jueves, 27 de septiembre de 2018

Virgen de la Estrella (El Garrobo, Sevilla)

Cuenta la leyenda que la Virgen de la Estrella fue hallada por unos campesinos en un terreno conocido como los Caños de la Estrella situado entre las localidades de Gerena y El Garrobo. Los campesinos no llegaban a un acuerdo para decidir hacía que localidad llevar a la Virgen por lo que decidieron montarla en una carreta y que la intervención divina guiara hacia uno de los pueblos, siendo este el pueblo de El Garrobo.

El Lero (Estepa, Sevilla)


Juan Caballero y Pérez nació en Estepa el 24 de agosto de 1801, hijo de labradores acomodados, no conoció estrecheces en su juventud.

En 1824 fallece su madre, Carmen Pérez, su padre contrae segundas nupcias y Juan se marcha a vivir con su hermano mayor al que ayuda en sus tareas de marchante de ganado, hasta que es acusado injustamente de haber sido uno de los asesinos del alguacil de Osuna.

El diario “La época” del 11 de abril de 1885, relata el acontecimiento:

“Mataron al alguacil mayor de Osuna entre dos criminales de nombradia, y un casero de aquel término que, por cuestiones do intereses, estaba reñido con Juan Caballero, profesándole odio encarnizado, culpó a éste del asesinato.
Preso y conducido a Sevilla, compareció para ser juzgado ante una comisión militar. Probó ante ella de una manera concluyente que cuando ocurrió el crimen venia él de Sierra Morena.
La comisión militar acordó que volviera á Estepa, para que el juez dispusiese lo que creyera oportuno, en vista de las pruebas alegadas.
El tránsito de Sevilla a Estepa, tratado como un criminal, hizo profunda impresión en el ánimo de aquel hombre que tenía la certeza de su inocencia. Empezó a proyectar su fuga desde la primera jornada, logrando burlar al fin en Pedrera la vigilancia de sus guardadores.”


En Cazalla de la Sierra se unió a una cuadrilla de bandoleros hasta que en 1827 formó su propia cuadrilla.

Detalle del diario "La unión" del 11 de abril de 1885 en el que anuncia el fallecimiento de Juan Caballero "el lero"
Detalle del diario “La unión” del 11 de abril de 1885 en el que anuncia el fallecimiento de Juan Caballero “el lero”

Siempre tuvo un gran respeto por sus paisanos, y cuando llevaba a cabo alguno de sus asaltos, preguntaba si había alguien de Estepa para dejarlo libre inmediatamente.

Ejercía sobre su gente una autoridad sin límite, exigente en el mando y duro en los castigos que imponía cuando detectaba el menor acto de desobediencia.

Las historias que se cuentan de él no tienen fin, seguramente, como en otros muchos casos, algunas serán ciertas y otras formaran parte de la leyenda que se forjaba alrededor de estos hombre.

Cuentan que en cierta ocasión que tuvo que auxiliar a su amigo, y también bandolero, José María “el Tempranillo”, se encontraba con dos de sus hombres en el Cortijo de la Vieja, propiedad del vicario de Estepa, cuando son sorprendidos por veinticuatro soldados al mando de un oficial. Los dos hombres que le acompañaban dieron muestras de terror, por lo que Juan indignado cogió su arma con la intención de matarlos, ya que no admitía cobarde entre sus filas. El miedo a su jefe pudo más que el que procesaban por los soldados, por lo que suplicaron por sus vidas.

En el diario “La época” viene recogido el acontecimiento:

“—No quiero cobardes á mi lado—gritaba furioso Juan Caballero.—Si tenéis corazón, probádmelo ahora. Montó a caballo, y dirigiéndose al casero, le mandó abrir la puerta del cortijo. Resistióse aquél en vista del peligró, aconsejándole que se ocultara,
—Juan Caballero no se esconde jamás — gritó con voz de trueno, y arrebatándole la llave, abrió por su propia mano.
Salieron los tres al escape de sus briosos caballos, pasando como una exhalación por delante de la tropa asombrada. Cuando Juan Caballero estuvo a cierta distancia de ésta, volvió rienda, y acercándose de nueve gritó:
—El que quiera algo conmigo, que sa adelante. Me atrevo con todos, uno a uno, y hasta dos y hasta tres sí quieren. El que sea valiente, que salga.
Viendo que nadie salía, emprendió de nuevo la marcha.
El oficial que mandaba la fuerza, dio entonces orden a aquélla de que le siguiese mientras que él, que iba montado, se adelantaba al correr de su caballo. Uno de los compañeros de Juan Caballero obligó mucho á su jaca y se quedó retrasado. El oficial le iba á los alcances y estaba ya cerca. El bandido empezó á pedir socorro.
Volvióse Juan con la rapidez del rayo, y viendo que iba á morir a manos del oficial, que lleno de ardor le acometía, disparó contra el caballo de éste último matándolo. El jinete fué lanzado en la caída, quedando sin sentido. Juan Caballero se apeó, recogió el cuerpo inanimado del oficial que había quedado sobre unas peñas, lo colocó cuidadosamente encima de la hierba, y montando de nuevo emprendió la retirada, quedándose el último. La tropa, que iba acercándose, hizo varías descargas; pero los tres bandidos resultaron ilesos.”

El diario "La época" del 11 de abril de 1885, también recogía en una extenso artículo el fallecimiento de Juan Caballero, añadiendo una completa historia de su vida y andanzas.
El diario “La época” del 11 de abril de 1885, también recogía en una extenso artículo el fallecimiento de Juan Caballero, añadiendo una completa historia de su vida y andanzas.

Hay quién dice que llevó al oficial hasta una posada en donde curaron sus heridas, y que Juan “El lero” se quedó hasta que recobró el conocimiento, diciéndole que no había matado por que había demostrado ser un hombre valiente. Otros añaden, que más tarde ese oficial se licenció del ejercito para entrar a formar parte de la cuadrilla de “El lero”.

Los gobiernos de la época intentaron por todos los medios acabar con los bandoleros, pero les era imposible, por la gran ayuda que prestaban a los lugareños, por lo que, al comprobar que el uso de la fuerza no era el remedio, lo intentaron con los indultos.

Juan Caballero se negó en varias ocasiones a ser indultado, en un primer intento, se negó alegando a que o era para él y toda su cuadrilla o no lo era para nadie.

Cuando el general Manso, aceptó, lo hizo con la condición de que tenía que entregar a “El Tempranillo”, lo que el general no debía de saber es que Juan era padrino de uno de sus hijos, por lo que negó el indulto, y puso una nueva condición: El indulto debía de ampliarse a todas las cuadrillas, sin que quedara ninguna fuera.

Según cuenta, Juan le dijo al general que él podría ser un asaltante, pero nunca un traidor.

Días más tardes, llegó el indulto para todas las cuadrillas.

La entrega de armas se llevó a cabo en Estepa con toda la solemnidad. Los indultados entregaron sus armas y sus caballos. A Juan Caballero “El lero” se le permitió quedarse con el suyo, pero él se negó, sin embargo, lo “compró” entregando 30 onzas de oro al párroco para obras de caridad.

Desde ese momento, llevó una vida apasible como tratante de ganado. Su valor y su brío le acompañó el resto de su vida.

“El Lero” se casó, y tuvo varios hijos, al menor que le puso de nombre Luis, entró en la carrera eclesiástica, lo cual a Juan le agradó, ya que era una persona muy religiosa, todas las mañanas escuchaba misa, y por las noches rezaba un Rosario, sin embargo no pudo escuchar a su hijo decir su primera misa.

Juan Caballero “El lero” falleció el 30 de marzo de 1885, cuando contaba más de 80 años.
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miércoles, 26 de septiembre de 2018

Mantecado (Estepa, Sevilla)


"Todo comienza con Micaela La Colchona -era su apodo-, que se dedicaba a la matanza de cerdos, y pensó en aprovechar la manteca del despiece para hacer un dulce, lo que se unió al hecho de que su marido era cosario (repartidor), y realizaba el recorrido entre Estepa y Antequera vendiendo el producto, explica.
Cuando lo va explicando, la mente va recorriendo cada rincón de la fábrica, y, efectivamente, parece que no ha pasado el tiempo en un sitio donde las mujeres trabajan en una mesa camilla, y el horno se alimenta con el mismo tipo de leña de hace casi 200 años.
Una vez escuchada su explicación, toca visitar a las monjas Clarisas, que llevan más de cinco siglos en el pueblo, aunque los vecinos dicen que no son superados en antigüedad por los antecesores de La Colchona.
Es un convento de clausura, con lo que ellas están dentro, en sus labores, mientras tres mujeres les realizan la venta de forma voluntaria frente al torno por el que van saliendo los productos recién hecho.
Una de ellas dice que "hay dos leyendas, de las que una habla de que en el convento se hacen mantecados desde hace siglos", aunque no está documentada, mientras "que La Colchona sí se sabe que fue la primera empresa que los comercializó, así que a lo mejor las dos tienen hasta razón".
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Virgen de los Remedios (Estepa, Sevilla)


Cuenta la tradición oral, que las andas de la Virgen aparecieron una mañana en la plazuela de los Remedios, y que los jornaleros que se disponían a ir al campo vieron alejarse de la plaza a los bueyes que las traían. El autor de las andas se mantuvo en secreto, llegando a decir que las trajeron los ángeles del cielo e incluso que fueron talladas por un preso a cambio de comida, protección y futura libertad. Los bueyes que ven marcharse esa mañana temprano eran procedentes del Cortijo de Andrade (La Andrá); no en vano su propietario, Don Manuel de Andrade, era en aquellos años Hermano Mayor de la Hermandad y gran artífice de la construcción del Camarín de la Virgen y la Capilla Mayor. Posiblemente fuera una persona perseguida por la justicia quien trabajaba para este señor a cambio de poder recobrar su libertad y su sustento diario, y para que nadie pudiera sospechar nada de la estancia de este hombre en su cortijo, amanecieron sus bueyes trayendo las andas para dejarlas en la plazuela y simular que pareciera un milagro.

Sin embargo, el diseño de este templete barroco es semejante y en algunos aspectos idénticos a multitud de piezas que exornan el retablo mayor de la iglesia y el propio Camarín de la Virgen. El retablo mayor fue realizado en el taller ecijano de Juan José González Cañero entre 1733 y 1741. Pero la hermandad recurrió al núcleo antequerano de Francisco Primo para la finalización y modificación de la obra entre 1744 y 1749, realizando también entre 1762 y 1763 los dos retablos laterales. El dorado se debe a Salvador Romero en 1750. La realización del templete o baldaquino de la Virgen de los Remedios se relaciona con la obra del antequerano Francisco Primo.

Virgen de Loreto (Espartinas, Sevilla)

La primera crónica escrita sobre el hallazgo de la imagen de la Virgen de Loreto data de 1.584, año en el que fray Francisco de Angulo recogía una serie de hechos, transmitidos oralmente de padres a hijos. La leyenda nos sitúa en el Sábado Santo del año 1.384, cuando la Virgen, atendiendo las oraciones de unas cristianas que estaban cautivas en tierras de moros, acude para socorrerlas, de tal forma que cuando despiertan de su sueño se encuentran a unos cincuenta pasos de la torre llamada de Loreto. Junto a ellas vieron entonces a la imagen de la Virgen, que hallaron colocada en el tronco de un olivo.

Como en tantas otras tradiciones similares, los habitantes del vecino Umbrete se llevaron la talla a la iglesia del pueblo pero, de forma milagrosa, la Virgen regresó al sitio donde fue encontrada. Apercibiéndose de sus deseos, los campesinos comenzaron su culto, primero en la torre y, poco después, en una ermita que se construyó para tal fin.

El palacio de Benamejí (Écija, Sevilla)


Cuenta la historia o la leyenda, que todos los palacios  ecijanos tienen  una sola torre, salvo el de Benamejí, que cuenta con dos. También dicen, que hace siglos todo noble que poseyera un palacio tenía derecho a construir en él una sola torre, pero cuando el palacio de Benamejí estaba edificando el rey Carlos III estaba en la ciudad. Y dado que un ala ya estaba terminada el propietario invito al monarca alojarse en su palacio durante la visita, por esto durante su estancia en Benamejí, el rey se sintió tan agradecido que le concedió al noble el privilegio que deseaba, una torre para su palacio. Años más tarde volvió Carlos III a Écija, y se quedó sorprendido al descubrir que el palacio de Benamejí tenía dos torres, indignado dicen  pidió explicaciones al de Benamejí, quien le explicó que una había sido un privilegio concedido por el mismo, y la otra torre correspondía por ser derecho de todo noble, reconociendo el rey que tenía razón.

El moro de Santiago (Écija, Sevilla)

En estos tiempos en los que la clase política está siempre en boca de todos y nunca, o casi nunca, para bien, parece oportuno aprovechar nuestro blog para recordar una antigua leyenda que ocurrió hace mucho en nuestra ciudad.Cuenta esta historia que era costumbre en la Écija musulmana elegir al caid, es decir, al alcalde de la ciudad a través de una votación en la que se sumaban bolas de diferentes colores. En aquella época como en la de ahora los deseos de alcanzar el poder hacía caer a los cargos políticos en la corrupción. 

En cada punto donde se podía votar, la elección era vigilada por una persona, sin embargo, el encargado de la votación del barrio que hoy correspondería con el de Santiago era partidario del candidato representando por la bola blanca, por lo que, sin que nadie le viese, se iba tragando todas las bolas verdes que iban llegando.

No obstante, fue descubierto y denunciado a las autoridades. Tras someterse a juicio, se le declaró culpable de un delito por el que fue castigado de una forma terrible: el condenado debía ser enterrado desde el cuello a los pies hasta morir, y según la leyenda,  el moro no podrá escapar hasta que se celebren unas elecciones totalmente justas.

Sin alguién tiene dudas, cada mañana desde el siglo VIII la cabeza del moro despierta entre los ladrillos de la torre de Santiago.
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martes, 25 de septiembre de 2018

Origen (Dos Hermanas, Sevilla)

Cuenta la leyenda, que explica el origen del nombre de nuestro pueblo, que dos hermanas procedentes de tierras de León y parientas de Gonzalo Nazareno, adalid de Fernando III, se asentaron en estas tierras y que guiadas por el sonido de una campanilla consiguieron encontrar la imagen de Santa Ana que se encontraba sepultada en una gruta subterránea junto con una cruz y la pequeña campana cuyo sonido las atrajo.
El lugar dió en llamarse el pueblo de las dos hermanas y sus habitantes, nazarenos.
las dos hermanas de Picasso

Los fantasmas en el cortijo (El Coronil, Sevilla)


La leyenda popular sobre un cortijo situado al margen de la carretera Montellano-El Coronil y que fue abandonado en los años 60. El escritor Jose Manuel García Bautista, especializado en el mundo de lo paranormal, trató el tema junto a su grupo de investigación.
Según un testigo anónimo consultado, en ese lugar ocurren hechos inexplicables desde que el antiguo propietario asesinó a su esposa y a sus hijos tras descubrir una infidelidad para suicidarse posteriormente.
Desde entonces se habrían producido diferentes hechos inexplicables, ya que supuestamente el alma de aquel hombre continúa vagando por el lugar según la leyenda popular.
Un propietario trató de rehabilitar el inmueble, pero los trabajadores encargados de la obra le comunicaron que la abandonaban al confesarle que veían al antiguo señor paseándose por los pasillos, cambiándoles incluso de sitio las herramientas.
Por su parte, algunos vecinos aseguraron que se encendían luces de las habitaciones de la primera planta que se han visto sombras.
Los miembros del grupo de investigación acudieron al lugar aparentemente maldito. “En la sesión de Spirit-box obtuvimos varios mensajes muy claros de una entidad como enfadada, que nos invitaba a marcharnos del lugar en varias ocasiones, y otra en la cual repite varias veces la frase “era puta”, hasta en tres ocasiones”, manifestaron.
Se trata simplemente de las conjeturas que promovieron una leyenda popular investigada por este grupo, comandado por Lorenzo Cabeza y Mª. Carmen Bravo. Un curioso mito y una historia sobre lo paranormal que reflejó Cádiz Directo.

Cristo de la Veracruz (Coria del Río, Sevilla)


Cuentan de un barco, que llevaba a un grupo de franciscanos en labor evangelizadora con destino a las Américas, y trasladaba en sus bodegas a tres cristos para cristianizar la zona a través de la creación de un número idéntico de misiones. Como el barco no navegaba, para aliviar la carga, dejaron a un Cristo en Sevilla y reinició la travesía. Este primer crucificado era el que se encontraba en el antiguo convento de la Plaza de San Francisco, el actual Cristo de la Vera+Cruz de Sevilla.
El navío se paró cuando la expedición pasaba por Valparaíso (San Juan de Aznalfarache) decidiendo el Capitán desembarcarlo en este lugar, lo que hizo volver a navegar al barco. Cuando éste llegó a la altura de Coria del Río volvió a suceder lo mismo y finalmente desembarcaron al Cristo y el barco siguió su rumbo a las Américas.
Este tercer crucificado se encuentra actualmente en la Ermita de San Juan o del Cerro, sede de la corporación crucera de Coria del Río.
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lunes, 24 de septiembre de 2018

Un pasadizo secreto (Constantina, Sevilla)


Hace un menos de un mes , el 4 de mayo, un grupo de personas del pueblo de Constantina entre las que me encontraba , quedamos para adentrarnos en el pasadizo o túnel que según cuenta la leyenda comunicaría la Ermita de La Yedra con el castillo de Constantina . 

Este pasadizo se encuentra a unos 400 metros de profundidad en el lateral izquierdo de la ermita Según la leyenda ,aquel que lograra atraversarlo se encontraría con un gran tesoro que dejaron los moros antes de marcharse , cierto o no , nosotros nos adentramos en la aventura como ya hizo León de Grelle o D. Juan de la Carlina para los locales , pero sin resultado satifactorio ya que apenas a 60 metros de la entrada la estrechez como en el video se muestra , nos colapsaba e impedía nuestro paso. 

Hay muchas leyendas en torno a este pasadizo, algunas dicen que esta fue la salida de huida de León de Grelle ya que también comunicaría con La Carlina u otra que dice que antes de llegar al castillo hace un descanso en la Cueva de La Sima la cual se encuentra en los pies del castillo

La aparición del niño (Castilblanco de los Arroyos, Sevilla)


Esta ocurre por el mes de febrero del año 1924, cuando muy temprano en una fría mañana de carnaval, el cabrero de la dehesa de “El Hornillo”, sita en el término municipal de Castilblanco de los Arroyos, sale de la misma con su rebaño en busca de pastos para éste. Su esposa también se había ausentado de la casa y los tres hijos del matrimonio jugaban alrededor de ésta.
En medio de sus juegos vieron acercarse a un hombre que les causó temor por su aspecto desaliñado, y salieron corriendo alejándose del domicilio. Poco después, viendo que el hombre se marchaba, retornaron a su casa. Pero sólo regresaron dos de los tres hermanos. Ángel, el menor, de cuatro años de edad, es el que no volvió.
Al no encontrarlo empiezan a buscarlo por el monte, junto a la Guardia Civil y muchas personas del pueblo, iluminándose en la noche de las más diversas maneras, pero continuando la búsqueda sin resultado. Los padres acuden a la ermita de San Benito para rogarle que proteja a su hijo. No era posible que un niño de tan corta edad pudiera sobrevivir a tan bajas temperaturas, con hambre y sed. Se temían lo peor, aunque siguían confiando en San Benito. La familia se resistía a darlo por perdido.
En la tarde del tercer día un pastorcito que va al monte a por leña encuentra al pequeño corriendo entre las agrestas rocas de “Valdearenas”, cerca de la ermita del Santo, y a más de una legua de “El Hornillo”.
Los padres que no caben en sí de gozo le preguntaron lo que había ocurrido en esos tres días tan angustiosos para ellos. El niño en su lenguaje les explicó que “una mujer vestida de negro, le daba higos de comer y, por la noche, lo arropaba con su manto”.
La madre, ante lo que le dijo su hijo, se dirigió hacia la iglesia de Castilblanco para darle las gracias a la Virgen de los Dolores, pensando que era ella quien había cuidado de su hijo. Pero cuando llegaaron ante la Virgen le preguntan a Ángel si ésa era la señora que le había cuidado, pero el niño tras mirarla dijo que no.
Pasan los meses y el día 27 de agosto, cuando todo Castilblanco acude a la Romería de San Benito, la familia marcha a la ermita, llevando consigo a su hijo el menor, el cual nunca la había visitado. Se acercaron al altar donde se venera y se encuentra la imagen de San Benito y el niño al levantar la vista exclamó: “¡Ésta, ésta era la mujer que me cuidaba!”.
Y los agradecidos padres, entre lágrimas, abrazan a su hijo, mientras un alborozado clamor se extendía por la ermita: “¡Milagro, milagro!”.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Moriana o coral rojo (Casariche, Sevilla)

Siempre he sentido gran interés por los cuentos, las fábulas, las leyendas, las historias…
Entre mis primeros recuerdos escolares está la hora del cuento, que luego se transformaría en la hora de lectura, y que fue siempre de mis favoritas. Me hicieron descubrir las puertas para viajar hacia la fantasía. Tal vez alguno de mis olvidados profesores tenga también algo que ver con esta afición mía.
Éste es un cuento de cuando era pequeña que guardo en mi memoria con cariño. No tengo más datos sobre él. Es un cuento-leyenda y lo expongo aquí de forma somera para no enturbiar la historia:
<<Hace mucho tiempo vivió una joven muy hermosa llamada Moriana. Era tan hermosa que todo el que la veía se quedaba prendado de su belleza al instante.
Un día el rey, que había oído hablar de la gran belleza de la muchacha, acertó a pasar por allí. Al ver a la hermosa joven, decidió al instante que habría de ser suya y sólo suya. Trató de llevársela por la fuerza, pero Moriana se resistió. El rey resentido pensó que si aquella joven no era suya, no sería de nadie más: desenvainó su espada y le atravesó el corazón lanzándola después por un acantilado.
Los genios del agua al ver a una joven tan hermosa muerta y lanzada al fondo del mar se sintieron furiosos. Nada pudieron hacer por la vida de la joven, pero de la sangre que manaba de su herida hicieron el coral rojo. Las sirenas por su parte cantaron la historia de la muerte de Moriana por todo el mundo. El rey la escuchaba cada vez que se acercaba al mar, así que jamás pudo volver a navegar, ni permanecer a la orilla por mucho tiempo sin enloquecer.
Si uno escucha el sonido de las olas atentamente, puede escuchar esta historia cantada por las sirenas.>>
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El convento abandonado (Carmona, Sevilla)


A pocos kilómetros de Carmona y en una elevación del terreno se alza un edificio que conforme se ha ido deteriorando ha sumado un halo de misterio a sus estancias. Se habla de espíritus y presencias malignas, de psicofonías y fotos extrañas. De una terrible leyenda. Es un convento al que apellidado de «maldito» y que se ha convertido en centro de peregrinación de los amantes del misterio y los sucesos paranormales.
El edificio, aun despojado de su leyenda, impresiona. Una enorme construcción inacabada en forma de ele, largos pasillos abovedados y dos brazos a los que se asoman ventanales. Por el suelo cascotes y restos de los destrozos causados por gamberros. La historia real desmonta parte de la leyenda que le atribuye antigüedad de siglos.
En realidad se levantó en los años 40 del siglo pasado. Fue creado como un convento de frailes carmelitas de San José en una zona conocida como huerta de los frailes. Fue convento y colegio, pero apenas estuvo en uso dos décadas. Hay gente mayor de Carmonaque recuerda que allí se hacía una procesión de la Virgen del Carmen y hay niños que vivían en las huertas cercanas que hicieron allí la comunión.
Parece que el motivo del abandono del edificio es que uno de los frailes que fue enviado a dirigir el convento no quería ese destino y cuando ascendió en la orden hizo todo lo posible para que la congregación lo cerrara.
El hecho es que a los pocos años de estar allí, todos sus habitantes se fueron y la gente del entorno vio como lo dejaron allí todo intacto: muebles, alimentos en buen estado en la bodega o ropas. Lo extraño de esta circunstancia y lo alejado del lugar dio pábulo a la leyenda.
A ello se une una confusión histórica. En Carmona hubo otro convento de la misma advocación fundado en el siglo XVII y desaparecido. A él le corresponde una leyenda que algunos citan narrada en un documento de la época, aunque nadie aporta el original de dicho documento y que aún siendo real su plasmación sobre el papel parece la invención de algún escribano de mente incendiada porfantasías sobre el maligno.
Esa historia narra que un fraile se levantó una noche de su cama y se dirigió a la sala en la que se guardaba la comida. En ella había unos grandes ganchos de los que colgaba la carne. Todos sus compañeros frailes estaban muertos y colgados de esos ganchos. Al fondo de la sala, el mismísimo diablo se proclamaba autor de aquello y le ordenaba al único superviviente que lo contara.
Esa es la historia que se ha endosado al actual edificio y que repiten los numerosos amantes del misterio que lo visitan, que piensan que están en un convento del siglo XVII. Eso sí, resulta que en el sótano del inmueble también hay unos grandes ganchos, que se ajustan perfectamente a la leyenda.
En el antiguo convento carmelita se han grabado inquietantes psicofonías

Avistamiento ovni (Carmona, Sevilla)

Sucedió el 27 de Noviembre de 1977, eran las 23.50 h. y nuestro protagonista conducía su taxi en finalización de jornada laboral. Con la cabeza más en el regreso a su casa que en tomar otro cliente regresaba a su hogar cuando recibe la solicitud de un servicio, a la salida de la barriada de Alcosa, en Sevilla.
Se trataba de una pareja que quería ir a Carmona, a unos 40 kilómetros de la capital hispalense. El chófer del taxi, Antonio González Morales, aceptó aquel servicio pues le suponía un buen incremento de la caja realizada aquella noche.
Circulaba por la carretera, llevaban ya unos diez kilómetros de trayecto cuando, sobre la una de la madrugada, una extraña luz de comenzó a ver en el horizonte sevillano. Aquella luz cruzaba por delante del coche y quedaba suspendido en el aire. Antonio Morales, un veterano del taxi sevillano con licencia municipal 592 dijo al periódico ABC de Sevilla:
–Vimos una luz extraordinaria, un objeto inmóvil en el aire, ¿qué hicimos? Reducir la velocidad y mirar con sombro aquello que había quedado quieto y no hacía ruido alguno.
–Será un helicóptero –dijo uno de los viajeros–.
–No; un helicóptero no puede ser. Un avión no se queda inmóvil en el aire. Esto no puede ser más que un OVNI.
–¿Un OVNI? –preguntó asustada la mujer que ocupaba el asiento trasero.
–Al dirigir la vista hacia el olivar que lindaba con la carretera descubrimos un extraño objeto que estaba también iluminado. Tenía la forma de dos platos invertidos, con un diámetro quizás superior a cinco metros, distinguiéndose una luz verde en la parte superior y una luz roja en la inferior que alumbraban intermitentemente. En la parte de unión de los platos había una franja iluminada de color naranja. Su altura sería de metro y medio o dos metros como mucho.
A diez kilómetros de Carmona la luz seguía con su presencia inalterable entre los olivos. El taxista bajó la ventanilla y aminoró la velocidad, sus pasajeros le pidieron que siguiera adelante pero su automóvil parecía que no tenía potencia, algo se la estaba restando o lo estaba frenando.
Antonio González afirmaba:
–Jamás había creído en platillos volantes y cosas por el estilo. Sí había oído hablar de ellos y hasta pensaba que podrían ser exageraciones de la gente. Sin embargo...
Al pasar por aquella misma zona en el regreso a Sevilla, tras haber dejado a los ocupantes del taxi en su destino, ya no quedaba ninguna señal de aquel objeto. El vehículo había recobrado toda su potencia. A la llegada a Sevilla decidió entrar en el aeropuerto y comentarle el incidente a los compañeros taxistas del aeropuerto. Se detuvo en una gasolinera y preguntó también al empleado de la misma. Nadie había visto nada. Sin embargo Antonio González había sido testigo de un OVNI.
El 28 de Noviembre de 1977 desvelaba su experiencia públicamente en un programa de radio especializado en esta temática.
La Red Nacional de Corresponsales, dedicada a la investigación del fenómeno OVNI, investigó este suceso. No logró contactar con los ocupantes del taxi pero si determinó la fiabilidad y franqueza del testigo así como las anomalías detectadas en el motor del vehículo y los fallos en la radio del mismo, algo que se repetiría en otros sucesos OVNIs acaecidos en todo el mundo.
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Las piernas espectrales (Carmona, Sevilla)


El fenómeno de las apariciones en carretera es, en ocasiones, tildado de leyenda urbana por aquellos que recogen la noticia y se sorprenden de su aparente espectacularidad. Quizás esa misma espectacularidad y sensacionalismo con el que lo narran determinados periodistas o medios de comunicación es la que hace que no pase de ser una simple anécdota o curiosidad escondiendo un trasfondo realmente interesante y paranormal.
Se habla a menudo de la chica de la curva, rara no es la carretera que se engalana de tener su particular espectro que responde su aparición a un desafortunado accidente en la zona que acabó con su vida y que, ahora, goza con salvar al conductor que transita por ese mismo punto kilométrico de un disgusto.
Si no fuera por la cantidad de testigos, de diferente credo y posición o cultura, se podría decir que se trata de una nueva historia de fantasmas al más puro estilo de Poe o Lovercraft, sin embargo los testimonios se agolpan de aquellos que han sido víctimas del misterio. Lo que les voy a narrar he tenido la oportunidad de investigarlo y contrastarlo directamente, con testigos y sobre el terreno, sobre el frío asfalto de la carretera que une Carmona con la Sierra Norte de Sevilla -con la que tengo tantas vinculaciones– y en concreto con la bella localidad de Lora del Río.
Allí está la A-451, una carretera difícil que no deja de sorprender al conductor. Desde ella numerosos testigos, en otras épocas, sobre todo del año 2004 al 2009, afirmaron haber visto extrañas luces en el cielo e incluso un raro artefacto «posado» sobre la carretera. Sin dudas vinculando ese fenómeno con el inquietante enigma de los OVNI. No obstante también tiene un apartado para una singular aparición cuando se baja desde Lora del Río a Sevilla para, igualmente, asistir a los numerosos testigos que dicen haber visto allí a un chico de la curva fallecido años atrás en un accidente de tráfico mortal.
Y no es nuevo pues esta zona, como cualquier otra en la que la carretera no estaba en el mejor estado, se produjeron accidentes de diferente consideración, desde simples reventones de rueda con volantazo y cuneta hasta accidentes en el que se cobró la vida de su ocupante.
Más extraño es el último vestigio del misterio en la zona de la A-451, aunque cobró más notoriedad al ser publicado en el diario local de Lora del Río en noviembre de 2013, en el que narraba la impresionante experiencia de un conductor y su esposa que vieron cruzar ante su vehículo unas «piernas espectrales».
José Jiménez, un caballero de toda rectitud y credibilidad, decía sobre su insólita experiencia aquella oscura noche que «de repente, vi unas piernas cruzando la carretera y que desaparecen en la parte izquierda. Unas piernas normales pero sin la parte de arriba».
Pero no fue sólo José Jiménez, también Fernando Román y su esposa Mercedes Segura, de Carmona, decían haber visto las «piernas que cruzaban la carretera», en un hecho tan impactante como impresionante. «Era como una niebla, que cruzó perfectamente delante de nosotros, lo vimos durante el tiempo que tardó en cruzar».
Antonio López, con el que tuve la oportunidad de entrevistarme, vive en una localidad cercana y me decía sobre ello: «no es la primera vez que se habla de cosas raras en esa carretera, yo una noche subía cuando vi que se cruzó delante mía lo que parecían dos piernas, pero me dije: ‘Antonio, eso es imposible’ y pensé que era algún animalillo que había visto mal». Un amigo suyo, cazador, Francisco Ramos, añadía: «bajando de una cacería me pasó lo mismo, veníamos en el coche de regreso y me dijo Manuel, ‘¿qué es eso, que es eso?’ y vimos cruzar aquella cosa», consultado sobre lo que vio me decía: «yo juraría por mis hijas que eran dos piernas, pero no dije nada, ¿quién me iba a creer?».
El estereotipo de lo visto se corresponde con una visión de dos piernas normales pero cuya parte superior no es visible, los testigos no la pueden ver; Rafael Sánchez se encontró de cara con este misterio y nos decía «creía que era alguien que la luz del coche no le había alumbrado, pero aquello no tenía cuerpo de arriba» y prosigue «se trata de unas piernas largas, sombrías, oscuras, que desaparecen en el arcén de la carretera».
La zona de localización es sencilla, entre la finca El Judío y el cruce de Guadajoz, un tramo de dos kilómetros donde el miedo se apodera de los conductores que temen ser los próximos en contemplar lo imposible.
Como posible explicación cabe destacar que la zona tiene muchos casos de accidentes –incluso en el río Guadajoz se han ahogado personas, un río que circula por la zona– pero tan sólo son hipótesis el tratar de explicar estos fenómenos bajo estos hechos luctuosos.
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El fantasma de Conchita (Carmona, Sevilla)


Carmona tiene una gran historia pero también tiene lugares encantados donde apariciones y fantasmas toman el protagonismo, como el popular Monasterio del Diablo o Huerta de San José, algunos cortijos con terribles historias personales en su interior –a nivel paranormal– y, también, relatos que afectan a centros públicos cómo, por ejemplo, un colegio.
Así nos debemos desplazar al colegio San Blas donde cuenta la leyenda que allí se encontró, hace décadas, por parte del conserje, el cadáver de Conchita, la limpiadora que se encargaba de los aseos. Aquel lúgubre incidente marcaría por siempre cada rincón del colegio. El conserje, asustado, dijo a la Policía, no haber movido el cadáver de la limpiadora, así la leyenda dice que el cuerpo «presentaba signos de haber tenido una muerte terrible y la cual duró varias horas, pues tenía marcas que demostraba que había sido mordisqueada al punto de que le faltaban trozos de carne en la cara y algunos en el cuerpo, la ropa rasgada en jirones, todo sobre un gran charco de sangre».
Pero por mucho que se investigó el caso jamás se pudo descubrir al asesino y pasó a engrosas, una vez más, la lista de casos indescifrables del archivo policial. No obstante en el colegio se cuenta una historia que relaciona aquel baño con incidentes más allá de lo racional. Se dice que los alumnos escuchaban como si alguien tocara la puerta del baño con la intención de que alguien la abriera. Comentaban que aunque escucharas sin abrir la puerta o preguntaras: «¿Hay alguien dentro?», nadie te respondía y sólo golpeando una vez la puerta o escuchando cómo la golpeaban era la señal de estar ocupado. Y, como en todos los colegios con alumnos ávidos de misterios, pronto se comenzó a decir que era el fantasma de la limpiadora muerta que, atormentada, estaría manifestándose en el lugar donde perdió la vida «llamando a la puerta para que aquel que quiera saber lo que sufrió pueda pasar lo mismo que ella».
Y la leyenda nos lleva a conocer la historia de un estudiante llamado Pedro que en una fiesta de fin de curso en el colegio iba a vivir uno de esos episodios que jamás podría olvidar en su vida. Pedro fue al aseo solo y estando en su interior recordó aquella vieja historia de apariciones y fantasmas, de ruidos imposibles y seres del más allá. Así nuestro protagonista, envalentonado por el consumo de alcohol, entró en el baño, cerró la puerta desde dentro y entonces sucedió lo imposible: escuchó cómo se hizo el silencio en el lugar, ya no se podía oír el jaleo de la fiesta, era como si algo hubiera apagado todo ese estruendo y hubiera aislado aquella zona del colegio.
Asustado pudo escuchar como comenzaron a sonar unos ruidos, eran porrazos, golpes, como si alguien llamara al otro lado de la puerta. ¡Nadie podía entrar allí! ¡Estaba cerrado desde dentro! ¿Quién llamaba?
Pedro, armado de valor, acertó a decir: «¿Quién es?», pero nadie contestó a su pregunta, sólo se escuchó un ruido, un golpe. Había alguien o algo pero no hablaba y, nuevamente, resonaron aquellos golpes. Pero volvió a decir: «¿Quién es?» y al no responder nadie, enfadado, espetó: «¿Quién es? ¡No jodan eh!», y nadie respondió. Trató de calmarse y se le ocurrió mirar por debajo de la puerta para ver si veía algún tipo de calzado o las piernas de algún bromista con ganas de guasa, pero no había nadie. Cada vez estaba más nervioso, el pulso acelerado, las lágrimas casi brotaban de sus ojos y un nudo se le cogía en el estómago que le apretaban las entrañas- Se armó, una vez más de valor, y abrió la puerta de forma violenta para salir corriendo en dirección a la puerta que él mismo había cerrado de acceso al cuarto de baño. En plena carrera a la puerta escucho tras de sí una voz, un susurro, era una mujer, justo a su espalda, entonces no pudo evitar echar la vista atrás, un acto de morbosa curiosidad. Lo que vio casi lo mata del susto: era la visión de una mujer que estaba cubierta de sangre y extendía los brazos queriendo llegar hasta donde él se encontraba. Pedro se golpeó fuertemente en la cabeza con la puerta y cayó sin sentido al suelo, al despertar lo rodeaban varias personas de la fiesta que trataban que se reanimara y le preguntaban sobre lo que le había pasado para estar así. Acertó a escuchar el sonido de la fiesta y que un amigo, que lo esperaba en la puerta del baño escuchó un golpe muy fuerte y fue cuando pidió ayuda para que le ayudaran a abrir aquella puerta cerrada desde el interior. Pedro era consciente que su historia podría no ser creída y pensarían que estaba bromeando pero en su pierna descubrieron que había unas marcas de haber sido mordido por un ser humano, quizás el inicio de la venganza de Conchita y de querer hacer sufrir, como ella sufrió, a todo aquel que entrara en el baño a desafiarla.
El colegio o escuela San Blas existe realmente. Está en la calle Cue de Brenes en Carmona, lo que no parece real es la historia, ubicada en un tiempo indefinido con unos protagonistas indefinidos –como en toda buena leyenda urbana–, de Conchita y su trágica muerte. Es la leyenda del colegio San Blas de Carmona, una historia quimérica, de las muchas que se cuentan en los colegios y que, en esta ocasión pasa a ser uno de esos relatos que está a caballo entre la leyenda y la realidad.
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jueves, 20 de septiembre de 2018

Virgen de Gracia (Carmona, Sevilla)


Cuenta la creencia popular que la imagen fue ocultada para salvaguardarla de los árabes cuando se produjo la conquista de la ciudad. En ese lugar permanecería durante 500 años hasta que con la llegada de los cristianos fue descubierta. Lo hizo un pastor, que tras realizar el hallazgo fue al pueblo a dar aviso. La gente acudió en masa a verla y la llevó al pueblo.
Sin embargo, a la mañana siguiente la Virgen de Gracia había regresado milagrosamente al lugar en el que fue encontrada. Como en otras leyendas similares, esto se interpretó como que la Virgen quería quedarse para siempre en este lugar y aquí se le construyó su ermita. Hasta este lugar se realiza una peregrinación cada mes de septiembre, con el Simpecado. En Carmona se cita de forma expresa incluso el año en el que se produjo el hallazgo: 1290. La imagen residió en el lugar de su aparición hasta la Desamortización, cuando se trasladó a la iglesia mayor de la ciudad, Santa María.
En cualquier caso, la Virgen de Gracia es una talla gótica, muy interesante artísticamente. Si bien ha sufrido diversas transformaciones respecto a la obra original. La imagen inicial era sedente, según era habitual en la época de su hechura, pero en el siglo XVI, llegó la moda de vestir a las imágenes y la talla se adaptó para ello. Se le dio más altura para que pareciera estar de pie, se le cortaron los brazos, se le hicieron nuevas manos y se le añadió el Niño que lleva en sus brazos y que está fechado en el siglo XV. Esta transformación dio origen a que la Virgen acumulara con los años y el crecimiento de su devoción un extraordinario patrimonio en forma de vestidos, joyas y ajuar que configuran un auténtico tesoro.

La casa del Yago (Cañada Rosal, Sevilla)


Pero en Écija es muy a destacar un lugar encantado, un lugar en el que habita el misterio. Se trata de la llamada casa de Llago. Los investigadores Jesús Camacho y Fátima Barragán nos trasladaban sus pesquisas en un interesante informe: «Nos encontramos ante una de esas casas en las que mucha gente dice que ocurren cosas. Un lugar tan mágico y a la vez misterioso que contiene la esencia propia de aquellas casas de construcciones regionalistas andaluzas. Les hablamos de la casa encantada de la campiña sevillana. Les hablamos de los fantasmas de la casa de Llago.
En el término municipal de la Cañada Rosal, un pueblecito vecino a Écija, se encuentra una de las casas donde más fenómenos poltergeist ocurren en su interior. Una casa pequeña, ya casi derruida por el paso del tiempo y que muchas personas han vividos hechos insólitos en su interior. Por ello y porque contactamos con un vecino e investigador de aquel lugar decidimos realizar nuestro particular viaje desde Sevilla hasta Écija una tarde del mes de diciembre de 2010. Recordamos perfectamente aquella tarde, hacía mucho frío, íbamos ataviados con unos polares, que por aquel entonces tenía el nombre de cada uno de nosotros y de nuestro equipo de investigación.
Salimos de Sevilla alrededor de las 18.00 horas por la autovía de Córdoba rumbo hasta el pueblo de Cañada Rosal. Aproximadamente una hora después llegamos al lugar. Allí nos esperaba nuestro compañero Manuel Jesús, vecino de aquel pueblo y además una persona que había vivido hechos insólitos en el interior de aquella casa. Tras varios minutos entrevistándolo decidimos emprender nuestro particular camino hacia el misterio. Ya había caído la noche y nos encontrábamos con unos cinco grados de temperatura. Recuerdo el frío tan intenso que hacía en aquel lugar, como también recordamos el cielo completamente estrellado arriba de nuestras cabezas.
Cargados con todos los equipos para realizar una investigación de campo, salimos del pueblo para entrar en un viejo camino de campo. La imagen ya era aterradora? todo el camino estaba oscuro, a ambos lados de nuestro vehículo una gran hilera de olivos. Recordamos también aquel camino lleno de charcos de haber llovido. Tras rodar con nuestro vehículo por aquel largo camino, topamos con una casa de aspecto muy tétrico.
Nuestro entrevistado Manuel Jesús señaló a aquella casa diciéndonos: «Esta es la famosa casa donde pasan cosas extrañas? donde habita un fantasma?». Todos nos quedamos contemplando la casa como si hubiéramos visto algo extraño, pero lo cierto es que nos dio muy mala impresión. Dejamos el coche aparcado justo enfrente de la puerta de la casa. La primera sensación que todos coincidimos nada más llegar fue como la de estar observados por alguien, además, todos dijimos la misma frase nada más salir de nuestro coche? nos sentíamos observados por algún tipo de entidad que no alcanzábamos a ver. Entonces nos dispusimos a hacer una primera toma de contacto en aquel lugar. Manuel Jesús estuvo en todo momento explicándonos los fenómenos que allí le habían ocurrido, nos enseñó cada rincón de aquella casa, planta de arriba y planta de abajo. Tras pasar varios minutos viendo el lugar para conocerlo antes de comenzar con aquella investigación, decidimos entonces grabar con una cámara de video a nuestro ya amigo Manuel Jesús.
La historia que contaba aquel muchacho era terrible.Desde extrañas siluetas que había visto en el lugar, hasta fallos en los aparatos eléctricos y electrónicos e incluso el testimonio de casi una muerte como consecuencia de otro tipo de fenómeno que ocurrió allí en una grabación de un corto que Manuel Jesús hacía varios años estaba grabando.
Tras terminar esta entrevista decidimos ya adentrarnos entre las oscuras paredes de aquella casa. La primera parte de nuestra investigación de campo fue en la planta de abajo. Recordamos las tres habitaciones que en ella había y lo que Manuel Jesús nos contó que ocurría en una de las habitaciones. Primero nos pusimos en aquel pequeño salón principal de la casa. Recordamos haber visto unos grandes velones color negro ya desgastado como consecuencia del fuego e incluso en las vigas de madera de aquel techo vimos unos clavos completamente alineados y clavados uno tras otro. Aquella imagen nos estremeció a todos y vimos aquella casa con una mirada mucho más respetuosa si cabía. Si, algún tipo de brujería se había cocido en aquel lugar y era una cosa que nos dejaba muy intranquilos, puesto que aquella noche nos estábamos enfrentado a algún tipo de energía negativa, y quien sabía si pudiera ser maligna. Fue entonces cuando todo el equipo se puso intranquilo y decidimos abandonar la planta superior, eso sí, decidimos dejar colocada en el lugar una grabadora de sonidos para ver si lograba registrar algún tipo de voz o de psicofonía. Entonces, acto seguido, nos fuimos a aquella habitación donde más testigos nos contaron que pasaban cosas extrañas. Antes fuimos hasta el coche para recoger un sensor de movimiento para ponerlo en aquella habitación. Es entonces cuando vimos algo que nos dejó a todos con la boca abierta. Justo en la escalera de acceso a la segunda planta vimos una extraña esfera de luz. Una figura tridimensional, de color azulado y que parecía tener vida propia. Aquello podría medir más o menos lo que mide un puño cerrado. Nos dejó perplejos.
Tras varios minutos de debate, decidimos de nuevo entrar a aquella casa para seguir con aquella investigación de campo. Ahora tocaba el turno de aquella habitación, en la cual, pasaban la mayoría de los fenómenos. Antes decidimos subir para coger la grabadora que habíamos dejado en la segunda planta de aquel inmueble. Pero vaya la sorpresa que nos deparaba la noche, la grabadora que habíamos dejado conectada y completamente cargada, estaba apagada? desconectada del botón de inicio. Lo primero que pensamos fue que esa extraña luz que vimos subir para aquella planta había apagado aquella grabadora. Nos sobrecogimos todos y nos fuimos para aquella habitación donde ya nos esperaban nuestros compañeros. Fue entonces cuando le contamos lo sucedido con aquella grabadora.