de aparecer estas plagas en los campos de Lorca, con los consiguientes perjuicios para la economía lorquina.

domingo, 15 de octubre de 2023

El Cejo de los Enamorados (Lorca, Murcia)

 No hay más que desplazarse a la parte más baja del Castillo, bajo los muros en la zona este de la fortaleza, para hallar una balsa cuadrada. Cuenta la leyenda que se encuentra encantada por una bella princesa mora. Dicen, que al nacer la madrugada de San Juan, la joven aparece sentada al borde de la balsa y narra su historia al mortal que se aproxima.

Esta joven princesa no es otra que Halewa, «que muestra la hermosura de las hadas», la misma que cautivó con sus ojos negros al noble caballero Meruan. Así lo recoge el relato del libro «Escritos y estudios de un cronista de Lorca», del presbítero José María Campoy García, quien además asegura que fue la propia princesa quien, en una noche de San Juan, le relató la «triste historia».

Ella, hija del rey Abu Muhamad. Él, protagonista de numerosas hazañas contra las tropas del Rey Alfonso y del Cid, pero quiso el destino que un día se separaran, por las batallas que entonces se libraban.

Según el relato, Meruan consiguió ganar todas batallas que disputaba. Tal fueron sus hazañas, que el rey le nombró capitán de caballería, pero otro hombre se disputaba el amor de la bella princesa, Abu Hassam ben Elisa, que poseía el afecto y la confianza del padre.

La muerte del rey lorquino no tardó en llegar en una batalla en Almería, y fue cuando Hassam vio más cerca que nunca su oportunidad de casarse con la princesa. Su único obstáculo era Meruan al que una noche citó haciéndose pasar por la enamorada y, en mitad del camino, a la altura del Cejo de los Enamorados, le prepararon una emboscada. La lucha fue encarnizada y Meruan, estando a punto de morir, decidió arrojarse por el precipicio. A lo lejos llegaba la joven, que oyó su último grito. Allí, sólo quedaba Hassam que le pidió amor, pero la princesa se negó, lo que provocó la ira de Hassam y la amenazó con convertirla en esclava. Justo en ese instante, Halewa vio al borde del precipicio un objeto de su amado cubierto de sangre y se arrojó junto a él.

Un mago que acompañaba a Hassam, queriendo adular a su amo, evocó con un conjuro a las furias infernales y pidió que la joven vagara errante por el Castillo, permaneciendo encantado hasta la muerte del último de los descendientes de Hassam.