La fiesta del “robo de San Sebastián” está sujeta a la tradición oral, pues su origen no ha quedado registrado en ningún documento escrito. La instauración de su culto procede de los primeros tiempos tras la conquista de los Reyes Católicos, desde cuyos tiempos pensamos que procede la ermita. La leyenda nos sitúa a comienzos del siglo XVII, cuando se produjo en Caniles una epidemia de peste que azotó a sus habitantes, causando múltiples muertes y por lo tanto un brusco descenso poblacional de la villa. Las gentes de aquella época observaron que, dentro de las delimitaciones del barrio de San Sebastián se habían detectado menos casos de afectados por la epidemia. Los vecinos supusieron que ese fenómeno era debido a que, precisamente en ese barrio, se encontraba la imagen del Santo. La noticia fue difundida por el pueblo produciéndose disputas tras las que llegaron al acuerdo de la visita periódica del Santo por las casas del pueblo para asegurarse de que la imagen poseía el poder taumatúrgico que se le estaban atribuyendo.
En una de las visitas que la imagen realizó a una casa, se produjo, de manera milagrosa, la total recuperación y curación de la enfermedad de todos los miembros de la familia. Curados los vecinos de su mal, le atribuyeron veracidad a lo que se rumoreaba sobre la capacidad milagrosa de la imagen de San Sebastián y la ocultanelron al resto de los demás vecinos. Sospechando estos el paradero, debido a la repentina y milagrosa curación de la familia sanada, robaron esta la imagen del Santo. El “robo” progresivo de la imagen, para beneficiarse todos de los favores que concedía, dio pie a la leyenda −transmitida de generación en generación a lo largo de cuatro siglos por la tradición oral-. He aquí el origen de nuestro “Robo del Santo”.
Creemos que la ermita estaba construida ya, por disposición de los Reyes Católicos y el apoyo por Felipe II y Don Juan de Austria, pero según el decir de las gentes, fue entonces cuando se nombró a San Sebastián co-patrón de la villa de Caniles junto con San Antonio, patrón de la localidad. Esto se hizo como muestra de la gratitud y devoción que sentía el pueblo de Caniles hacia San Sebastián.
Se dice que cuando la hermandad de San Antonio pasó de la parroquia de San Pedro a Santa María se unió a la misma la imagen de San Sebastián, según consta en el segundo libro de la hermandad de San Antonio (no documentado), saliendo en procesión las dos imágenes. La antigua imagen fue destruida en la Guerra Civil y según el inventario de 1926 es descrita por don Juan Manuel Varón como “imagen antigua, retocada, tallada en madera y de poco mérito colocada en el centro del altar mayor (de su ermita). Tendrá un metro de altura”. Tiene “un fajín de seda encarnada que conserva doña Amalia García Carpio”. “Y una diadema de plata y cinco flechas”, “un espadín que lo conserva don Antonio García, inventariado en el mismo documento. Y un trono “moderno, fuerte y bueno que conserva en su casa Don Francisco Martínez García y las arandelas en casa de Don Antonio García Martínez”.
La imagen actual llegó a Caniles en 1940 y fue regalo de Don Manuel Mesas Martínez, hijo de Caniles y ligado a la Iglesia Mayor de Baza. Según dicen, fue recibido en la Plaza Mayor de Baza y vino en procesión hasta Caniles, en un camión descubierto hasta la Torre y desde la Torre en procesión hasta la puerta de la iglesia. Durante el camino se vinieron tirando cohetes sin parar. Según inventario de 1940 se describe como “tallado en madera, artístico, y con valor de 2.000 Pts.” Asimismo, en el inventario de Don Domingo Quesada Capel de 1966.
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