Según
la leyenda la imagen fue traída por un marinero de Palos de la Frontera y
durante la invasión árabe escondida en el fondo de la ría de Huelva. Pasado los
años, unos pescadores la rescataron de sus redes y la llevaron de nuevo al
monasterio. Aunque se trata de una leyenda, en unos documentos encontrados en
la Parroquia de San José Mártir, se afirma haber encontrado restos de sal y
limo marino en la imagen tras una restauración.
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