Según dicen en Lugros, un padre y un hijo entraron en el bosque remontando por la orilla del río. Pero en algún momento el niño se perdió y nunca fue encontrado su cuerpo.
Cuentan que aún vaga por las umbrías sin saber que ha muerto, llorando y llamando a su padre. Algunos pastores y senderistas aseguran haber escuchado los lamentos. Quién sabe, toda la Provincia de Granada es muy rica en leyendas y ya se sabe que aquí, todo es posible.
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