La historia es sobre Alonso, que después de su muerte empezó a conocerse como el niño mártir de Puente Genil. Sus padres eran Diego y Ana, y nació el 27 de marzo de 1728.
El 27 de diciembre de 1731, no llegó a su casa y todo el pueblo empezó a buscarlo, y algunos ciudadanos comentaban que habían visto a un hombre con una capa de paño y con un niño de la edad de Alonso, encaminarse hacia la fuente de Vado-Castro.
Después de varios días de búsqueda y sin ninguna novedad, el 3 de enero de 1732, unos ganaderos, encontraron el cuerpo de Alonso, muerto desde hace varios días. Una vez recogieron el cuerpo sin vida, pudieron apreciar que no tenían signos de putrefacción (y eso que llevaba varios días muerto) también había en su rostro, en sus manos y en sus pies señales de haber sufrido quemaduras y todo ello indicaba que fue martirizado.
Montaron velatorio en la casa de su abuelo Diego de los Ríos, y sin empezar a dar señales de corrupción, si se pudo ver como manaba de su cuerpo sangre. Todo esto llevo a las autoridades eclesiásticas y civiles a abrir un expediente para la averiguación de los hechos.
Como veían que algo sobrenatural había pasado con el menor, decidieron el 6 de enero, llevarlo en procesión con todas las autoridades y casi toda la población hasta la Iglesia.
El cadáver quedó en un arca con tres llaves, donde ha día de hoy, aún se encuentra. Los marqueses de Priego ordenaron pasar información sobre este hecho, y con ella pedir a su Santidad el Papa, la canonización del niño.
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