jueves, 26 de marzo de 2020

La Iglesia de San Idelfonso (Jaén)

Con respecto a la Virgen de la Capilla y la Iglesia de San Ildefonso también existen leyendas, algunas relacionadas con la anterior del lagarto, cuya piel supuestamente está expuesta en dicha iglesia.
Una de ellas es la de La Cabeza de la Iglesia de San Ildefonso. Esta leyenda está basada en un hecho real que narra el licenciado Antonio Becerra en su Memorial sobre el culto y devoción a la Virgen de la Capilla, publicado en 1639. En la Iglesia Parroquial de San Ildefonso, sobre unos de los contrafuertes que flanquean la portada que abre a la plaza, justo en el alero de la cubierta, hay una cabeza tallada en piedra.
Se dice que es el vivo retrato de un joven, hijo de persona principal de la ciudad, que una noche, a finales del siglo XVI, se ocultó en el templo y robó las lámparas de plata que alumbraban a la Virgen de la Capilla. Salió de la ciudad con su botín, pero su mala conciencia lo desorientó y fue apresado en Los Villares. Juzgado sumariamente en Jaén, fue condenado a muerte sin que sus padres, pese a sus altas influencias, pudieran valerle. Le ahorcaron y luego se ordenó descuartizarlo y exponer sus restos sobre los contrafuertes del templo para que sirviera de escarmiento a posibles ladrones sacrílegos. Cuando los restos se consumieron con el tiempo, se ordenó que la cabeza, esculpida en piedra, permaneciera eternamente expuesta sobre el contrafuerte más próximo a la torre. Y ahí se puede contemplar hoy día.

El castillo de Santa Cataliana (Jaén)

Sobre el Castillo de Santa Catalina también versan varias leyendas, la mayoría relacionadas con fantasmas. Quizá la más conocida de ellas sea la de la amante del Condestable Iranzo, en cuya habitación se siguen escuchando ruidos y lamentos, y que se dice que se interpone cuando alguien intenta retratar a su amado.
Se cuenta que el Condestable Iranzo se enamoró de una mora y era correspondido. Los dos amantes se casaron y un día el Condestable tuvo que ir a combate. Los súbditos estaban celosos de ella, pues creían que el rey no pensaba en ellos. Quemaron y violaron a la mujer mora cuando estaba embarazada. Desde entonces se oyen sus lamentos, y si la veis estará moviendo los muebles.
Otra leyenda a destacar dice que en la época de los moros, el Castillo de Jaén tuvo un gobernador llamado Omar, valiente guerrero pero a la vez delicadamente enamorado de su esposa, Zoraida. Una tarde fue reclamado en la ciudad por el Cadí y partió al galope. No volvió y su esposa, tras una angustiosa noche, salió en su busca; lo encontraron con un puñal en la espalda en un altozano cercano al castillo. Tal era el dolor de la viuda que se abrazó al cadáver y rompió a llorar sin consuelo.
Cuando sus acompañantes intentaron separarla del cuerpo de su marido, cayeron en la cuenta de que había muerto también, pese a que seguía derramando abundantes lágrimas y que éstas, al caer al suelo, se fundían con aguas cristalinas que brotaban del suelo, en un lugar que siempre había sido seco. Allí se formó una fuente que hoy se conoce como Caño Quebrado. Desde entonces en las noches de febrero, aparecen dos figuras como espectros abrazados que se alejan hacia el castillo.

El santo Rostro (Jaén)

La leyenda cuenta que el santo Rostro fue traída a Jaén por el primer obispo de Jaén, San Eufrasio, que tenía una villa, fuera de las murallas de Jaén y allí en una capilla tenía dos diablillos encerrados en una vasija de cristal, los cuales se pasaban el día discutiendo el uno con el otro. Un día mientras los demonios lo creían dormido, San Eufrasio se da cuenta que los demonios no están discutiendo, sino cuchicheando algo en voz baja, escuchando cómo se decían que hoy era el día en que Lucifer le iba a tender una trampa al Papa y que estaba a punto de cometer un gran pecado; el obispo, para intentar evitarlo, amenazó a los diablillos para que le contaran todos los detalles, y al final éstos entraron a negociaciones con San Eufrasio, de modo que si le ayudaban éste no le diría nada a Lucifer de que sus diablillos le habían delatado. A cambio del silencio y de darle todos los días las sobras de su comida a los diablillos, éstos le llevarían volando por los aires a Roma, a lo que el obispo accedió. Entonces uno de los demonios se transforma en una gran bestia alada y sus lomo voló hasta el Vaticano en brevísimo tiempo; una vez allí previno al Papa de su caída en el pecado, se trataba de una mujer bellísima enviada por el demonio que iba hipnotizando a todos los hombres a su paso y que caían a sus pies, incluido el Papa. San Eufrasio llegó hasta ésta mujer y le impuso una cruz en el hombro, y en ése momento la tierra se abrió y devolvió al demonio hecho mujer al averno. Así, remediado el problema, el Papa, muy agradecido, le devolvió el Santo Rostro; y volvió a Jaén con la preciada reliquia de nuevo a lomos del diablillo y luego el obispo empezó a cumplir su promesa de darle las sobras de sus cenas, que a partir de entonces decidió que consistirían en comer nueces, con lo que el diablillo sólo obtenía las cáscaras.
La tabla de la Santa Faz se encuentra colocada en un marco de plata con piedras preciosas engastadas, al igual que un icono oriental. A su vez este se custodia en un arca dorada.
Esta joya fue realizada por el platero cordobés José Francisco de Valderrama en 1731, a petición del obispo Rodrigo Marín Rubio. En ella se incluyeron 191 rubíes, 193 diamantes y 210 esmeraldas. En 1814, la duquesa de Montemar donó un lazo de brillantes que desapareció en la Guerra Civil, por lo que fue sustituida por otro, donado por la marquesa del Rincón de San Ildefonso, realizado por Félix Granda. En la parte posterior la tabla lleva una inscripción en latín alusiva al autor y a la fecha de realización.

Los ángeles de la Virgen de las Angustias (Jaén)

Una mañana del año 1667 llegó a Jaén un escultor llamado Antón acompañado de su esposa y dos pequeños hijos gemelos. Encontraron vivienda en una modesta casa de la Magdalena, pero los vecinos se extrañaban pues la mujer y los niños jamás salían a la calle. Antón comenzó a trabajar como escultor en las obras de la Catedral. Salía por las mañanas temprano y regresaba a casa a la noche. Tenía un carácter muy reservado y procuraba no mezclarse demasiado con la gente. Evitaba conversar con nadie y siempre caminaba en solitario por las calles menos transitadas. Nadie conocía nada acerca de su vida o su familia. Pero a pesar de ello, su trabajo con la piedra y la madera era exquisito y muy admirado, así que la demanda del mismo fue aumentando al igual que su fama.
Sin embargo, una noche desapareció con la familia sin dejar rastro. Los vecinos dijeron que habían escuchado fuertes gritos de gente en la casa, así como galopar de caballos y tropel de lucha. Algunos dijeron haber visto a Antón aquella noche corriendo desesperado hacia la puerta de Martos tras el rastro de una gran polvareda.
Un día, unos diez años después de aquellos hechos, volvió a verse a Antón por Jaén. El hombre tenía muy mal aspecto y había envejecido mucho más de lo normal para su edad. Mostraba claros signos de sufrimiento en su rostro.
Antón fue al convento de los Carmelitas Descalzos, donde se conservaban varias obras suyas, y pidió asilo a cambio de trabajo. El padre superior accedió, y se convirtió en la única persona con la que Antón cruzaba algunas palabras. Después de mucho tiempo y con gran paciencia, el superior logró que Antón relatara todo lo ocurrido.
El hombre contó que había sido hecho prisionero cuando prestaba servicio en un barco de guerra español y conducido a tierras africanas donde estuvo prisionero cuatro años. Cuando lo dejaron en libertad le dieron la opción de regresar a su tierra, pero él no contaba con medios económicos para hacerlo así que se puso a trabajar en casa de un rico musulmán. Allí conoció a la hermosa hija de éste y se enamoró de ella, siendo su amor a su vez correspondido. Pero por supuesto el padre no aprobaba dicha unión, por lo que ambos decidieron huir juntos de aquellas tierras. Así fue como llegaron a la Península. Primero se asentaron en Sevilla, donde nacieron sus dos hijos gemelos, y finalmente decidieron trasladarse a Jaén.
Decidieron guardar el secreto a todo el mundo y tratar de pasar totalmente desapercibidos por miedo a que su paradero llegara a oídos del padre de ella. Sin embargo, finalmente ocurrió lo temido y una noche se presentaron en la casa seis hombres armados y a caballo, los cuales, sin mediar palabra, le arrebataron a su esposa y sus dos hijos.
Antón no podía dejar de llorar recordando aquellos amargos momentos y las caras de dolor de su familia. Decía tener grabados en su mente los rostros contorsionados por la pena y las lágrimas de sus dos pequeños hijos. Había buscado a su familia hasta la extenuación, pero todo había sido en vano. El padre superior se quedó muy acongojado al conocer la triste historia y trató de darle todo su apoyo para ayudarlo a soportar el día a día.
Antón comenzó a trabajar en un precioso retablo para la Virgen de las Angustias, pero en sus ratos libres tallaba unos angelitos que lloraban amargamente con gran dolor. En aquellos rostros plasmó las imágenes de sus dos amados hijos en aquel triste momento en que fueron arrancados de su lado. Todos en el convento quedaron sorprendidos ante la belleza y realismo de la obra y los angelitos fueron colocados al pie de la imagen de Nuestra Señora.
Pero dos días después de bendecidos los angelitos, Antón volvió a desaparecer. Sólo dejó una nota sobre su cama dirigida al superior, en ella explicaba que no podía soportar el dolor que le causaba contemplar aquellos dos angelitos y por ello abandonaba Jaén para siempre. Nunca más se supo de él.

El abuelo (Jaén)

Otra leyenda también muy arraigada a la ciudad tiene que ver con la excelente talla de ''El Abuelo'', el nazareno que tanta devoción tiene en Jaén. Cuenta la leyenda que un abuelo pasó por una posada y en la puerta vio un tronco de olivo. Al verlo le dijo a los dueños que de ahí saldría un buena nazareno. Ante el comentario del anciano los posaderos le preguntaron que si podría hacerlo y éste asintió. le pidió que le dejasen el tronco en una habitación solitaria sin ruidos y que no le dejasen herramientas, porque no las necesitaba. los posaderos aceptaron tan simple petición y dejaron al abuelo a solas con el tronco. pasó un rato pero no se escuchaba ningún ruido. Los dueños de la posada tocaron a la puerto del anciano pero al no tener respuesta alguna decidieron entrar al entrar se encontraron con la hermosa talla del Nazareno. De ahí viene el nombre de ''El Abuelo''.


                                 File:El Abuelo.jpg

El lagarto de la Magdalena (Jaén)

Ésta es la leyenda más famosa de Jaén e incluso a nivel de España. Está ambientada a finales del siglo XV.
Cuenta la leyenda que cerca del raudal de la Magdalena habitaba un lagarto gigante que se comía a todo aquel que pasaba por cerca de su hogar. La gente estaba harta de él porque aunque se comía a la gente también devoraba a los rebaños ovejas de los pastores. Para evitar estas continuas catástrofes, el rey mandó a un preso, que se ofreció voluntario, a matarlo a cambio de su libertad. Para ésta complicada tarea el preso solicitó al rey un caballo, la piel de una oveja y pólvora. Entonces el preso fue hasta el raudal y empezó a tirarles los panes al enorme lagarto. Llegó a una calle sin salida y le tiró la piel de oveja con la pólvora dentro. El lagarto se la tragó y al cabo de unos minutos explotó. Finalmente el preso retomó su libertad. La leyenda dice que sus restos están en la paredes de San Ildefonso y en La Magdalena.

El Encantao (Jabalquinto, Jaén)

Pervive aún en la frágil memoria de los viejos del lugar la siguiente leyenda:

Era mediodía, El bochorno apuntillaba la tierna espalda de Luis, Juan y Teresa, que aporreaban silenciosos el polvo del camino entre descampados y olivos.

Teresa, custodiada por sus hermanos, sostenía celosamente en la centenaria capacha, el magullado puchero que contenía un bullidor cocido preparado amorosamente por la madre.

Entre Tomás y sus hijos mediaban dos largos e inclinados kilómetros todavía.

El padre, en lontananza, inclinaba una y otra vez su cuerpo sudoroso sobre a amarillenta mies recién segada.

Luis, el más pequeño, se agachaba de cuando en cuando a recoger las piedras del camino mientras los sabios pajarillos silvestres huían de rama en rama adivinando sus intenciones.

Ya divisan Ventosilla. El pilar recibe, cariñoso, el abundante chorro de agua subterránea.

Teresa, diligente, deja reposar cuidadosamente la desventurada capacha sobre el verde prado circundante; entre tanto sus hermanos chapotean el agua con las manos, clavando los ojos en el horizonte.

- ¡ Padre ¡, grita Juan, el mediano.

Tomás, reposado, se incorpora torciendo tímidamente la mirada sobre sus hijos.

Los cuatro, juntos como tantas veces, se sientan sobre el borde del sembrado. Y Teresa presenta la ofrenda al padre que la acoge pleno de regocijo. Sus pupilas centellean por momentos, clavadas en el deleitoso manjar recién caído del cielo.

Poco a poco el fondo del puchero va ganando nitidez. Ya se escucha claramente la metálica melodía. Los niños, estatuados, no consiguen apartar la mirada de su padre.

El sustento apenas engullido, unido al calor ineludible hacen pesada la siega para Tomás; quien profundo conocedor de la proximidad del “Encantao”, invita gentilmente a sus hijos a acercarse para llenar la desnutrida botija.

Los niños inmutaron cuando al dar vista a la cueva descubrieron la presencia de una bella dama cuyas extremidades inferiores habían adoptado la asombrosa forma de un pez.

- ¡ Una sirena ¡, deletrea Teresa, la mayor de los hermanos.

Los tres huyeron desapoderadamente, sin mediar palabra, hacia el lugar donde esperaba impaciente el sediento padre.

Una vez a salvo contáronle lo ocurrido, notando que el recipiente se hallaba repleto de la insólita e insípida agua cristalina.

El santuario de la virgen (Iznatoraf, Jaén)

La leyenda de este santuario cuenta como Alí-Menón, rey moro de Iznatoraf, se enteró de que su esposa ayudaba a los cristianos presos en el castillo por lo que mandó a sus soldados  para que la mataran. Decidieron sacarle los ojos y cortarle sus brazos esperando su muerte. Ella invocó a la Virgen María y metió sus brazos en un arroyo y estos fueron restituidos, después se frotó los ojos y también le fueron devueltos. El rey arrepentido y ante semejante prodigio se convirtió al cristianismo y decidió levantar un santuario en este enclave. El santuario permanece abierto todos los días de 10 de la mañana a 7 de la tarde. Se narra que San Juan de la Cruz dormía aquí en sus visitas a la villa. En el interior, la iglesia cuenta con tres naves separadas por bellas columnas, destaca el camarín de la Virgen con una bóveda de media naranja adornada con motivos florales.

El demonio (Iznatoraf, Jaén)

Cuentan las crónicas que Fray Juan vino a Iznatoraf en el año de 1577, para exorcizar a un poseso, muy maltratado por el demonio. Dejemos que sea el padre Fray Jerónimo de San José, Orden Carmelitas Descalzos, quien nos refiera el hecho, que plasmó en su obra Compendio de la vida de San Juan de la Cruz, impresa en la ciudad de Cartagena, en la imprenta Real de Marina, en los años del mil setecientos:

Había en la Villa de Iznatorafe un hombre endemoniado, a quien el enemigo maltrataba mucho, y en quien estaba muy encastillado, resistiéndose a las diligencias de muchos exorcismos. Pidieron al Santo Padre fuese a remediar aquella necesidad, y libertar aquella alma, y vencido de los piadosos ruegos, con que le importunaron, salió de su Convento (El Calvario, en término municipal de Villanueva del Arzobispo) a esta Villa, que dista de él poco más de una legua. Llegaron a vista del triste hombre, conoció luego el demonio el azote, que le venía, y sabiendo cuántas presas le había quitado este Siervo de Dios de las uñas, no pudo disimular su temor, y así comenzó a quejarse diciendo: ya tenemos otro Basilio en la tierra, que nos persiga. Voz, que en otras muchas ocasiones les obligó secreta y superior fuerza a pronunciar, manifestando el poderío grande, que el Señor había concedido a su Siervo sobre todo el infierno. Conjuró pues al demonio, y mandóle desamparase aquella morada, obedeció luego, salió y dejó al hombre libre y sano.

En una carta de Fray Juan a Doña Ana de Peñalosa, el beato padre le da cuenta de su última enfermedad; está fechada en La Peñuela (La Carolina) el 21 de septiembre de 1591. Extraemos de ella el siguiente párrafo:

Sea en su alma, hija. Yo recibí aquí en La Peñuela el pliego de cartas que me trajo el criado. Tengo en mucho el cuidado que ha tenido. Mañana me voy a Úbeda, a curar unas calenturillas, que como ha más de ocho días que me dan cada día, paréceme habré menester ayuda de medicina, pero con deseo de volverme luego aquí, que cierto en esta santa soledad me hallo muy bien.

Fray Juan murió en Úbeda el 14 de diciembre del año 1591. Algunos aspectos que relacionan a San Juan de la Cruz con Iznatoraf están aún por aclarar, tal es el caso de un lienzo en el que se representa a San Juan de la Cruz celebrando misa en Iznatoraf

La fuente milagrosa (La Iruela, Jaén)

CUENTA la leyenda, según se recoge en el anuario del adelantamiento de Cazorla, del año 1963, que existía una fuente conocida como milagrosa, a unos 300 metros de la Iruela, en el Peñón Borondo, donde se encuentra la cueva de la Magdalena, de donde parte el venero de la citada fuente.

Cerca de aquel lugar había un pequeño monasterio o ermita cuidado por un reducido número de frailes mendicantes.
En el año del primer cólera murieron todos los frailes y sólo quedó uno, el hermano Gerardo, que cuidaba del recinto y de la lámpara del sagrario, alimentada con las promesas de los devotos de La Iruela.
El hermano Gerardo, que rondaba los 75 años de edad, cierta noche que, como todas, murmuraba sus últimas Avemarías, arrodillado ante el Cristo de su camastro, dispuesto a dormir, oyó unos golpes nerviosos y desamortizados, que daban impresión de angustiada prisa.
Se levantó desesperado y tras preguntar por la persona que estaba al otro lado de la puerta, decidió abrirle.
«Me llamo Pablo»
Era un chico, que se presentó como Pablo, y que quedó eternamente agradecido, porque se había perdido en aquel lugar y la noche no estaba para andar paseando.Sentados junto al fuego el chico le contó al hermano Gerardo que se había casado, en contra de los consejos de sus padres, con una mujer tan guapa como de malas entrañas, que medió una hija más radiante que el sol, que le pusieron de nombre Aurora.
Durante cinco años disfrutó de su pequeña hasta que un buen día pasó por su puerta un señor que a base de engaños se llevó a la joven Aurora y su esposa, y desde entonces habían pasado 40 años que ha dedicado Pablo a buscarla por todos los rincones, y ahora le había llevado hasta esta humilde ermita.
El hermano Gerardo le invistió con un sayal mientras que se secaban sus ropas, un sayal que ya mantuvo puesto Pablo como si fuera otro fraile del monasterio. A los pocos días el hermano Gerardo murió y quedó Pablo con el encargo de que cuidara de la lámpara del sagrario.
Un buen día de otoño encontró en la ermita una señora que entre sollozos, rezaba postrada ante el altar. Cuando se acercó Pablo le pidió que no le echara y la llevó a la cocina, donde dicen los serranos que a la luz de la tea no hay mujer fea, pero en esta ocasión, incluso a oscuras, destacaba la belleza de esa señora.
Huérfana
Cuando hubo descansado le relató a Pablo que a los cuatro o cinco años quedó huérfana de padre, y a partir de entonces su madre le dio todo tipo de comodidades, sedas y perfumes. Como su belleza y juventud era tan envidiada terminó en el abismo del deshonor y no volvió a ver a su madre, sumiéndose en el cieno de las pasiones, pero ya había decidido dejar esa vida y pedir una limosna de pan y de perdón, como penitencia, el resto de sus días.
La chica dijo llamarse Aurora, y su madre Clara, pero no le dio tiempo a nombrar a su padre, que se llamaba Pablo, porque se entreabrió la ventana cuando le iba a confesar que él era su padre, pero con esta acción entendió que aún debía guardar el secreto.
Aurora enfermó gravemente y Pablo vendía parte del aceite de las donaciones para alimento y medicinas de su hija.
Dice la leyenda que, al mismo toque del Ángelus, Aurora entregaba su alma, muy cerca del altar de la ermita. Pablo se arrodilló ante el cadáver de su hija, y de la roca en que se apoyaba el muro derecho de la capilla, empezó a brotar un regato de agua cristalina.
Al día siguiente se abría, en el concejo de la villa, un pliego firmado por Pablo, en el que revelaba el gran misterio de su vida, para seguir como peregrino por las mismas noches y días de los caminos de angustia de su hija.

La Zábila (Huesa, Jaén)

Cuenta la leyenda que al pasar al lado de una zábila (sábila o aloe vera silvestre) si la oyes “cantar” es porque te está anunciando la muerte.

La Cruz del muchacho (Huesa, Jaén)

Dice la tradición que al pasar por este lugar se debe rezar un padre nuestro y trazar un nudo en el esparto (sus matas se pueden encontrar en toda la zona) para ahuyentar al diablo.
Esta cruz fue colocada para recordar el lugar donde un chico fue devorado por una manada de lobos.

Martinicos (Huesa, Jaén)

Es como se conoce en esta zona a los niños que mueren sin ser bautizados.
Cuenta la leyenda que los espíritus de estos niños se dedican a enredar en la labores agrícolas, revolviendo el trigo o la cebada, y cambiando de lugar los aperos de labranza.

El león de las peñas (Huelma, Jaén)

Por todos los huelmenses es conocido como el cortijo que se encuentra cerca de la carretera A-324, muy próximo al empalme que vá para Úbeda.
El lugar donde se edificó se conoce como la vega de las piedras, y está ubicado justo entre dos grandes rocas.
Cuenta la tradición que debajo de estas piedras se encuentra un fastuoso tesoro, que fué escondido por los moros en tiempos de la frontera. También se sabe que está protegido por un poderoso encantamiento: Un enorme y fiero león lo vigila continuamente a pocos metros de distancia y, a consecuencia del maleficio del que fué objeto se convirtió en la otra gran roca ya mencionada, que vuelve a su forma original cuando se vé amenazado el tesoro que custodia.
Cuando se estaba construyendo la carretera Úbeda-Iznalloz, se difundió una trágica noticia. Unos trabajadores desaparecieron misteriosamente. Pronto procedieron a su busqueda pero no encontraron ninguna pista que diera con su paradero. Lo único extraño que observaron fué un profundo agujero que antes no existía al pié de una de las rocas.
Una de las hipótesis que se barajó es que dieron con el tesoro furtuitamente y, a consecuencia de este hecho, fueron devorados por el león, que se ocupó de volver a ocultar el tesoro

Castillo Peñas Negras (Hinojares, Jaén)

Cuenta la leyenda que esta fortaleza presumía de ser inexpugnable. Los soldados cristianos pese a los insistentes ataques no conseguían hacerse con la fortaleza. Tras varios días de lucha y habiéndose derramado mucha sangre, los cristianos estaban dispuestos a retirarse.
Pero esa misma noche uno de los escuderos llamado Pedro Hidalgo se sentía inquieto y aprovechando la luna llena decidió escalar la Peña Negra donde en su cumbre existía una torre custodiada por diez centinelas árabes, pieza fundamental para disuadir los ataques del enemigo.
Con la espada en la boca, Pedro empezó a escalar la vertical peña y una vez arriba, exhausto y con las manos sangrantes por el esfuerzo, encontró a los diez defensores. Se encontraban todos dormidos y aprovechando la ocasión los degolló a los diez.
Terminada la matanza se echó a dormir. Al amanecer, Pedro empezó a lanzar desde lo alto de la Peña Negra las cabezas cortadas de los centinelas, desconcertando a los defensores, lo cual aprovecharon los cristianos para penetrar hacia el interior de las murallas, hacerse con la plaza y expulsar a los más de 5.000 musulmanes que la guardaban.
Tras la toma mandó levantar el castillo que hoy día vemos. Por su hazaña, a partir de entonces se conoció a Pedro Hidalgo como Pedro Diez.

Garcinegro (Higuera de Calatrava, Jaén)

Cuenta la leyenda que en las inmediaciones del municipio, camino de Valenzuela, corta el término municipal un arroyo conocido como el Arroyo de Barcinegro (nombre que degenera del original que es Garcinegro), donde se ubica la tumba de un sacerdote sin cabeza que se aparece para secuestrar a los niños.
Según dictan las crónicas, el día 29 de septiembre de 1471, Higuera de Calatrava (entonces de Martos) fue saqueada por tropas enviadas desde Granada por el rey Alí Abal-Hasan Muley Hacín. La entrada en la población se produjo de forma desastrosa ya que, a su paso, iban robando e incendiándolo todo, así como matando personas.
Entraron en la iglesia y degollaron a todos los que allí había, incluyendo un sacerdote, hecho que relata el propio Condestable Iranzo en una carta que envía al Papa Sixto IV el 15 de octubre pidiendo que declarase mártires a aquellos difuntos. El relato dice:
«... ni perdonaron a la sagrada yglesia, más aquella por fuerça entrada, y ensuciada de mucha sangre, llegaron al altar y al sacerdote reuestido y un monge que avíen dicho misa dieron tantas y tan fieras feridas que ninguna figura de onbres en ellos quedó, acochillaron las santas ymágenes...»

viernes, 20 de marzo de 2020

Origen del nombre (Guarromán, Jaén)

Ni que decir tiene que la primera peculiaridad que exhibe Guarromán es su propio nombre, el cual suscita, al menos, en quien lo oye por primera vez, el esbozo de una sonrisa sin malicia, y tal vez las más extrañas elucubraciones sobre su significado. Poseer un nombre de chocante sonoridad, como es el caso de Guarromán, y estar situado junto a la muy transitada autovía de Andalucía, donde tantas oportunidades hay de exhibirlo, supone ante todo un acicate más para decir a los cuatro vientos que tras este peculiar nombre de pueblo se esconde un bello, y hasta poético significado.
Guarromán nació por expreso deseo del intendente Pablo de Olavide junto a la antigua Venta de Guadarromán, ubicada junto al camino real que unía Madrid con Sevilla y el puerto de Cádiz. Para la nueva población el propio Olavide pensó el nombre de Múzquiz o Muzquia, en honor de Miguel Múzquiz, ministro de Hacienda del gobierno de Carlos III, conde de Gausa y uno de los impulsores de la empresa colonizadora. Pero lo cierto es que ese nombre sólo se utilizó en los documentos oficiales durante cinco meses escasos de 1768, y tanto los recién llegados nuevos pobladores alemanes como los habitantes españoles de los pueblos cercanos, siguieron llamando a esta nueva población con el nombre de la antigua venta, Guadarromán. Conocida es la tendencia que tienen los andaluces cuando hablan de hacer desaparecer la letra “d” que va situada entre dos vocales, de ahí que de Guadarromán se pasara a Guarromán, como se le conoce en la actualidad.
Por su parte, Guadarromán procede del árabe “Wadi-r-rumman”, que significa “el río de los granados”, nombre que los árabes que habitaron Sierra Morena le dieron al río que fluye junto a la antigua venta, y que hoy es conocido como el río Tamujoso.
Pero los guarromanenses, lejos de esconder el nombre de su pueblo y su bello significado, lo exhiben como su primera bandera, hasta tal punto que es Guarromán la sede de la Asociación Internacional de Pueblos con Nombres Feos, Raros y Peculiares, donde se estudia y promueve que se conozca todo lo bueno e interesente que se esconde tras un chocante nombre de pueblo que nos hace sonreír la primera vez que lo oímos.

Tucán Pico de Iris (Guarromán, Jaén)

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo sólo había dos colores: el negro que gobernaba en la noche y el blanco que alumbraba el día. Los amaneceres y los atardeceres eran grises.
Pero un día, un tucán tuvo la valentía de liberar el arco iris del secuestro al que lo tenía sometido el dios de las tinieblas.
Desde entonces tenemos los colores que conocemos y ese tucán, conocido por el nombre de “pico de iris”, fue condenado por el dios de la tinieblas a tener que ordenar cada día los colores que los humanos habíamos desordenado el día anterior.
Hay colores en las banderas que nos dividen con sus fronteras.
Hay colores en los equipos que nos enfrentan con sus pasiones.
Hay colores en las ideas que nos envenenan con sus fanatismos…
Cualquier día algún descerebrado matará el tucán “pico de iris” y volveremos a tener sólo dos colores: el negro de no ver la luz, y el blanco que nos ciega con sus resplandores.
Ese día ya no recordaremos el color de los amaneceres ni el de los atardeceres, ni oiremos el canto del tucán.
Ese día sin luz nos lamentaremos de no haber asumido que los colores se crearon para unirnos en la diversidad, y no para mantenernos separados en las tinieblas.
¡Larga vida al tucán y su arco iris!

Peñón del Ajo (Fuensanta de Martos, Jaén)

La historia sobre la leyenda del Peñón del Ajo, es una historia como tantas otras, que cuentan los fabulosos tesoros que dejaron escondidos los moros, cuando fueron expulsados de España.
En la mente popular esos tesoros, cuentan como grandes cantidades de oro y plata fueron escondidos ante la posibilidad de poder recuperar ya que no podían llevarse nada material con ellos, siguiendo conservando el recuerdo del lugar y el sitio, pasando de generación en generación con el anhelo de poder recuperar, no siendo todos los tesoros de metales preciosos, ya que existen tesoros literarios, artísticos, científicos,etc... no siendo menos valiosos que los anteriores, debemos tener en cuenta que la cultura Andalusí, fue el primer Renacimiento Cultural Europeo llegando a un desarrollo cultural inmenso, siendo el Peñón del Ajo uno de esos lugares en los que se cuentan que hay un tesoro atractivo para muchas personas que han ido a excavar con la ilusión de ser los afortunados.
Refiriéndonos a la zona del Peñón del Ajo, podemos decir que hay un tesoro visto y comprobado que son las Pinturas Rupestres que jóvenes de Fuensanta se encontraron en Peña Rubias.
Siendo probable si se visita el Peñón del Ajo, que fuese un asentamiento humano en época Prehistórica siendo demostrado por las piezas arqueológicas encontradas en el mismo peñón ( piedra de moler grano diferentes hachas de piedra, una punta de flecha de cobre...), decir que el Peñón del Ajo es un tesoro, ya sea por los tesoros allí enterados o por los restos arqueológicos , como por la belleza del mismo Peñón.

Fuente de la Negra (Fuensanta de Martos, Jaén)

Cuenta la leyenda. En Fuensanta una familia de rancio abolengo a la que pertenecía en casi su totalidad las tierras, las fuentes, los caminos y todo aquello de lo que pudiera extraerse provecho alguno. Tenia fijada su residencia en el lugar que que dominan Cazalla, donde habían construido una enorme vivienda para su comodidad y estancia, servida por numerosos criados y sirvientes.
Algunas de sus tierras las habían arrendado a los campesinos, a los que extorsionaban y gravaban cada día más con la desorbitadas rentas. Debian pagar asimismo altos tributos para que su ganado pudiera beber en los abrevaderos de que disponían esta familia. Todo ello hacía que los campesinos pasaran grandes estrecheces y penurias. Sucedió que durante varios años se padeció en todo el país una de las mayores sequías que jamás se hayan conocido, quedando muchas fuentes secas y las tierras yermas e improductivas. Los campesinos enfermaban, y muchos de ellos morían ante el alarmante estado de miseria en el que se hallaban.
Sólo de una de todas las fuentes sequía manando agua en abundancia. A esta fuente acudía todos los días una criada negra que llevaba el agua hasta la mesa de sus señores, que eran los dueños de aquéllas. A los campesinos les estaba vetado el uso de la misma, puesto que no disponían del dinero suficiente que se les exigía para utilizar el agua, al haberlo empleado todo en el cargo de las rentas que gravaban el uso de las tierras. La criada de corazón noble y bondadoso habíase apiadado de los campesinos ante su lamentable situación, y todos los días sin que el señorito se apercibiera dejaba grandes cántaros de agua escondidos, de los cuales, surtíanse los campesinos, y gracias a ellos podían ir viviendo.
Después que pasara la sequía, era mucho el agradecimiento y el cariño que la negra había despertado en todo el pueblo. Por ello, llegado el día de su muerte la tristeza llegó hasta todos los corazones, quedando su recuerdo impreso en la memoria de todos para siempre.
Así que hubieron pasado los años, fueron muchos los que aseguraron haber visto sacando agua de la fuente al anochecer a la criada negra.
Se dice, que en recuedo de su memoria se bautizó a la fuente con el nombre de Fuente de la Negra.

Los Rosales (Frailes, Jaén)

Se cuenta que, Juan, que se encontraba cazando en la zona, tras percatarse que ciertos moros llevaban cautivos cristianos, les increpó que los dejasen libres. Éstos no le hicieron caso e incluso lo acusaron de borracho. Arjona cargó contra los granadinos que intentaron despeñar a los cristianos cautivos, pero no lo consiguieron, pues una rama a la que se asieron fue su salvación. Los moros huyeron y los cristianos que habían sido liberados, en señal de agradecimiento, desde entonces, enviaron presentes todos los años a la familia Arjona.

Santa Teresa (Espeluy, Jaén)

Según cuenta la propia Santa Teresa en su libro de Fundaciones, cuando se dirigía a Sevilla, intentó cruzar el río Guadalquivir en las cercanías de Espeluy, usando una barca, con la mala suerte que la marona que la sujetaba a las orillas, se rompió.
La barcaza zozobró y la Santa estuvo a punto de caer al agua, junto a tres frailes que la acompañaba, logrando alcanzar la otra orilla, siendo llevada hasta el castillo de la villa, donde fue atendida de unos rasguños sufridos en el accidente.
Al mismo tiempo, una niña residente en el castillo estaba muy afligida, porque no había podido salir a recibir a la monja, era de corta edad y se encontraba acostada por tener mucha fiebre.
La familia estaba muy preocupada por la niña, sabiendo que los cuidados médicos de la época, no eran muy satisfactorios.
La madre se excusó ante Santa Teresa, por la enfermedad de su hija, y esta de inmediato, quiso conocer a la niña y se acercó a la habitación donde descansaba la chiquilla, rezando por ella y le puso la mano en la frente.
Pasadas unas horas, cuando Teresa de Jesús había abandonado el castillo, desapareció la fiebre de la niña y los vecinos comentaron esta historia, como un milagro de la Santa.

Los moros hijos de Escañuela (Escañuela, Jaén)

En este artículo trataré de de identificar a la familia de los Banu Isqalyola como los hijos de Escañuela, y para ello esgrimiré tres argumentos; el argumento histórico, el lingüistico y el argumento onomástico.

Libro de los juegos de Alfonso X el Sabio 1283.

Una combinación de circunstancias y despropósitos han hecho que Escañuela no sea reconocida dentro del círculo de los lugares fundadores del reino nazarí de Granada y por ello he bajado a la sima del Cerro de las Hermanas el día de San Juan y he visto los enormes tesoros allí enterrados, escapando de la maldición y el hechizo que el moro Juan pronunció al sellar las puertas infernales de aquel agujero para que nadie lo profanase ni viera la luz su belleza. Sigo vivo y es así porque sólo recogí una joya, la despreciada, la que para muchos ningún valor tiene, el armonioso pendentif de aljófar de la historia de Escañuela, la villa antigua y el señorío de muchos, rematado por la oscura perla de la documentación. Esta joya que merece ser iluminada como el agua que asciende por las estrechas paredes de un pozo, esa pieza de gran valor que, al lucirla por el derecho de haber nacido en este pueblo o por tener la conexión, nos hace sentir importantes, distinguidos y orgullosos.

De antemano pido disculpas por los símiles de ahí arriba que por supuesto son préstamos literarios de las leyendas de Escañuela y del estilo británico, de la primera mitad del siglo XX, sin matizar más.


Cantigas de Santa maría de Alfonso X el Sabio 1284.
Empezaremos con textos de Al-Lamha al-badriyya de INB AL-JATIB.  Historia de los reyes de la Alhambra:. Emilio Molina López, traducción José Mª Casciaro Ramírez y Emilio Molina López:

"Sobre el linaje y los sucesores del fundador de la dinastía nazarí.
La parte de al-Andalus, que dejó el enemigo (los cristianos) después de haberla desolado y destrozado, reuniola Dios bajo unas gentes -lo mejor de los musulmanes-, que habitaban la parte central de la región cordobesa, cuya ocupación era la guerra santa, el labrar la tierra su medio de vida y la valentía la cualidad que les había hecho célebres."  p.119

"[MUHAMMAD I]
Sultán y gobernante de al Andalus, el primero de los emires nasríes tuvo por título al-Galib bi-llah (El vencedor con Dios).
Se crió en Arjona -de la Campiña de Córdoba, la mejor de las ciudades del país y la de más abundantes frutos- a la sombra de la fortuna... Poseyó Sevilla y Córdoba por un corto tiempo. Luego salieron ambas de su dominio en una historia larga de contar... Construyó la fortaleza de la Alhambra, condujo a ella las aguas y la habitó... Concertó la Gran Paz (con Fernando III de Castilla, por la cual el rey de Granada quedaba como vasallo de San Fernando)." p.130

Se trata de una familia muy principal, los Banu Isqalyula, emparentada con los nazaríes en varias generaciones y que junto con ellos delimitaron geográfica y políticamente el emirato nazarí de Granada.

En el mundo musulmán de al Andalus, en general, existían tres tipos de familias en el poder; los que venían de Asia con sus nombres árabes, los africanos con nombres de sus tribus y cabilas y los hispanos, conversos al Islam y llamados muladíes que adscritos a lugares, llegaron a ser muy numerosos. Conservaron su poder aunque la política musulmana fue desde el comienzo la de evitar el apego a la zona de control de sus mandatarios, de manera que a veces se les ofrecían mejores lugares y puestos con la idea de alejarlos de su origen.

 Abdul-lah y Abul Hasán Alí Banu Isqalyula (los hijos de Escañuela) aparecen apoyando al sultán Muhammad I, el rey Alhamar y posteriormente siendo su pesadilla, hasta el punto en que Alhamar murió el 20 de enero de 1273 cuando se disponía a imponer orden a sus walíes (gobernadores). No acudirían a la investidura del nuevo monarca, Muhammad II de Granada, hijo de Alhamar, para seguir actuando como príncipes de sus territorios, cosa común en el mundo musulmán hispano, que lo hacía parecer, más que una nación, dominios poblados de monarcas, los walíes, erigidos como jefes supremos de su pueblo y creyéndose dignos de ceñir su propia corona (La Fuente Alcántara).
Fueron arrayaces, es decir, caudillos al mando de un ejército propio y walíes, gobernadores que administraban un territorio. 

Gonzalo Argote de Molina en la batalla de Arjona los describe así; diciendo que "eran los mejores caballeros que entre los moros había. Los cuales viniendo ricamente aderezados y armados de Perpuntes (Jubón fuerte, acolchado y pespuntado, usado para preservar y guardar el cuerpo de las armas blancas), de Lorigas (Armadura para defensa del cuerpo, hecha de láminas pequeñas e imbricadas, por lo común de acero) y de brazaletes (Pieza de la armadura antigua, que cubría el brazo), de lanzas, espadas, mazas y puñales, juntándose a la batalla se combatieron todo un día habiendo muerto todos los caballos de una y otra parte y rompido todos sus lanzas. Y después que les faltaron las armas se combatieron con las brahoneras (Pieza de la armadura, que cubría la parte superior del brazo). Y fueron tan fuertes los unos y los otros que en todo el día no se pudieron vencer, hasta que los despartió la noche habiendo ganado los cristianos una braza de campo o poco más y partieron como buenos caballeros. Fue éste uno de los notables trances que han pasado en España, y es cosa de admiración no haber memoria de él en las historias castellanas."

En este texto, Gonzalo Argote de Molina, los llama "hijos de Escallola," otras veces les cambia el nombre por "Escalolla, Escanuela o Escannuela" pero se refiere a esta misma familia. Todo ello en su obra principal, el Nobleza del Andalucía. 
En gallego portugués aparecen como "Escalhola." Aquí haré un inciso para señalar que el uso de la letra Ñ comenzó en el s. XIII y se generalizó en el s. XVI y que en castellano aglutina doble N o N geminada y en gallego LH. De forma que Escannuela y Escalhola pasaron a ser Escañuela.
Fragmento de la Batalla de Arjona donde se dice "los hijos de Escallola."
 La Fuente Alcántara los nombra como los "Benu Axkilyolas" y dice así en sus Inscripciones árabes de Granada:
"Habitaba a la sazón en Arjona una ilustre familia, que se preciaba de descender de Saad ebn Obadah , compañero y amigo del profeta, y que, tanto por sus riquezas como por la nobleza de su estirpe , señalábase entre las mas poderosas y respetadas de Andalucía. Sus individuos se distinguían con el epíteto de Alahmar, por contar entre sus antepasados a Ocail ebn Nasr, que fue así denominado. Llamábanse también los benu-Nasr, o sea descendientes de Nasr. En esta familia había un joven de reconocido talento y altas aspiraciones, que, al considerar la ruina del imperio de los Almohades y los fáciles triunfos de ebn Hud, sintió brotar en su mente la idea de reunir en un punto los dispersos elementos del pueblo muslímico, y con ellos fundar un nuevo y floreciente estado, que pudiese legar a sus sucesores, y sirviese de límite y barrera a las armas victoriosas de los cristianos. Secundado en sus miras ambiciosas por decididos amigos y parciales, por sus cuñados los benu-Axkilyola y los benu Maul, y por su tio Yahya, que se había declarado independiente, se apoderó de Jaén, Guadix y Baza, y fue proclamado en 26 de Ramadhan del año 629 (16 de julio de 1232). Fue dueño durante algún tiempo de Córdoba y Sevilla , a cuyo alcaide dio en matrimonio su hija; mas enemistado después con él, le persiguió y mató. Ebn Hud pugnaba en tanto por conjurar la tempestad, que por doquiera le amenazaba.
El rey D. Fernando de Castilla extendía rápidamente sus conquistas, y el caudillo moro, que procuraba ganar el afecto del pueblo combatiendo sin tregua ni respiro a los enemigos de su religión , se dispuso a rechazarle para escarmentar después al de Arjona, que menguaba su reino y usurpaba sus pretendidos derechos. No correspondió la fortuna a sus intentos. Vencido en Jerez por el castellano, desposeído de Loja y Alhama por su rival Mohammad Alahmar, y obligado a abandonar a los cristianos la ciudad de Córdoba, que no pudo socorrer, volvió a Almería donde la traición le aguardaba." (p.21 y 22)

"Ebn Jaldun dice en su historia de los Alahmares que los benu Axkilyolas y los benul-Mául contribuyeron poderosamente a entronizarles." (p. 74,) ( La Fuente Alcántara).

Escañuela es una palabra que tiene un perfecto significado en español moderno. Es un diminutivo de "escaña," definida en el diccionario de la Real Academia Española como: (Del lat. scandăla, scandŭla, especie de trigo). También es la denominación directa de otra gramínea, la escañuela o festuca ovina. Su raíz en latín da la idea de granos o tejas que se solapan, como una espiga o un tejado.


Fragmento del mapa de Gaspar Salcedo de Aguirre de 1587 en donde Escañuela aparece como Scannuela. Al ser un mapa eclesiástico probablemente el nombre esté latinizado o bien no era normal escribirlo con ñ.


En 1966 Maria Jesús Rubiera Mata publica una breve nota en la prestigiosa revista Al-andalus sobre “El significado del nombre de los Banu Isqalyola, sugiriendo su derivación de una gramínea, la escanda, “escaiola" o alpiste. Revista Al-Andalus (XXXI, fase. 1-2, p.377-378).

El problema suscitado fue la errónea fonética del nombre de una familia fundadora del reino de Granada, los "Banu Išqalyūla," en donde "Banu" significa "hijo de" e "Isqalyola" un tipo de trigo. 
Évariste Levi-Provençal, historiador arabista nacido en la Argelia francesa había transcrito este nombre como Banu Ašqīlūla y esta es la forma más reconocida en todo el mundo aunque algunos arabistas lo consideran como una corrupción de la palabra, y parece ser que no es la única que cometió Levi-Provençal cuya revisión se hace necesaria por los errores provocados. Recordaremos que todas las fuentes documentales originales acerca de esta familia son manuscritas y que los copistas cometían errores al copiarlas porque no es una palabra árabe, como apunta Rubiera Mata sino que es una palabra de origen romance adoptada por el árabe. 

La lengua árabe es una lengua extraña al latín y por ello al castellano, es una lengua semita como el hebreo, en tanto que el latín es indoeuropea; su arquitectura es consonántica con sólo tres vocales que sirven de apoyo y que normalmente no se escriben excepto en los textos en los que no se pueda aceptar una confusión, como es en el Corán que siempre se escribe vocalizado. En el caso que nos ocupa el problema está en la letra L (lam) que precede a la Y (ya), por decirlo a grandes rasgos y de una forma que se pueda entender por las personas profanas al árabe. 
La caligrafía es pues importantísima para evitar confusiones.

En el manuscrito 1653 de el Escorial que es de origen granadino con letra andalusí aparece vocalizado y el nombre de esta familia está en dos páginas, la 37r y 38r y el nombre queda como Išqalyūla. 

Otra fuente documental en la que aparece el nombre de la familia Banu Išqalyūla, así vocalizado es la  lápida de la tumba de Abūl-Hasan Ibn Išqalyūla. 

Más abajo se muestran las diferentes  fuentes en árabe recogidas por el arabista Josef Zenka de la Universidad Carolina de Praga y de quien también pondré un link a su excelente trabajo publicado en la revista de la Universidad Complutense de Madrid,  Anaquel de Estudios Árabes que como allí se enuncia, recoge temas relacionados con el mundo árabe e islámico, tanto medievales como contemporáneos, así como de Al-Andalus y del mundo islámico en general.