Había
un pobre en San Ciprián de Sanabria pedanía de San Justo que encontró a un
hombre que le ofreció un talego de dinero por ayudar a una chica a la que
prestó ropa que resultó ser la hija del demonio.
El
primer trabajo que le mandó era que segara el campo y recogiese el pan y las
roscas calientes para llevárselas a él. La hija le ayuda en el trabajo.
Segundo
trabajo: le mandó limpiar la tierra, plantar viñas, vendimiarlas y traer el
vino de las viñas, la hija también le vuelve a ayudar.
Tercer
trabajo: traer un anillo del fondo del mar, lo recupera con la ayuda de la hija
del mismo modo que el cuento anterior.
Colocan
unos pellejos de vino para engañar a su padre de que están allí, en vez de
coger el caballo más flaco, cogió el más gordo, en la persecución, la hija
limpió las huellas para que no pudiera seguirlos y las tiró a un valle donde
nació un río. La madre fue tras ellos con el caballo vista, pero el caballo de
la hija se convirtió en ermita, ella misma en virgen y su marido en ermitaño.
Engañaron a la madre, pero el marido se olvidó de su mujer, la hija se hizo
modista del lugar y el marido se casó con otra, el día de su boda, ella (la
hija del demonio) vio un muñeco y una muñeca encima de la tarta de boda y
dándole un palo gritó en alto que si no se acordaba de cuando le ayudó en sus
trabajos tan difíciles que le había asignado su padre, el novio que lo oyó
recordó todo y volvió con ella, dejando a su nueva novia.
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