El licenciado Tomás Aquino y Mercado cuenta, en 1650, que, en el año de 1500 se apareció milagrosamente en el cerro la imagen de la Virgen, que por ella se llamó de Nuestra Señora de la Cabeza. Cuenta Aquino que la Virgen dejó de noche la iglesia de Santiago donde la habían dejado cuando la trajeron del mar en procesión.
Sin embargo, hay otra leyenda la más extendida, con más florituras, que se ha ido adornando con recursos literarios a lo largo de los siglos, y que cuenta que:
Una nave que venía de levante y portaba la talla de la Virgen de Nuestra Señora de la Cabeza, sufrió los avatares de una tormenta tan fuerte que era capaz de quebrar los árboles. Los marineros asustados se hincaron de rodillas y pidieron a la Virgen que los salvara, a cambio, ellos le prometieron que “donde quiera que la tormenta parase sacarían esta Imagen a tierra y allí le fabricarían una ermita”.
La nave llegó a salvo a la costa motrileña, supuestamente hasta la Playa de las Azucenas. Los marineros, tras pasar la tormenta y, cumpliendo lo prometido saltaron a tierra y se acercaron hasta la Villa de Motril. Allí dieron cuenta de lo sucedido a las autoridades eclesiásticas. Los marineros junto con las gentes de la Villa sacaron la imagen y la llevaron en procesión hasta un sitio alto que tiene Motril, desde donde se ve el mar y su vega. Allí le erigieron la ermita y le pusieron el nombre de Nuestra Señora de la Cabeza, porque el sitio parece la cabeza de la población.
Al parecer en el siglo XIX el archivero de Motril, Antonio Ramón Micas, cuenta a Pascual Madoz que el origen de la Virgen de la Cabeza de Motril se remonta a que “unos marinos portugueses que por el año de 1.510, sustrajeron de Corinto la santa imagen y que navegando hacia su país, sufrieron tan recia tempestad que al cabo de 6 días de naufragio aportaron salvos a Motril, y edificaron a la Virgen en este paraje su primitiva ermita”.
La ermita de la Virgen de la Cabeza de Motril, se sitúa coronando el Cerro de la Virgen. A sus pies se encuentra el Parque de los Pueblos de América. El primer templo se construyó entorno a 1519. Era de sencilla construcción, y sus dimensiones aproximadas eran de unos 10 metros de largo por 4 de ancho. Constaba de una sola nave cubierta con armadura de madera, tenía la capilla mayor de bóveda, y anexos a la ermita se encontraban otra pequeña capilla y la casa del ermitaño. En el siglo XVII la ermita se convirtió en convento de Franciscanos, y en 1631 se comenzó a levantar un nuevo templo para albergar la imagen de la Virgen de la Cabeza. Estas obras duraron hasta 1641 y su estructura es casi la misma que podemos contemplar hoy en día.
El templo se dispone en planta de cruz latina, con nave central cubierta por una bóveda de medio cañón, reforzada en sus tramos por arcos fajones. Cuenta con una cúpula sustentada sobre pechinas, que corona el altar mayor, y detrás el camarín realizado en el siglo XVIII. La ermita de la Virgen de la Cabeza se reconstruyó tras la Guerra Civil. Se ha convertido en uno de los atractivos turísticos y por tanto, visita obligada cuando estés por Motril.
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