jueves, 12 de diciembre de 2019
Los milagros de San Blas (Dúrcal, Granada)
Dúrcal ha celebrado a lo grande sus fiestas patronales en honor a San Blas, del que se cuentan cientos de milagros. Muchos de ellos relacionados con enfermedades de garganta desde que, según la leyenda, San Blas le extrajo al pequeño la raspa de la garganta y desde entonces es implorado, principalmente, cada vez que existe un problema de garganta. En dos milagros más cercanos, San Blas impidió que las aguas de una gran tormenta inundara Dúrcal que a primeros del pasado siglo, Juan Reyes tenía un camión con el que abastecía de enseres a los vecinos de Lanjarón. Un día, pasando cerca de la ermita de San Blas, el camión empezó a arder. Juan Reyes, asustado, dirigió los ajos a la Ermita de San Blas, que se encuentra junto a la carretera y antigua calzada romana, y pidió al Santo encontrar agua con el que apagar las llamas. Y en ese momento comenzó a llegar agua y dos cubos por la cuneta. Y de esta forma, el cosario pudo apagar el fuego con la ayuda de varios hombres y evitar la ruina que supondría para él perder su herramienta de trabajo. En otra ocasión, llovía a cantaros sobre Dúrcal, tanto que se desbordó el barranco porras, y los vecinos temieron que el agua destrozara gran parte de las casas de la vecindad. Algunos lugareños se armaron de valor y con picos y palas quisieron desviar el cauce de las aguas, pero se quedaron de piedra cuando vieron a las afueras de la barriada del Darrón a un hombre vestido de obispo que dirigía el agua hacia otro cauce para que no entrara por el casco urbano. Aquel misterioso hombre desapareció de repente y al momento salió un sol radiante. Los vecinos de Dúrcal vieron en aquel milagro la mano de San Blas y algunas personas se acercaron a la ermita para darle las gracias y rezarle y comprobaron que su vestimenta estaba empapada en agua aunque no existían goteras ni grietas en la ermita.
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