jueves, 10 de diciembre de 2020

La doncella del Castillo (Cartagena, Murcia)

 La historia debe situarse en la Baja Edad Media, en un periodo en el que la ciudad ya había sido reconquistada por las tropas castellanas, y en la que un miembro de la nobleza se encargaría su control y gestión  desde su fortaleza principal: El Castillo de la Concepción. Este noble, guiado por su arrogancia y bajo los ideales del amor cortes, intentaría cortejar a una de las doncellas cartageneras, que lo rechazaría a pesar de su insistencia. La joven estaba enamorada de un muchacho que aunque no tenía la posición social ni económica del noble, había sabido llenar su corazón de forma imperecedera. El honor y la envidia llevaron al noble a tender una trampa al pobre muchacho, y tras asesinarlo obligaría a la doncella a contraer matrimonio con él. De nuevo, la joven respondería con su rechazo absoluto y su maldición, pero el noble no estaba dispuesto a aceptar otra vez el “no”. Encerró a la doncella en una de las estancias del castillo, y según el imaginario cartagenero, la emparedó allí mismo. La maldición de la doncella se cumpliría y a los pocos días el noble fallecía de forma inexplicable. La historia, que ya de por sí tiene su miga, no termina aquí, pues se dice que el espíritu de la desafortunada doncella continúa vagando por los alrededores del castillo.

Como hemos comentado anteriormente, esta es sólo una versión de la leyenda. Pero ¿cómo se ha popularizado el misterio de este fantasma hasta el punto de ser conocido por un amplio sector de la sociedad cartagenera? Con avistamientos, cómo el más divulgado de los guardias de seguridad del propio Parque Torres que afirmaron haber visto a la doncella por los caminos arbolados. Habrá lectores a los que les ponga los pelos de punta la historia, y habrá a los que les suene a cuento chino. Pero lo cierto es que se trata de una de las leyendas de mayor difusión en Cartagena, y ha sido utilizada para multitud de teatralizaciones y demás actos. Os invitamos a visitar el castillo de noche y lanzaros en la búsqueda del supuesto fantasma, pero tened cuidado y no seáis tan entrometidos como nuestros protagonistas.

domingo, 6 de diciembre de 2020

La Encantada (Caravaca de la Cruz, Murcia)

  Una leyenda de la aldea caravaqueña de Caneja que habla sobre una zagalica que fue maldita por un joven que la amaba al suicidarse por su desamor. Encantada por trescientos años, solo una pareja de enamorados llamados Juan y Juana pueden verla, y su maldición solo podría ser rota en la madrugada de San Juan. Para ello, en esta fecha tan señalada deberá manar de un manantial la sangre de aquel amante tomando el aspecto de un hilo rojo sobre el agua, hilo que deberá ser enrollado por una mujer sin ser cortado. Una joven llamada María comenzó a devanar el hilo pero lo acabó cortando, haciendo que la encantada quedase hechizada, al menos, tres siglos más.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Santuario Virgen de la Esperanza (Calasparra, Murcia)

 Cuenta la leyenda que fue un pastor que buscaba refugio quien halló la pequeña imagen en el interior de la cueva. Cuando la autoridades eclesiásticas de Calasparra quisieron trasladar la talla a alguna iglesia de la ciudad, la imagen adquirió un peso desproporcionado en relación a su pequeño tamaño. Así se interpretó que la Virgen deseaba ser venerada en su gruta. A esta imagen, un pequeño busto de María tallado en madera, conocido como "La Pequeñica", se le adosó una escultura de mayor tamaño, propia del Barroco murciano. Según documentos encontrados, ambas se veneran juntas, la pequeña a los pies de la grande, desde 1786.


El porqué y cuándo se colocó junto a la Virgen de la Esperanza (La Grande), la “Pequeñica” (La Aparecida), no se sabe con exactitud, pero sí se conoce que en el año 1786 ya se veneraban juntas, y que en 1840, fue nombrada la primera patrona de Calasparra.
Personajes
A principios del siglo XVII Dña. Juana Sánchez, viuda adinerada de Mula, donó la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, la Virgen grande, concretamente en el año 1617. Esta imagen es la que actualmente se venera en la ermita y que, junto con la de "La Pequeñica", atrae al Santuario a multitud de personas. 

domingo, 22 de noviembre de 2020

La Bajada de la Mora (Bullas, Murcia)

 La leyenda cuenta como en una noche tormentosa la princesa bajó desde el monte Castellar para ver a su amado y el príncipe no apareció. Imaginándose lo peor se sumergió en el agua y desapareció. Desde entonces se dice que su alma baja en la noche de San Juan buscando a su amado.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

La Cruz del Ope (Archena, Murcia)

 El Ope, situado al norte del término municipal, es el mas alto (276 metros) y el mas representativo y emblemático de los cerros que rodean a Archena. Su airoso pico, coronado por la Cruz es perfectamente identificable desde cualquier punto del término

Las piedras calizas blancas de que está formado no facilitan precisamente la vegetación, aunque los mayores recuerdan perfectamente tiempos más húmedos en los que sus faldas albergaban un escaso arbolado de eucaliptos y pinos. Entonces la caza de conejos era muy abundante y se veían también numerosas zorras.
La palabra OPE no aparece actualmente ni en enciclopedias ni en diccionarios tan prestigiosos como el de Mª Moliner, pero al parecer designa una piedra semipreciosa. La voz Ope aparece transcrita en dos papiros egipcios conservados en el Museo Británico; uno de ellos es un libro de horas en el que junto a la invocación constante de los nombres del dios Osiris se mencionan estrellas, montañas y otros elementos topográficos, ganado y todo aquello que podía ejercer una influencia favorable sobre Egipto y sus habitantes.
En la mitología griega la diosa preolímpica Rea, hija de Urano y de Gea, es decir del cielo y la tierra y por tanto una de las Titánides, tiene como segundo y poco conocido nombre el de Ope. Convertida en la esposa de Crono, supo que este devoraba a sus hijos y consiguió salvar al más pequeño, Zeus, entregando a Crono una piedra envuelta en pañales en lugar del niño. Es pues la abuela de los mas conocidos dioses del Olimpo. En Grecia el culto a Rea implicaba un tributo a las madres. Es frecuente la asimilación de Rea con la diosa frigia Cibeles por lo que tanto REA/OPE (Ops, en algunos casos)/CIBELES serían la misma divinidad, la diosa de la abundancia que conduce un carro tirado por dos leones y comparte con su hija Démeter/Ceres el cuerno de la abundancia
Pascual Madoz en su célebre diccionario publicado a mediados del siglo XIX, habla de: «la montaña o cabezo que se denomina el Ope, voz degenerada sin duda y que aludiera acaso a riqueza». En ocasiones aparece escrito como Lope o L/Ope, pero esta forma es sin duda un apócope utilizado con mucha menos frecuencia.
La Cruz del Ope existe, al menos, desde finales del siglo XVII, ya que desde esa fecha tenemos documentada su presencia gracias a los primeros documentos que se conservan en el Archivo Municipal: unos libros de contabilidad que se llamaban del gasto menudo. En estos libros se reflejaba el gasto que, según nos indica en su «Historia de Archena» Manuel Medina Tornero, se realizaba para festejar la Pascua Florida de Resurrección y colocar una cruz de madera envuelta en un lienzo. En el libro de 1725, por ejemplo, hay un asiento del mayordomo de propios: «mas ocho reales que pagué a el Sr. Cura de esta villa por la misa y prozesión de la Cruz del Lope». Este gasto se repite con carácter anual.
La Orden de San Juan se repartía con el Concejo el producto de la subasta anual de las yerbas del término municipal. El del Ope y los otros cuatro cerros que rodean Archena eran propiedad de la Orden y de los bienes de propios del pueblo a partes iguales. Con las desamortizaciones del siglo XIX estos cerros pasaron a ser propiedad privada.
Las cruces a la entrada de las ciudades fueron construidas con el fin de proteger a la población de los males exteriores: epidemia, enfermedades o incluso de la presencia demoníaca. Son un símbolo cristiano protector de tremenda austeridad. Sin aspecto decorativo alguno, responden a un viejo canon de arte popular.
La leyenda del Ope puede ayudar a explicar la necesidad de protección.
Cuentan que una lluviosa tarde de invierno un pastor fue al monte Ope a recoger caracoles y se encontró un corderillo pequeño. Se lo echó a los hombros, pero su peso iba aumentando paulatinamente y, en consecuencia fatigándolo cada vez más. El cordero se había transformado en borrego y de pronto emitió una voz grave, cono de ultratumba que le dijo al pastor:»cuanto mas lejos me lleves mas te pesaré»
El pastor soltó horrorizado al enorme borrego de pelo negro que resultó ser la figura del demonio en forma de fauno. Galopó ladera arriba, dejando tras de sí una estela maloliente y azufrosa a la vez que emitía unas espeluznantes carcajadas.
Según otra versión de la leyenda
El monstruoso ser extendió unas cartilaginosas alas y lanzando una terrible risotada, echó a volar.
Siguiendo la leyenda, tras este suceso el cerro fue purificado con exorcismos y coronado con una cruz en su punto mas alto, para librarse de la presencia demoníaca.
El primer cementerio con el que contó Archena, construido de forma provisional, tras la epidemia de fiebre amarilla de 1811, se situó en la falda del Ope .
La cruz del Ope continúa permaneciendo en lo alto del cerro, aunque ahora ya no es de madera, sino de hierro. La reposición de la Cruz y su cambio de material tuvo lugar después de la guerra, entre 1940 y 1941 y fue iniciativa de don Pedro Martínez López, conocido como Rojico Foña que había hecho la promesa de reponer la Cruz si conseguía volver a su pueblo después de haber sido encarcelado durante la guerra; La Cruz actual lleva grabadas en los dos extremos de la viga las iniciales del nombre de su patrocinador. En el taller de su garaje, situado en la carretera de Villanueva, construyó la cruz a partir de una larga viga de hierro, con la ayuda de Manuel el Polero y Joaquín (hijo de Jesús Prosa). En la colocación participaron los José Pones, constructores, que ayudaron en los anclajes. Estando también presentes María Luna y Antonio, marido de Antonia, la tuerta. Desde entonces y gracias a la perdurabilidad del hierro, no hace falta la reposición de la cruz.

jueves, 29 de octubre de 2020

Sanatorio de Tubercolosos (Alhama de Murcia, Murcia)

 Este año se cumplen dos décadas desde que se retiró definitivamente la vigilancia del Antiguo Sanatorio de Tuberculosos de Sierra Espuña, un edificio en ruinas, propiedad de la Comunidad, que no tiene visos de 'resucitar'.

Entre los años 1917 y 1962, este inmueble de El Berro (población de Alhama de Murcia) hacía las veces de hospital para personas enfermas de tuberculosis y de lepra. Cerró cuando dejó de ser rentable. Y ahí empezó su periplo. Qué hacer con el edificio.

En los años 80 se planteó darle un nuevo uso. Faltó dinero y solamente se arregló una parte, en la cual se hizo un albergue. Como las ruinas de lo que era el impopular hospital seguían allí, no es que acudiesen muchos usuarios. Cerró. Aunque la vigilancia se mantuvo, hasta 1997.

Allá por 2008 se volvía a poner sobre la mesa una propuesta para recuperar el inmueble. En aquel momento se estudió la posibilidad de construir allí un gran complejo hotelero con 200 habitaciones, aunque se descartó por ser dentro del parque natural. Luego se habló de, directamente, demolerlo. También se descartó. Al final, se acordó vallar el perímetro para evitar que la gente entrase: el edificio está en mal estado, puede derrumbarse y ser peligroso.

Ahora, en 2017, para el Ejecutivo autonómico no es una prioridad pensar qué hace con este sitio. «Para el parque (de Sierra Espuña) no tiene interés», señalan fuentes de la junta que lleva este entorno natural. Aunque admiten que es «un edificio histórico», recuerdan que se halla «en estado de ruina», vallado y con carteles que indican esta prohibición.

Por su parte, desde el Ayuntamiento de Alhama de Murcia apuntaron que el inmueble «está en muy mal estado, acordonado para no poder entrar». Recordaron que la antigua clínica tuvo en tiempos «mucha vinculación con el pueblo», puesto que «daba trabajo a muchas familias» de allí.

El alcalde de Alhama, Diego Conesa, también puso el acento en «los pocos recursos que se asignan al Parque de Sierra Espuña», ya que «las aportaciones son mínimas», no hay dinero y «no se contempla una actuación» en un sanatorio que no se libra de ser escenario de leyendas.

Torre del Obispo (Alguazas, Murcia)

 Es tradicional en muchas localidades suponer que han existido comunicaciones subte-rráneas con fortalezas o castillos. Molina a este respecto no podía ser menos.

De siempre ha sido habladuría y comentario que el viejo castillo molinense, del que solo quedan retazos sueltos de sus murallas, tuvo allá por el tiempo medieval, un túnel que le unía con la llamada Casa de los Moros de Alguazas.

Su comunicación justificaba la huida de los huertanos hacia un lugar más seguro y el escape de los cercados en la fortaleza. Circunstancia, una y otra, que nunca se dio. Justificaba su presencia algo que era cierto, la presencia de bandas armadas de ladro-nes de almacenes de granos o ganados, muchos de ellos pretextando rencores de gue-rras aunque éstas fuesen encuentros a garrotazos.

La imaginación nos invita a soñar con comunicaciones rápidas y seguras. La realidad nos habla de la inestabilidad de los pueblos y lugares a la orilla del río Segura durante muchos años, cuando tenían necesidad de hermanarse para la defensa común de sus intereses (prisioneros, ganados y cosechas). La imaginación y la leyenda buscan un punto de unión entre miedo y fortaleza. Para ello hacía falta una torre resistente capaz de guardar ganado, cosechas y hasta pastores y labradores. Más la Torre de Alguazas, para el diario quehacer, y como plaza fuerte para eludir a peligrosos asaltantes, era sufi-ciente. Los años de reconquista ya habían pasado.

La leyenda habla de la insuficiencia de la Torre y la necesidad de contactar con alguna fortaleza. En la proximidad estaba Molina. Solo faltaba la unión segura entre ambos, o sea, un túnel.

Pero hay que considerar la imposibilidad de construir un túnel tan largo. Demasiados metros de separación. Necesidad de una ventilación acorde, cosa imposible a todas lu-ces por el cruce subterráneo del rio y sus niveles freáticos.

Justificarlos con la presencia del pozo profundo existente en la fortaleza molinenses, no encaja. La misión de este era simplemente servir agua al alcázar desde el nivel freático.

Ello no deja que aún hoy muchos sean los que sueño con ese pasadizo, añorando un tiempo pasado lleno de zozobras, temores y valentías. Leyendas y novelas al fin.

La realidad viene a decirnos otra cosa. La “Casa de los Moros” alguaceña no pudo ser construida en tiempos en que los musulmanes ocuparon estas tierras ya que fue empe-ño del obispo Pedro de Peñaranda para almacenar el grano de los diezmos (la décima parte de la cosecha) que recibía de sus feligreses. Y concluyéndola Alonso de Vagas. Eran los años de 1350 y tantos cuando los islamitas ya hacia un siglo que habían firma-do sus acuerdos de claudicación con los castellanos.

Con el obispo Comontes, 1442, había en la Torre bombardas, ballestas, lanzas y escu-dos para proteger la recaudación y, a veces, cumplir como cárcel eclesiástica.

También, y más importante, servía de atalaya de alarma tañendo una campana de cobre que se oía en toda la huerta, avisando del peligro de inundaciones.

Esto no quita, o acaso fortalece, que los alarifes de la construcción de la casa-torre huertana, fueran mudéjares, residentes en la localidad y sabedores del buen arte de la construcción, como significan las dos plantas inferiores.

Los pelegrinos (Alguazas, Murcia)

Cuenta la leyenda que, cerca de la ermita, un hombre cuya identidad se desconoce, raptaba y asesinaba a pelegrinos y ciudadanos que iban solos a rezar. Por eso, la gente actualmente hace su viaje a la ermita acompañado o en grupos.

Calle de las velas (Aledo, Murcia)

 El verdadero encanto de esta noche es sin duda pasear por las calles de Aledo bajo otra luz. Desde que se pone el pie en el municipio hasta que llegamos al castillo se vive una experiencia mágica que sólo se puede disfrutar una vez al año, pues ver la Plaza de la Diputación, Plaza Fuente o Plaza Ollerías iluminadas por el leve titileo de las más de 15.000 velas repartidas por la zona es algo que se impregna en cualquiera. Llegar a la Torre del homenaje, donde la leyenda cuenta la historia del amor imposible entre la damisela y el soldado es sobrecogedor, y tal vez inspirado por esta historia fue por lo que Ángel, un vecino de Lorca, decidió pedir la mano de su novia Rita ante las miradas de otros visitantes. Ella dijo que sí.

miércoles, 21 de octubre de 2020

Santa Inquisición (Alcantarilla, Murcia)

 No se suele reconocer como La Casa del Santo Oficio, ya que entre las gentes del pueblo es más conocida como Las Cayitas, nombre que se le da por las últimas propietarias del edificio, que lo habitaron entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, Doña Caya Arias Castellanos, y después su hija Doña Caya López Arias.

Está ubicada en la calle Cartagena y fue construida en el siglo XVIII, albergando durante largo tiempo el Tribunal Comarcal de La Inquisición. En la fachada principal vemos el escudo con los símbolos de su heráldica: La Cruz, flanqueada por la espada y el laurel. En 1982 fue declarada Monumento Histórico Artístico de carácter nacional y restaurada por la Consejería de Cultura de la Comunidad Autónoma de Murcia y el Ayuntamiento de Alcantarilla.

Aquí se congregaban para celebrar los juicios sumarísimos de la España inquisitorial a prostitutas, homosexuales, brujas... por eso a la localidad de Alcantarilla, se la conoce con el sobrenombre de 'pueblo de las brujas', ya que, por aquella época, abundaban en esta plaza, o por lo menos eso cuenta la historia negra.

En dicha casa, o caserón, ahora rehabilitado y convertido en Biblioteca Municipal, aún se conservan las mazmorras donde se encerraba a los condenados, a la espera de la celebración del juicio, para posteriormente trasladarlos en carros, hasta Toledo, a fin de ejecutarlos en la hoguera o al garrote vil.

Las mazmorras están en el sótano y sus ventanitas quedan justo a la altura de los ojos. Alzar la vista hacia el exterior desde ellas, imaginando tiempos pasados, puede llegar a ser estremecedor.

La primera planta cuenta con una puerta principal con arco coronado por el escudo de la Inquisición. Al parecer esta organización de “beatos descarnados” ya se hallaba en Alcantarilla en el siglo XV, y es entonces cuando establecen sus relaciones, no sólo con la villa sino con sus pueblos vecinos como Puebla de Soto, La Ñora, etc. Sin embargo, según Fulgencio Saura Mira  (Cronista Oficial de Alcantarilla)  los datos documentales y concretos de la Inquisición en Alcantarilla (de 1742) son inéditos, y tratan del pleito entre los familiares del Santo Oficio de Alcantarilla y su comisario con el Reverendísimo Obispo de Murcia, por razón de preeminencias, que será resuelto por el mismo monarca Felipe V, en cédula que data del 13 de febrero de 1745:

 '… motivada por la noticia llegada al Consejo de Castilla, de que los inquisidores de la ciudad de Murcia, habían entablado una disputa con el Obispo, con motivo de que el comisario y familiares de la Inquisición de la villa de Alcantarilla habían pretendido, en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, un banquillo privativo y en lugar preeminente a los demás vecinos, la disputa la habían resuelto los mismos inquisidores, y había impuesto censuras y otras penas. Ante tal abuso el rey negó la pretendida preeminencia de asiento y previno al Consejo de la Inquisición que sus ministros delegados en los tribunales de fuera procediesen en lo sucesivo con la debida moderación, absteniéndose de dar principio a semejantes litigios con censuras, prisiones y multas'.

Con un lugar tan cargado de terribles historias y que, sin lugar a dudas, habría visto tras sus muros tanto sufrimiento, no es de extrañar lo que cuentan los vecinos de la zonas más próximas, que se escuchen lamentos al quebrar la media noche.

La Bruja de Alcantarilla (Alcantarilla, Murcia)

 Famosas son en toda la Región de Murcia, las fiestas “de la Bruja” que se celebran en Alcantarilla por el mes de mayo.

¿Qué se celebra exactamente en estas fiestas? ¿Hubo ajusticiamiento público de una bruja en Alcantarilla? Cierto es que en Alcantarilla (como en todos los rincones de nuestra huerta) hubo curanderas, santiguadoras… brujas a fin de cuentas. Esas mujeres sabedoras de ungüentos y remedios, que levantaban el recelo de beatas y autoridades inquisitoriales.

Pero que se tenga constancia histórica, en Alcantarilla no hubo Auto de Fe, ni se quemó a ninguna bruja. De hecho la Inquisición en Alcantarilla, no ajustició ni quemó a ninguna bruja ni hereje que se tenga noticia en las crónicas.

La leyenda narra la quema de una bruja y la celebración de cierto aquelarre. Es posible que esta historia esté alimentada por la presencia de la Inquisición en Alcantarilla, que contaba con un edificio propio y por la imaginación colectiva. También sabemos de donde proviene el nombre de otras localidades murcianas como Llano de Brujas, que más tiene que ver con el río Segura que con la brujería.

Lo que queda claro de momento es que, en Alcantarilla, no hay ni rastro de la bruja.

lunes, 12 de octubre de 2020

Oro (Abarán, Murcia)

Las minas de oro en las sierras de Abarán, Cieza y Ricote
Dice un refrán que “cuando el río suena, agua lleva” y eso debieron de pensar los que creían en la posibilidad de encontrar oro, en una sierra con ese mismo nombre. La Sierra del Oro
La Sierra del Oro o del Lloro, está situada entre los pueblos de Abarán, Cieza y Ricote.
El topónimo “Oro”, lo encontramos ya a finales del siglo XVI y el del “Lloro” aparece en muchos documentos del siglo XIX.
Estos nombres vienen, uno por la leyenda que existe sobre el metal precioso en la sierra y el otro por el llanto de los moros al abandonar estas tierras tras la Reconquista, cual Granada se tratase.
Resulta curioso que esta combinación toponímica, también se repite en otros lugares fuera de nuestra Región. Como en el noroeste de Valencia, con la Muela del Oro o del Lloro.
12191918_536330319859455_1169111813498146670_nLa existencia de oro, la atestigua fray Pablo Manuel Ortega, en su obra Chorográphica en el siglo XVIII. Donde también cuenta la existencia de una senda llamada “del oro” que baja del Collado del Portazgo. Cierta o no esta historia del “oro de Abarán”, los vecinos de la localidad se lanzaron en los años 20 a la búsqueda “del dorado”.
La Sociedad Virgen del Carmen, contrató un minero profesional de La Unión, para que abriera una galería en el barranco del Infierno. Más tarde se abrió otra galería, de unos 100 metros, a la que se llamó mina de San Joaquín, la cual aún puede verse. También está el pozo “de los ciezanos” o “el de las Piedras Negras”.
Unas cazoletas talladas en piedra de origen……………también se relacionan con el oro. En ellas se dice, que se picaba la piedra para poder extraer las pepitas de este preciado mineral.
Cuando llegó la Guerra, todo quedó paralizado y olvidado. Pero aún hay vecinos que creen sin lugar a dudas, en la existencia del oro de Abarán.

Santa Cruz (Abanilla, Murcia)

 Las fiestas de Moros y Cristianos de Abanilla vienen celebrándose desde mediamos del siglo XVII. En estas fiestas se rememoran unos curiosos acontecimientos ocurridos durante la Reconquista: la aparición de la Santísima y Vera Cruz de Abanilla.

Durante la Reconquista, los reinos cristianos de Aragón y Castilla, iban ganando terreno a los musulmanes. En estos avances, no era raro que ambos ejércitos cristianos se enfrentaran entre sí, al coincidir sus intereses.

Así ocurrió en Abanilla. En la batalla de la Matanza se enfrentaron sendos ejércitos aragoneses y castellanos, Pedro IV El Ceremonioso rey de Aragón fue derrotado y en su huida acampó en Abanilla, a orillas del río Chícamo.

Según cuenta la tradición, en un huerto de Mahoya junto al río, unos soldados aragoneses dejaron olvidado un estuche en cuyo interior se guardaban dos astillas de la Cruz de Cristo. El relicario pertenecía al arzobispo de Zaragoza, que solía acompañar al rey de Aragón en sus campañas.

La cruz fue encontrada por unos campesinos y la entregaron al cura de Abanilla, el cual la colocó en el altar mayor de la iglesia de San José, para que recibiera culto.

Abanilla Murcia Sierra de Abanilla 300x225 Leyenda de la Santa Cruz de AbanillaMisteriosamente, la cruz desapareció hasta dos veces y era encontrada en el mismo sitio donde los labradores la habían hallado. De este modo se decidió levantar una capilla en ese lugar de Mahoya, junto al río Chícamo. Y este es el origen de la ermita de Mahoya.

Para que la cruz no se “escapara” más hasta este lugar en el río, se iniciaron las romerías de la Santa Cruz de Abanilla que consisten en llevarla desde la iglesia de San José hasta la ermita de Mahoya.

Existe un documento que prueba la existencia de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Abanilla desde el 1564. Los demás archivos y la propia Cruz original, desaparecieron durante los saqueos de la Guerra Civil.

El Lignum Crucis actual, como ocurre también con la Cruz de Caravaca, fue enviado por el Papa Pío XII en el año 1939.

domingo, 11 de octubre de 2020

Marques de Velez (Murcia)

 Cuenta la leyenda, que un mendigo que en realidad era un artista, talló la cadena de la capilla y tal fue la belleza de esta, que el Marqués de los Vélez al verla y cegado por el egoísmo y los celos de que otro pudiese tener una pieza tan bonita en su colección, decidió sacarle los ojos al mendigo y cortarle las manos. Por ello, cuenta la leyenda que aquel que toque la cadena con sus manos, verá como sus dedos caen de las manos como un fruto maduro al caer del árbol que lo sujeta.

sábado, 25 de abril de 2020

Virgen de los Remedios (Murcia)

Dicen que en la Murcia del siglo XVII emergió de las aguas una pesada imagen de la Virgen de los Remedios, y que muchos fueron quienes trataron de sacarla del río sin poder, hasta que los padres mercedarios lo lograron cuando recibieron el anuncio de que debían ser ellos.

Pero esta, aunque interesante, no es la leyenda que nos ocupa. Según reza la leyenda, un joven donjuán iba tras una bella y lozana dama para beneficiarse de sus carnes. Ésta, que veía ya poco efectivos sus intentos por no dejarse caer en las redes del caballero, le hizo prometer ante la mencionada virgen que se casaría con ella si se dejaba besar, a lo que el joven accedió de buen grado.

El tiempo pasó y el joven, lejos de cumplir su promesa, se jactaba por las tabernas de haber retozado con aquella moza sin haber empeñado palabra alguna. Por esta razón, la murciana llevó al joven ante la Virgen de los Remedios y preguntó si era cierta o no la promesa empeñada tiempo atrás. Dicen que la Virgen inclinó la cabeza para confirmar la promesa y desde entonces se la conoce como la Virgen del Cuello Tuerto.

El campanero (Murcia)

Se dice que en Murcia hubo un joven pendenciero que traía a sus padres de cabeza: no gustaba de trabajar, no aprendía ni a hacer la “o” con un canuto, y pasaba el día de taberna en taberna. Desesperados, los progenitores lo llevaron al convento de los dominicos, donde, tras mucho sufrimiento y viéndose expulsado, aprendió el arte de la adulación.

Y tan bien aprendió el arte, que los monjes le concedieron el cargo de campanero en la catedral de Murcia; pero pronto volvió el joven a las andadas y pasaba los días durmiendo las borracheras que cogía de noche, por lo que las campanas de la catedral no sonaban.

Cuentan que, borracho como iba, fue a tañer las campanas; pero, sin que se diera cuenta, una de ellas lo enganchó y lo lanzó por los aires fuera del campanario hasta el tejado de una casa vecina. Al verlo, las gentes pensaron que era obra del demonio, aunque el joven pronto dio explicaciones de lo ocurrido.

Desde entonces en Murcia existe el refrán que dice que “el vino más bueno, para el que no sabe mearlo, es veneno”.

domingo, 19 de abril de 2020

El patíbulo de la perla (Murcia)

Corría el año 1893 y Josefa Gómez era ajusticiada por haber envenenado a su marido y a su criada de 13 años con estricnina, la cual había sido recomendada por un huésped de la pensión que regentaba para eliminar los celos de su marido. Ella, arrepentida, decía que no quería matar a nadie, sin embargo, y a pesar de las peticiones de indulto, fue ejecutada y desde entonces, se cuenta que cada 29 de octubre se escucha en Ronda de Garay a Josefa lamentar su final.

Teatro Romea (Murcia)

A mediados del siglo XIX, en la zona del Teatro Romea se ubicaba un antiguo cementerio que utilizaban los frailes de Santo Domingo. Cuando a estos frailes les fueron expropiados los terrenos, gracia precisamente no les hizo, por ello lanzaron una profecía: el Teatro arderá tres veces, en el primer incendio no morirá nadie, en el segundo fallecerá una persona y en el tercero, nadie saldrá vivo… En un principio, nadie hizo caso a este mal augurio, sin embargo, en 1877 se produjo el primero, que acabó sin tener que lamentar víctimas mortales. El segundo llegó dos décadas después, en 1899 y murió una persona, tal y como contaba la profecía… El tercero aún no se ha producido, pero debido a la leyenda negra que se respira por los pasillos del Romea, en todos los eventos se dejan sin vender una o dos entradas…

viernes, 17 de abril de 2020

Abuela Santana (Villarrodrigo, Jaén)

Cuenta la tradición de Villarrodrigo que la pequeña imagen quemada de la abuela Santa Ana, no podía salir de la iglesia, estaba allí recluida de por vida. El fuego (posiblemente del incendio de principios del siglo XVII que quemó toda la iglesia menos el campanario o cualquier otro incendio) había convertido a la abuela Santa Ana en una imagen negra. Para las abuelas una imagen adorable y querida, para los niños una imagen de temor y miedo.

Cuentan que en la Guerra Civil los milicianos llegados al pueblo no se atrevieron a sacar de la iglesia a la pequeña imagen, para hacer de centinela. Otros cuentan que fueron los vecinos y las autoridades republicanas locales los que lo impidieron para cumplir la tradición o por temor a la leyenda.

- Pepe (el sacristán de la iglesia) ¿por qué no podemos sacar a la abuela Santana de la iglesia?.

- Por las tormentas. Y no me preguntes por más detalles.

¡Qué delito cometió la pequeña imagen para ser castigada con la prisión permanente (no revisable)! (en términos de hoy). Pasó incendios y hasta una guerra civil y siguió la pobre cumpliendo su condena.

Nos vamos al 10 de diciembre de 1575, día en el que se redacta en Villarrodrigo las Relaciones Topográficas mandadas por Felipe II.

53.- Al Capitulo cinquenta y tres dijeron que en esta villa se tiene de costumbre y por voto del pueblo que  se guarda el día de Nuestra Señora Santa Ana, y el día del Señor San Luis, y el día del Señor San Agustín, é que han oído  que San Agustín se votó por la langosta que había; y el Señor San Luis se votó por pestilencia, y a Nuestra Señora Santa Ana se votó por que un día yendo a trabajar en su día, yendo a trabajar su día cayó un rayo, é mató á un hombre.”



- Pepe, mira lo que dice este documento, que en el día de Santa Ana, un rayo de una tormenta mató a un vecino cuando iba a trabajar.

- ¡Hay que ver cómo son las cosas!

Pero un día, al cura de turno se le ocurrió vender aquella imagen pequeña, negra y quemada a un anticuario. (Pepe, qué disgusto más grande). Imagen que no tenía ningún valor material, pero sí espiritual y de leyenda.

La imagen al fin fue amnistiada y desapareció aquel hechizo de más de 400 años, celosamente guardado por nuestros antepasados. Sin la presencia de aquella imagen la leyenda quedará perdida para siempre.

(Gracias Pepe, por tu celo en preservar el Archivo de la Vicaría que encontramos en una hornacina del campanario. Tras de ti el caos y la confusión, los papeles vuelan).

Fantasmas de los baños árabes (Villardompardo, Jaén)

Los conocidos como los “Baños del Niño” (Hadman al Walad) del siglo XI se encuentran en los bajos del palacio de Villardompardo que mandó edificar a finales del siglo XVI Fernando de Torres y Portugal, primer conde de Villardompardo y virrey del Perú. Permanecieron ocultos hasta que fueron descubiertos en parte por Enrique Romero de Torres en 1913. Tras declararlos Monumento Nacional se pasó a restaurarlos, labor que realizó el arquitecto Luis Berges Roldán, descubriéndose la mayoría de las salas enterradas y acabando las obras en 1984; su gran trabajo mereció el prestigioso premio “Europa nostra”. Estos baños árabes son los más grandes de España y uno de los mejor conservados, siendo visita ineludible para todos los jiennenses y turistas.



Se supone en la ciudad que fue el rey moro Alí el que construyó estos baños y que murió asesinado en ellos, a pesar de que la biografía de este personaje esté poco clara. Gonzalo Argote de Molina (finales del s. XVI) en “Nobleza de Andalucía” nos relata la historia-leyenda de Alí:
“En los años luego siguientes aunque la Historia General dice en el año 1022, siendo rey en Córdoba Alhatán, cuenta la misma historia que le hizo la guerra un poderoso moro llamado Alí y que habiéndose dado en aquel año la batalla el uno al otro, Alhatán fue vencido y Alí vencedor, fuese a Jaén con todos los suyos donde lo recibieron por señor. El cual reinando quieta y pacíficamente, estándose recreando en unos baños que había hecho, entraron dentro del baño unos eunucos vasallos de Alhatán y lo mataron allí…”
Aunque teniendo en cuenta otras fuentes históricas parece ser que el rey Alí fue en realidad Alí ben Hammud, primer califa no omeya de al-Ándalus, trono al que había llegado por medio de una traición que culminó degollando él mismo al califa omeya Sulaymán al-Musta’in en 1016. Al poco tuvo que enfrentarse con el antes aliado Jayrán por el dominio de Almería y Jaén, y murió asesinado en 1018 en los baños del Alcázar de Córdoba en manos de unos siervos pagados por Jayrán, quizás formando parte de una conspiración de los seguidores de los omeyas.
Como vemos, seguramente la historia real fue al contrario de lo que dice la leyenda, con lo que el rey Alí murió asesinado en unos baños de Córdoba por unos esclavos sobornados por un reyezuelo rival de Jaén.
¿Y cómo murió Alí según la leyenda? Se dice que estaba recreándose en los baños a esto de las doce del mediodía cuando entraron tres enemigos y, mientras uno cerraba las puertas, otro hacía lo mismo con las ventanas del techo (lucernas) clausurando las salidas, mientras que un tercero avivaba el fuego de la caldera, con lo que se dirigía mucho más caudal de aire caliente al entramado de conductos que hay bajo el suelo, de tal modo que la temperatura aumentó tan considerablemente que el pobre Alí se puso a sudar y a sudar hasta que no le quedó gota de sudor, muriendo. Es por eso que su fantasma se siente a esa hora concreta y absorbe la energía de los visitantes.


Otra versión dice que estando en la sala caliente le sorprendieron los eunucos fieles a Alhatán y le dieron unos espadazos que lo dejaron malherido, y, siguiendo una costumbre musulmana, le dijeron donde quería ser rematado para morir, eligiendo Alí una de las columnas de la sala templada contigua, y allí mismo en efecto fue rematado y murió. Hay personas sensibles que dicen que una de las columnas en la bella sala templada emana calor e incluso cierta energía positiva, precisamente la columna junto a la cual la leyenda dice que el rey Alí eligió morir. En cambio, de la sala caliente, la que está junto a las calderas, se considera que emite energía negativa.
Estando de visita por los baños, muchas personas se han sentido mal, con pocas fuerzas y algunas hasta casi se han desvanecido. Se han experimentado bajadas bruscas de temperatura, y además alguna vez, sin motivo aparente, se han descargado baterías de móviles o cámaras, o se han velado películas fotográficas. Es decir, estaríamos ante casos de pérdida de energía en personas y máquinas debido a la presencia de algún/os espíritu/s de bajo nivel o/y por ser un lugar con energía negativa, aunque hay zonas, como la sala templada o por lo menos parte de ella, donde la leyenda relata que murió Alí, que se considera con energía positiva.
Se suele pensar, por tanto, que el fantasma del rey Alí es el que vaga por el edificio, sobre todo por la sala templada de los baños y a la hora del “Ángelus”, las doce del mediodía, cuando la leyenda dice que murió, absorbiendo la energía de sus visitantes, aunque otras veces no han sentido eso los pocos testigos que han podido ver al fantasma… porque sí, se le ha visto, aunque siempre ha sido con tal naturalidad que no se ha sospechado inicialmente que fuera una aparición espectral. Quizás el caso más destacado fue aquel en el que hace unos años unas mujeres veinteañeras que visitaban los baños formando parte de un grupo, estando en la sala caliente vieron como un hombre vestido con una especie de túnica o bata larga hasta los pies pasaba repetidamente por delante de la puerta de esta sala en donde estaban, es decir, que el misterioso hombre estaba en la sala templada, y las miraba vigilante, pero las chicas al cruzar la puerta y asomarse para ver quién era, no veían a nadie, con lo que el miedo empezó a apoderarse de ellas y la inquietud en el resto del grupo con lo que contaban; para rematar el extraño suceso, cuando el grupo ya se disponía a terminar su visita e iban saliendo de la sala templada, de repente se apagaron las luces quedando casi a oscuras, imagínense la escena de pavor, nervios y casi histeria que se originó hasta que el guía que lo acompañaba fue hasta el lugar donde estaban los interruptores y volvió a dar la luz; seguidamente el guía preguntó al personal que trabajaba allí y que estaban en el palacio, encima de los baños, el motivo de apagar las luces, pero todos dijeron y casi juraron que nadie había bajado hasta los baños y menos aún habían apagado las luces en un momento en el que decenas de personas estaban visitándolos… ¿quién fue entonces? Muchos pensaron con un escalofrío que había sido el extraño hombre, quizás era el mismísimo rey Alí, que se había dejado ver por esas chicas mostrando impaciencia, y que fue él quien apagó las luces “invitando” a los visitantes a que abandonaran sus baños cuanto antes.
Sea cual sea la identidad de la presencia fantasmal y aparte de que se hayan dado muy puntualmente casos como el narrado más arriba, lo cierto es que el lugar en general provoca sensaciones extrañas a una significativa proporción de las personas que lo visitan o que trabajan allí aunque no lleguen a ser testigos de un hecho paranormal. Se puede achacar que esas sensaciones son debidas a que los baños son una construcción subterránea, con lo que ello conlleva de humedad, temperatura, etc., pero esas sensaciones van claramente más allá de lo normal… Sentirse observado, incómodo, destemplado, es algo relativamente habitual, a muchos turistas le ha pasado, llegando a casos extremos de desmayos como ya se ha dicho, y a algunos miembros del personal que trabaja allí por supuesto que también, ellos son los que más saben de la extrañeza del edificio pues son los que más tiempo pasan allí. Es una pena que la normal discreción con el asunto se haya convertido más bien en un estúpido tabú debido principalmente a ciertas órdenes de “arriba”; en otras latitudes el tener fama de lugar encantado se considera un valor atractivo y turístico, en cambio aquí, como en tantos otros sitios de nuestro país, parece ser un motivo de descrédito, una mancha que hay que ocultar.


Pues se quiera o no, los fenómenos están ahí, y no se limitan a los baños árabes sino que se extienden por todo el edificio que era el antiguo palacio del conde de Villardompardo, el cual a partir de 1751 se convirtió en el Hospicio, al que se le sumó luego también la Casa Cuna y Maternidad, y que ahora, tras una buena labor de restauración, acoge el Museo de artes y costumbres populares, y el Museo de arte Naif. La casa palaciega es grande, con muchas salas, escaleras y recovecos de sabor antiguo que se disponen alrededor de un bello patio renacentista.


Un susurro por una escalera, un objeto del museo que se mueve levemente en alguno de los salones, una sombra que cruza un pasillo, un rostro que durante un instante se asoma desde una ventana a uno de los pequeños patios… y todo ello sin que haya nadie… los visitantes al palacio son escasos, algunas veces nadie anda por sus viejas habitaciones y solo el vigilante permanece allí...


Como aquella vez que fiel a su trabajo permanecía un vigilante de sala sentado leyendo el periódico esperando la hora del cierre que ya estaba cercano; un hombre vestido con colores oscuros discretamente pasó frente a él con lo que apenas si lo miró; el hombre se había metido en una sala del museo y pronto la hora de las visitas llegó a su fin con lo que el trabajador se dirigió hacia ella para avisar al visitante que tenía que ir abandonando el edificio, pero allí no había nadie… y de la sala solo se podía salir pasando de nuevo por delante del puesto del vigilante. ¿El espectro de Fernando de Torres y Portugal, conde de Villardompardo? ¿Alguno de sus descendientes? La tradición y testimonios actuales no dicen o aclaran nada al respecto, puede ser no uno sino varios los fantasmas que estén en la casona palaciega, han sido tantas las personas que han vivido allí a lo largo de los siglos…

Potenciana de Villanueva (Villanueva de la Reina, Jaén)

El tiempo borró los detalles de su biografía y comenzaron a elaborar leyendas que quería explicarla de una manera más «heroica». Se conservaba el sepulcro y la memoria que había sido una tejedora pobre que vivía cerca de la iglesia. Al vivir voluntariamente recluida y sin salir de su cámara era, como se llamaba entonces, una «emparedada».3​ Con el tiempo, el término se interpretó mal y se pensó que Potenciana había muerto martirizada y que había sido emparedada expresamente para que muriera. La leyenda trasmitida del martirio, para hacerlo posible, trasladaba la santa a épocas remotas y bajo el dominio musulmán, de manera que tuviera lógica esta muerte: así, se situaba en el Califato, hacia los siglos IX-X, o más tarde, pero antes de la conquista cristiana.
Así, la versión popular dice que era una joven tejedora de época mozárabe y que, para no renegar de su fe cristiana, fue torturada por los musulmanes y condenada a morir emparedada. La imagen de la iglesia de Villanueva, que se saca anualmente en procesión, la representa con palma de martirio. A pesar de ello, en ningún lugar consta que fuese martirizada y el oficio de su culto es de communi virginum non martyrum.

martes, 7 de abril de 2020

Cortijo de la Inquisición (Villacarrillo, Jaén)

El cortijo de la Inquisición duerme bajo sus ruinas no muy lejos del pueblo andaluz de Villacarrilloprovincia de Jaén, en un altozano rodeado de rastrojos. En una loma amarillenta en medio de los olivares, se yerguen aun los muros decrépitos de lo que fue, según, los viejos, un lugar de mazmorra, tormento y muerte.
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Gran cruz bermeja
Se pueden ver todavía los restos de un horno, sus ventanas grandes, demasiado suntuosas para una vivienda normal. En el muro del norte hay, algo borrada por el tiempo, una misteriosa gran cruz pintada con sangre de toro o en almagre, como en las viejas iglesias, y otra más pequeña, con un INRI marcado muy fino y dos números 17… Quizá fuera en el siglo XVIII cuando fue prisión tenebrosa por última vez. O no, según la historia que he oído después. Hay quien dice que hasta hace poco se podía entrar en las mazmorras, donde había ganchos de hierro en las paredes y una viga que se usaba como cadalso.
Villacarrillo era a principios del siglo XIX la cabeza del Partido Judicial de la parte oriental del entonces Reino de Jaén, con siete villas bajo su jurisdicción y nueve ayuntamientos. Parece lógico que una especie de delegación de la Inquisición tuviera allí también su sede.
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Una cruz dibujada, con INRI y parte de una fecha.
No había muchos judíos conversos por aquellos pueblos a quien perseguir. Más probablemente serían sus víctimas mujeres acusadas de brujerías, como las que se reunían a hacer conjuros y adorar la Luna, dicen, en las inmediaciones de la torre mora de Los Lagartos. Esta todavía se alza en el camino de La Puerta a Siles. La torre (cuya etimología, como la del Cardete viene de lacerti, lugar defendido y fuerte) es muy anterior a los musulmanes, probablemente de la época de las guerras púnicas, como las otras tres que se alzan aún entre Orcera y Segura.IMG_4747
El interior del cortijo es hoy inaccesible al haber colocado los propietarios actuales, una empresa aceitera cordobesa, unas alambradas que protegen de los derrumbamientos pero ocultan para siempre la historia de esa aislada, enorme y singular edificación. Se pueden apreciar tres cuerpos diferentes, con sillares y mampostería diferentes. Un ave rapaz sobrevuela las ruinas en la mañana de julio aún no arrebatada por el calor.
La historia, o la leyenda, mejor, se complica porque tuve una borrosa noticia de un caso extraño ocurrido durante la Guerra de la Independencia. Al parecer, encontraron allí, hacia 1810, el cadáver desfigurado de un soldado francés. Es sabido que el IV Cuerpo de Ejército, al mando de Sebastiani, entra en Andalucía desde Villanueva de los Infantes por Montizón, aunque sufren bajas en una emboscada en las inmediaciones. En Montizón fue deshecho por los franceses el pequeño cuerpo de ejército mandado por Gaspar Vigodet, en enero de 1810.
Pero este francés, probablemente extraviado, errante tras la escaramuza de Montizón, no fue apresado por las tropas regulares, ni siquiera por la guerrilla que capitaneaba Antonio Calvache -que en octubre de 1810 fue apresado y ejecutado por los franceses-. Fue entregado por unos pastores que habían descubierto entre sus papeles lo que decían ser ‘cartas de moros’. Un cura desmintió esa tontería, propia de analfabetos, diciendo que era una libreta, o un libro pequeño, en hebreo, lo que hizo considerar que el soldado, de apellido Furtado o Hurtado, que hablaba algo de nuestra lengua, era en realidad un judío español, es decir, culpable de judaizar bajo el uniforme francés. Con ésas, fue entregado a lo que quedaba del Santo Oficio, que había ejercido su jurisdicción en ese lugar. Allí ya había pocos oficiantes pues la supresión oficial de la Inquisición por Napoleón la había debilitado mucho. No obstante, no habían sido obligados a abandonar ese cortijo, donde se agazaparon como aves de presa, casi clandestinos, al acecho de los imprudentes que por allí se aventurasen. No se hizo autopsia del cuerpo, pero las notas de un albéitar –no hubo juez ni médico por medio-llamado Pulido dan cuenta de señales de atroces tormentos practicados en el infeliz soldado. Era la venganza de los decaídos inquisidores contra un francés y, encima, judío. (La Inquisición sería reestablecida por Fernando VII y subsistió hasta 1834, en que fue abolida definitivamente por la reina María Cristina de Borbón, el mismo año del Estatuto Real).
Indagando sobre los Furtado, descubrí que eran oriundos de Bayona, en el ahora País Vasco francés. En 1789, año de la Revolución francesa, residían entre la frontera española y Burdeos hasta cinco mil descendientes de los judíos españoles y portugueses. En una Francia con veinticuatro millones de habitantes, sólo había unos 40.000 judíos y todos fueron hechos ciudadanos por la Convención. Los jóvenes judíos, liberados de su consideración segundona, se alistarían voluntarios en las tropas napoleónicas que para ellos eran el símbolo de la igualdad y equiparación con el resto de los franceses. Podían ser ya reclutas de la Nación. Iban, como iría Furtado, convencidos, no de que invadían un país, sino de que llevarían la civilización, el Código Civil y los derechos del hombre, la igualdad y la libertad, que lo liberaban del oscurantismo, e irónicamente, de su manifestación más siniestra, la Inquisición.
Furtado
Fragmento del libro que llevaba Isaac Furtado entre sus pertenencias
Pude averiguar que de la familia Furtado (que había adoptado la grafía portuguesa de su original apellido, Hurtado), en Bayona mismo, entre los chocolateros y los vendedores de tejidos, muchos de los cuales aun conservan sus comercios, salieron varios reclutas, uno de los cuales había desaparecido en la guerra peninsular, llamado Isaac. También llegué a saber que el librillo en hebreo que llevaba, y que le condujo a la muerte que le dieron los últimos celosos inquisidores, no era una biblia sino una obra de su ilustre tío, Abraham Furtado, miembro del Sanedrín y de la Asamblea de Notables convocada por Napoleón para organizar el judaísmo francés dentro del marco constitucional.
Curiosamente, he sabido también que en Úbeda hubo antes de 1492 una familia hebrea, los Hurtado, probablemente la misma, que huyeron a Portugal y probablemente son los mismos que en el siglo XVIII se asentarían en la Aquitania. El joven recluta había ido a morir, por azar o por el destino, tres siglos después, como un paria, muy cerca de la cuna de sus ancestros.
Tras este macabro hallazgo, que podría haber ilustrado uno de los ‘desastres de la guerra’ de Goya, el cortijo quedó maldito entre las gentes de la comarca y ni siquiera tras la Desamortización hubo muchos pastores, muleros o aparceros que quisieran habitarlo. Como mucho, fue utilizado su patio como pequeña tinada temporal, y para guardar cereal en trojes. En la primera mitad del siglo XIX el término se dedicaba a los cereales, casi veinte mil fanegas, mientras el olivar sólo ocupaba dos mil, y los viñedos, setecientas.
Los franceses seguramente lo tomarían y lo usarían para encerrar prisioneros a los levantiscos pastores de la sierra de Cazorla, abandonándolo después.
Esta es la historia que me ha contado un erudito local, bibliotecario jubilado, que vive entre sus papeles viejos, revistas del Instituto de Estudios Giennenses, sin que nadie le haga caso, en una cortijada medio abandonada, con unos añosos pinos, un parral, un pozo casi seco –aunque las lluvias de este año lo han rellenado- y unos patios destejados.